Hubo un tiempo en que todos se hacían la pregunta, llevo un blog, o no ? Incluso salió este video To blog or not to blog.
Era el tiempo en que se hablaba de sacar la voz propia al aire. La gente se tomaba el territorio de los medios. Fue el auge de los blogs.
Luego vendrían Facebook y Twitter; y muchos más. La gente, en buena medida, dejó los blogs.
Pero igual siguen. Yo sigo con mi blog.
Hoy se habla de una web superficial, de los 140 caracteres. Y los blogs son de más profundidad, requieren y buscan más hondura tanto en los intereses del que lee, como del que escribe.
Una amiga, Paula Christensen, asiste a un encuentro mundial de la tribu del turismo aventura, encuentro llamado Adventure Travel World Summit. Esto en Anchorage, Alaska.
Asisten dueños de Lodges, operadores turísticos, agencias de viajes, etc. Pero lo que me llama la atención, pues la Paula los nombra, son los blogueros.
Y quienes son estos, le pregunto. Son personas, de cierta edad en general, que han optado por dedicarse, en buena medida, a viajar, recorrer estos destinos con este acento en la aventura, y reportear, postear de ellos en sus blogs.
Y la verdad, se han instalado ahí y montado un negocio. Varios de ellos se han hecho famosos, en el sentido que escriben columnas para medios tradicionales, dan charlas y escriben.
Le pedí a Paula links de estos blogueros y me mandó tres: Everett Potter, Gary Arndt y Don Mankin.
Me fui a verlos y encontré un denso bosque de material en cada uno de sus blogs, que son verdaderos sitios web en permanente incorporación de nuevo material.
Hablan de viajes, de destinos, de hoteles, del trabajo de los conserjes, de inauguración de museos. Hablan de todo lo que se les ocurre y pasa por el foco de su atención en sus permanentes y perpetuos viajes, Porque se lo pasan en eso, viajando. Uno de ellos cuenta cuando se decidió, vendió su casa y partió. Y lleva 9 años sin parar.
Me pareció increíble. Una actividad para muchos, que porque les gusta, les apasiona más bien, optan por esta vida nómada, total, de aventura perpetua.
Pienso en otros rubros donde este tipo de personajes y oficio pudieran arrancar. Y de seguro ya hay más de alguno haciéndolo. Son giros completamente nuevos y apasionantes, pienso.
Notas:
No es por nada, pero entre los servicios que ofrezco, está el de Blogger-coaching, para asistir a personas que quieran hacer sus blogs con fines identitarios o comerciales.
Aquí comparto mis impresiones y reflexiones sobre temas relacionados con el coaching profesional, que es mi actividad principal, libros que leo y otras menudencias, como una forma de compartir y propagar la conversación que estos temas generan
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miércoles, octubre 19, 2016
lunes, octubre 10, 2016
Libro Filosofía del Budismo Zen de Byung-Chul Han
Debo reconocer que en la primera lectura de este libro fue poco lo que entendí. Fue a partir de la segunda y en la tercera, donde termino de apreciarlo en toda su magnitud. Gran libro, No es fácil de leer, pero lo considero una joya.
Chul Han hace contrapuntos entre la mirada de distintos filósofos de nuestro occidente con el Budismo Zen, una concepción tan radicalmente distinta a todo lo nuestro, que no dejó de sorprenderme su radicalidad.
Cultivan el vacío radical. Un estado que se logra a través de anular todo apetito y deseo, anulación completa del yo y de la apropiación en cualquier forma. Esta anulación de la interioridad, genera una total acogida a todo y a todos, lo que redunda en una afabilidad total.
En contraste, en el occidente lo que prima es la substancia, el ser, lo interior, el yo. Este sujeto que habita en el centro del ser, quiere ser, quiere aparecer o su desarrollo busca su despliegue.
Buscamos nuestra esencia de manera que esta florezca y se desarrolle, creando un mundo alineado con la perspectiva que ese ser le confiere al mundo.
La esencia de este ser, se refleja en sus apetitos, en sus aspiraciones, en lo que quiere lograr. Va tras algo que procede de un impulso interno, movido por ese apetito, hambre, al final de cuentas, de ser.
Disfruté un concepto que salí a chequearlo, preguntándole a varias personas, "cual es la esencia de un anillo como este, mi anillo de compromiso ?".
