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domingo, febrero 23, 2020

Diseñando el futuro que viene

La idea aquí es imaginar cómo nuestro mundo, nuestra manera de ver el mundo, debiera cambiar, según mi punto de vista.

Lo primero y más importante es elevar la posición de la persona, del humano, en el escalafón de nuestras cosas valoradas, de nuestros valores.
Eso significa que ya no serán los números lo más importante, ni los productos o las cosas. Serán las personas.

Si yo quiero formarme un juicio de una empresa, no iré primero a ver sus balances, o el prestigio de sus productos o marca. Sino las personas que la gobiernan, quienes son, de que forma están comprometidas con lo que hacen y por qué lo hacen.

Eso significa valorar el alma, el espíritu, que impulsa el quehacer de cualquier proyecto empresarial.

Para que el mundo empresarial esté alineado y valorado como dije, la educación deberá cambiar completamente y orientarse a descubrir en cada alumno, en cada persona, cual es su pasión, o más bien cual es "su elemento", en la concepción de Ken Robinson.
Habiendo encontrado su elemento, el trabajo del proceso educativo, será desarrollarlo, cultivarlo.

Eso significa que cuando esté contratando personal para mi empresa, lo primero que estaré mirando es si el quehacer de mi empresa, se alinea con la pasión, con el elemento, de ese candidato que tengo al frente.

En nuestro desarrollo como personas abandonaremos completamente el acumular datos, información, la cual ya está siembre en la punta de nuestros dedos, a través de las búsquedas por Google, Youtube, etc, en nuestros celulares.
El foco se pondrá en desarrollar habilidades blandas, relacionales, de flexibilidad, para estar preparados para hacer virajes bruscos en nuestras vidas, en lo profesional, por lo cambiante que será todo. Habilidades reflexivas, conversacionales, de expresión, y desarrollo del espíritu y la conciencia.

El individualismo como hoy lo vivimos migrará a algo que comprenda que el bienestar colectivo es esencial para nuestro propio bienestar.

Y tú qué piensas en esta línea de diseñar el futuro ?

jueves, febrero 13, 2020

Qué veo yo que está pasando con el estallido social

Algo estalló, sin duda. Y eso que estalló puede verse como energía humana que estaba en algún lado acumulando presión.
Y estalló con extrema violencia, aparentemente fuera de control.
Por lo menos, los mecanismos que teníamos diseñados como sociedad para protegernos de estos desbordes, no han sido capaces de copar con ellos.
La situación es altamente inestable.

Qué pasó ? es la pregunta que todos intentan responder.
Si sabemos responder esta pregunta, pensamos, nos permitirá lidiar con ello con eficacia.

Una cosa que veo con claridad es un deterioro moral transversal creciente que hemos venido viviendo desde hace tiempo en Chile.
La institución de la iglesia, guardián histórico de nuestra moralidad, empieza a mostrar su propia inmoralidad con los abusos sexuales, que no han sido en pequeña escala. Pero lo peor es lo que lo jerarquía hacía con ellos; los escondía; sin castigar en forma ejemplar a los culpables, e incluso ignorando descaradamente a los afectados.
Por eso, en esta crisis, es tal su falta de autoridad en su histórico reino de la moral, que han guardado total y completo silencio.

Después viene el mundo empresarial, con sus delitos gravísimos y una justicia, que casi siempre los salva, o incluso la pena que les da es ir a clases de ética.
Ello en contraste con el trato de esa misma justicia, a un ladrón de gallinas, o a un pirata de CDs; cárcel.

Los políticos, esa clase social a esta altura, que cuida con garras y dientes, sus privilegios y conquistas, financiada por estos mismos empresarios muchas veces inmorales, para que hagan leyes a su pinta y conveniencia, ya claramente demostrado y al final sin discriminación de sector político.

Y sigue con los robos en el ejército, carabineros, el fútbol (quien iba a pensarlo; alguna vez pensé que era lo único que iba quedando incólume), en definitiva cualquier persona con poder burocrático.