Recibí múltiples respuestas, de la más diversa índole. La que empató completamente con el planteo Zen fue mi hija, que me dijo que la esencia del anillo es el espacio vacío que deja al centro, donde irá el dedo.
Bravo, esa es la respuesta correcta, desde el punto de vista oriental. Alguno me dijo que la esencia del anillo es su símbolo de un compromiso y fidelidad de una pareja. Esa esencia está en la mente del observador y no en el anillo mismo.
De ahí pasamos a un jarrón, con la pregunta por su esencia. Y los que ya habían escuchado la conclusión del anillo, empezaron a hablar del espacio vacío que conforma el jarrón. En ese espacio vacío, puede contenerse agua, vino, muchas cosas.
El espacio vacío acoge y retiene, demora dicen ellos, agua por ejemplo, cuyo don, cuyo regalo, es la posibilidad de beberla, cuando yo quiera.
Qué es antes, el vacío o el jarrón ? El vacío, dirán los Zen. Y qué pasa cuando el jarrón se rompe ? En vacío sigue ahí. Así es la muerte. El alma es como ese vacío del interior del jarrón, que cuando muere o se corrompe su contenedor, el alma, al igual que el vacío, vuelve a ser parte, como siempre lo fue, de hecho, del todo.
Me gustó mucho esta metáfora o concepción.
Empecé a mirar las casas o departamentos (vivo en uno), como el espacio vacío que permite que los humanos nos congreguemos. Las casas son espacios vacíos configurados por la construcción, donde habitamos, laboramos, descansamos.
El Budismo Zen cultiva en las personas el ser vacío, sin interior, sin yo, sin apetito, sin deseos, sin aspiraciones. Viven conectados con lo cotidiano, sin buscar nunca nada trascendente, nada mas allá de lo que está ante nuestros ojos, en el presente, sin más.
Y cómo se está ahí ? Bien, parece. Son buenos para acoger a parientes y no parientes. Son buenos para reírse de buena gana. Algo tiene esto de atractivo, pero es tan radicalmente distinto a toda nuestra constitución y cableado, que nos queda lejos, pienso.
Me quedé pensando en la meditación, Una forma es la de irse al yo y regocijarse en él y otra es irse al vacío del no yo .. Cómo será eso ?
Chul Han hace contrapuntos entre la mirada de distintos filósofos de nuestro occidente con el Budismo Zen, una concepción tan radicalmente distinta a todo lo nuestro, que no dejó de sorprenderme su radicalidad.
Cultivan el vacío radical. Un estado que se logra a través de anular todo apetito y deseo, anulación completa del yo y de la apropiación en cualquier forma. Esta anulación de la interioridad, genera una total acogida a todo y a todos, lo que redunda en una afabilidad total.
En contraste, en el occidente lo que prima es la substancia, el ser, lo interior, el yo. Este sujeto que habita en el centro del ser, quiere ser, quiere aparecer o su desarrollo busca su despliegue.
Buscamos nuestra esencia de manera que esta florezca y se desarrolle, creando un mundo alineado con la perspectiva que ese ser le confiere al mundo.
La esencia de este ser, se refleja en sus apetitos, en sus aspiraciones, en lo que quiere lograr. Va tras algo que procede de un impulso interno, movido por ese apetito, hambre, al final de cuentas, de ser.
Disfruté un concepto que salí a chequearlo, preguntándole a varias personas, "cual es la esencia de un anillo como este, mi anillo de compromiso ?".
Recibí múltiples respuestas, de la más diversa índole. La que empató completamente con el planteo Zen fue mi hija, que me dijo que la esencia del anillo es el espacio vacío que deja al centro, donde irá el dedo.
Bravo, esa es la respuesta correcta, desde el punto de vista oriental. Alguno me dijo que la esencia del anillo es su símbolo de un compromiso y fidelidad de una pareja. Esa esencia está en la mente del observador y no en el anillo mismo.
De ahí pasamos a un jarrón, con la pregunta por su esencia. Y los que ya habían escuchado la conclusión del anillo, empezaron a hablar del espacio vacío que conforma el jarrón. En ese espacio vacío, puede contenerse agua, vino, muchas cosas.
El espacio vacío acoge y retiene, demora dicen ellos, agua por ejemplo, cuyo don, cuyo regalo, es la posibilidad de beberla, cuando yo quiera.
Qué es antes, el vacío o el jarrón ? El vacío, dirán los Zen. Y qué pasa cuando el jarrón se rompe ? En vacío sigue ahí. Así es la muerte. El alma es como ese vacío del interior del jarrón, que cuando muere o se corrompe su contenedor, el alma, al igual que el vacío, vuelve a ser parte, como siempre lo fue, de hecho, del todo.
Me gustó mucho esta metáfora o concepción.
Empecé a mirar las casas o departamentos (vivo en uno), como el espacio vacío que permite que los humanos nos congreguemos. Las casas son espacios vacíos configurados por la construcción, donde habitamos, laboramos, descansamos.
El Budismo Zen cultiva en las personas el ser vacío, sin interior, sin yo, sin apetito, sin deseos, sin aspiraciones. Viven conectados con lo cotidiano, sin buscar nunca nada trascendente, nada mas allá de lo que está ante nuestros ojos, en el presente, sin más.
Y cómo se está ahí ? Bien, parece. Son buenos para acoger a parientes y no parientes. Son buenos para reírse de buena gana. Algo tiene esto de atractivo, pero es tan radicalmente distinto a toda nuestra constitución y cableado, que nos queda lejos, pienso.
Me quedé pensando en la meditación, Una forma es la de irse al yo y regocijarse en él y otra es irse al vacío del no yo .. Cómo será eso ?
jueves, octubre 06, 2016
Margarita Beas, Artesana de la lana y empresaria
Para que escriba este posteo de la artesana Margarita Beas, concurren dos cosas.
Una, fueron unos talleres que hice a artesanas de la lana, en la zona de San Fernando hasta Marchihue, donde la conocí y me llevé una buena impresión de ella.
Segundo, el curso del MIT que sigo, con Otto Scharmer, donde me pide que practique la escucha e indagación profunda, en lo que llaman los "empathy walk". Aproveché de indagar más de esta mujer.
Los primeros años de vida de la Margarita, se me quedaron pegados en la retina. Su padre, con su madre enferma y hospitalizada, cuatro hijos y una situación económica estrecha, decide, siendo ella muy chica, pasársela a otra familia para que se la criaran.
Pasa por una primera pareja que no lo hace bien y el padre se la pasa a otra pareja; que le pone una condición: sin devuelta.
Su madre, cuando se sana, intenta recuperarla, sin éxito. Así que al final de cuentas se cría con esta pareja de viejitos, como los llama ella, que la cuidaron bien y la quisieron mucho.
Ocurre, que en la vecindad del 11 de septiembre del 73, a sus 12 años, entra en relación con un hombre de 33 años, que la deja embarazada. Jorge, que se llama, la pide en matrimonio y se casan cuando ella tenía trece años. Esto, días después del golpe militar. Por esa misma razón solo alcanza a estudiar hasta sexta preparatoria.
Tienen los tres primeros hijos uno detrás del otro y más tarde completaran la familia de cinco hijos que tienen. Me cuenta Margarita, que en los primeros años, se encierran mucho en si mismos, para eludir las habladurías, seguro por su poca edad.
La cosa es que el matrimonio les funcionó y hoy viven como una feliz pareja, cosa que me consta porque los visité invitados con mi mujer, a un día de campo y almuerzo, en su casa en La Estrella. Ahí conocimos a algunos miembros de su familia, su buena casa y su campo.
Margarita tiene hoy 56 años, su marido 77, cinco hijos y 11 nietos. Me formé una muy buena impresión de su marido con quien conversé largamente; un hombre conversador, inteligente, contento, relajado y muy buen trabajador.
Ella, hacendosa, que nos preparó un asado de lechón delicioso. Una mujer fuerte y sencilla a la vez. Artesana de la lana, tejedora, que le encanta la belleza que es capaz de crear. Aparte, cría lo que ahora es un piño de 60 alpacas, de las que se abastece de lana y además las vende a $ 140.000 cada una. Hace un mes, vendió cuatro más.