Se fue acumulando rabia, ira, furia. Hasta que un día, algo encendió la mecha. Un ataque concertado a demasiadas estaciones del Metro, hizo reventar el dique de la furia.
Tenemos una fuerza, mal preparada, con inteligencia, al parecer inexistente. Qué lo ha hecho tan mal, que las posibilidades de maniobrar son .. Los he venido viendo como espantapájaros, de esos que se supone espanten, que no lo están haciendo, nada; o casi nada.
Y para más remate, un presidente, que si se pusieran las leyes que necesitamos anti todas las cosas que han pasado, debiera ir preso. Es un bandido más.
Estamos en una especie de tormenta perfecta.

Estamos en un momento de relativa, sí, relativa calma; gracias al verano y a un pacto encaminado a crear una nueva Constitución, si es que en referéndum en abril se aprueba.

Pienso que lo que veníamos siendo, ya no podrá seguir siendo. “El modelo” tendrá que cambiar.
Pero no tenemos el modelo que queremos, claramente.
El desafío más grande que tenemos por delante es de diseñar, inventar, un nuevo modelo. Ello incluye, en forma parcial, a la nueva Constitución.
Harari diría que necesitamos un nuevo relato.

Lo hemos hecho muy bien en el plano material. Hemos inventando cuanta cosa, que nos han hecho la vida mucho más sencilla, siendo quizás un aspecto pendiente el hacerla accesible para todo el mundo. Hemos descuidado claramente el reparto o la distribución equitativa.

Donde no lo hemos hecho nada de bien, es en el plano de la interioridad. Nuestros aspectos éticos y morales, especialmente en las capas superiores y porque no pensar que todo a través, se han deteriorado enormemente y explican quizás esta crisis.
Un amigo me decía que hacía falta una nueva utopía, una nueva religión o revivir alguna, o muchas, que se nos han ido de las manos. Y yo que ando hablando de niveles de conciencia, en la idea que lo que viene es un salto de conciencia, para lo que no existe una escuela que yo conozca, quizás manoteos por aquí y manoteos por allá. Y quizás un buen terremoto que nos saque o nos remezca suficiente, hará emerger esa nueva conciencia. O quizás es algo que traen los jóvenes, pero como son .. no han sabido articularla y plasmarla en, como decía, algún nuevo relato.

Yo soy de los que piensa que tenemos que ir hacia adelante y no buscar soluciones pasadas que ya demostraron ser inadecuadas para el momento presente. Dieron lo que podían dar o no dieron mucho, que ya fueron. Nos toca inventar algo nuevo, que muchas veces he pensado es un capitalismo re acondicionado, humanizado, o quién sabe qué.

Nosotros tenemos dos tsunamis en este momento pasando, aparte del estallido social, como lo hemos llamado. Una es la crisis climática, que nos tuvo mirando con atención a la Greta Thunberg y otra, la revolución tecnológica del Big Data y la Inteligencia Artificial.
Este mundo tecnológico trajo la Internet, un medio casi completamente libre, por lo menos por estos lados del mundo. Y su mundo de grandes imperios, con sus plataformas gratuitas, lechando y haciendo negocio con los datos de nuestros comportamientos.
Y el mundo libre del open source, que es toda una revolución colaborativa, de la no propiedad intelectual y el compartir, que sufrió sus primeras confrontaciones entre Napster y las discográficas. Algunos la llaman la cultura hacker.

De alguna parte va a saltar la liebre, de lo nuevo que viene, porque a mi, a nosotros, parece no nos está dando el ancho, de la creatividad.
Lo único que sé es que inventar el futuro es un trabajo colaborativo y quizás por eso le tengo tanta fe a los grupos que logran crear espacios de confianza y apertura para conversar.
Por eso, de momento, el periscopio bien alto, atentos, para que no se nos vaya a pasar la micro, que muy posiblemente venga de los jóvenes o de las mujeres.

Y todo esto pasando cuando la ciencia y el espíritu se han tropezado en los experimentos de la física cuántica, en que la conciencia está distorsionando los resultados.