El gobierno, a través de distintas instituciones como el INIA, INDAP, etc., entrega capacitaciones y beneficios, para que mujeres campesinas como ella, puedan desarrollarse y emprender. Margarita ha estado en un varios cursos y actividades de este tipo. Buena parte de su ascenso económico, se podría decir es por un buen aprovechamiento de estos beneficios.
Pero lo que no deja de llamarme la atención, es que los intentos de organizarlas en grupos, cooperativas o empresas, han fracasado una y otra vez. Por ello pienso, que la tarea que yo realicé con estos grupos de artesanas, que incluyó los servicios de coaching para ayudarlas a generar mejores nexos, confianza y calidad en sus conversaciones, es un frente que debiera acentuarse y es lo que compartíamos conversando el otro día con Marcela Gómez, quien organizó y dirigió mi intervención.
Bueno, Margarita Beas me sorprendió por su fuerza, sus valores, su relación de pareja y la bella familia que tiene y de la que se siente orgullosa de punta a cabo. Varios de sus hijos son profesionales y algunos de ellos prósperos.
Hay que tener en cuenta que su padre era el cuidador del cementerio y Jorge es hijo natural de un dueño de fundo de la región.
Para sacarles el sombrero.
Referencias:
Su sitio en Facebook
Una, fueron unos talleres que hice a artesanas de la lana, en la zona de San Fernando hasta Marchihue, donde la conocí y me llevé una buena impresión de ella.
Segundo, el curso del MIT que sigo, con Otto Scharmer, donde me pide que practique la escucha e indagación profunda, en lo que llaman los "empathy walk". Aproveché de indagar más de esta mujer.
Margarita Beas |
Pasa por una primera pareja que no lo hace bien y el padre se la pasa a otra pareja; que le pone una condición: sin devuelta.
Su madre, cuando se sana, intenta recuperarla, sin éxito. Así que al final de cuentas se cría con esta pareja de viejitos, como los llama ella, que la cuidaron bien y la quisieron mucho.
Ocurre, que en la vecindad del 11 de septiembre del 73, a sus 12 años, entra en relación con un hombre de 33 años, que la deja embarazada. Jorge, que se llama, la pide en matrimonio y se casan cuando ella tenía trece años. Esto, días después del golpe militar. Por esa misma razón solo alcanza a estudiar hasta sexta preparatoria.
Tienen los tres primeros hijos uno detrás del otro y más tarde completaran la familia de cinco hijos que tienen. Me cuenta Margarita, que en los primeros años, se encierran mucho en si mismos, para eludir las habladurías, seguro por su poca edad.
La cosa es que el matrimonio les funcionó y hoy viven como una feliz pareja, cosa que me consta porque los visité invitados con mi mujer, a un día de campo y almuerzo, en su casa en La Estrella. Ahí conocimos a algunos miembros de su familia, su buena casa y su campo.
Margarita tiene hoy 56 años, su marido 77, cinco hijos y 11 nietos. Me formé una muy buena impresión de su marido con quien conversé largamente; un hombre conversador, inteligente, contento, relajado y muy buen trabajador.
Ella, hacendosa, que nos preparó un asado de lechón delicioso. Una mujer fuerte y sencilla a la vez. Artesana de la lana, tejedora, que le encanta la belleza que es capaz de crear. Aparte, cría lo que ahora es un piño de 60 alpacas, de las que se abastece de lana y además las vende a $ 140.000 cada una. Hace un mes, vendió cuatro más.
Margarita en el telar |
Pero lo que no deja de llamarme la atención, es que los intentos de organizarlas en grupos, cooperativas o empresas, han fracasado una y otra vez. Por ello pienso, que la tarea que yo realicé con estos grupos de artesanas, que incluyó los servicios de coaching para ayudarlas a generar mejores nexos, confianza y calidad en sus conversaciones, es un frente que debiera acentuarse y es lo que compartíamos conversando el otro día con Marcela Gómez, quien organizó y dirigió mi intervención.
Bueno, Margarita Beas me sorprendió por su fuerza, sus valores, su relación de pareja y la bella familia que tiene y de la que se siente orgullosa de punta a cabo. Varios de sus hijos son profesionales y algunos de ellos prósperos.
Hay que tener en cuenta que su padre era el cuidador del cementerio y Jorge es hijo natural de un dueño de fundo de la región.
Para sacarles el sombrero.
Referencias:
Su sitio en Facebook