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miércoles, mayo 22, 2024

Libro Curar el trauma de Peter Levine

Peter Levine es un terapeuta norteamericano, nacido el año 1942, con títulos en psicología y biofísico médico. Especialista en trauma y estrés postraumático.

Cuando enfrentamos situaciones abrumadoras, como accidentes, guerras, violaciones, e incluso siendo niños, situaciones mucho más inofensivas en apariencia, como pequeños accidentes, exámenes médicos, nuestro cerebro reptiliano dispone de recursos poderosos para enfrentarlos.
Uno es el confrontar la situación amenazante, otra es salir disparado en la huida y la tercera, congelarnos, quedar como muertos.
En cada una de estas reacciones se moviliza una gran cantidad de energía.

La parálisis o congelamiento es la situación que le sucede a la gacela que es tumbada por un leopardo que la perseguía a toda carrera. No es algo que la gacela controle; queda tirada como muerta.
El leopardo que caza animales vivos, al verlo muerto podría confundirse, distraerse un segundo y sería la ocasión para que la gacela dispare una reacción de gran descarga de energía, que le permita salir disparada arrancando.
Si esto no ocurre y el leopardo procede a desgarrarlo, la gacela producto de su reacción de parálisis y anestesia, no sentirá nada. Fantástico; muere sin sufrimiento.

Si logra escapar, al hacerlo libera toda la energía que se había almacenado en el congelamiento. Cinco minutos más tarde podrá estar comiendo pasto junto a los suyos, en total tranquilidad.
Nosotros los humanos no somos muy distintos a los animales. También nos congelamos frente a situaciones traumáticas y muchas veces nos ocurre que no logramos después descargar toda esa energía contenida en la contractura de la parálisis. Ese es el trauma. Y puede tener consecuencias gravitantes en nuestra vida.

La primera cosa que hay que saber es que estamos a nivel de cerebro reptiliano, que es lo más básico con que contamos; es instintivo. Luego viene el cerebro límbico de los mamíferos, donde se procesan las emociones. Y en tercer lugar está el neocórtex, que es el cerebro racional, cognitivo.
El trabajo con el trauma ha de ser con el cerebro reptiliano. Por eso el foco estará en la “sensación sentida” en el cuerpo, sin análisis ni interpretaciones.
La idea es movilizar esa energía congelada, para que pueda ser descargada.

Este libro de Peter Levine nos ilustra sobre los enormes perjuicios que los traumas pueden generar en nuestras vidas personales, como colectivas.
Saber de traumas se torna indispensable para los profesionales de la salud psíquica.
Venimos haciendo cosas equivocadas solo por no estar enterados de toda esta nueva información que está emergiendo en torno a este tema del trauma.
Las catarsis y los análisis psicoanalíticos, pueden empeorar las cosas.
El trabajo de sanación de traumas es delicado, sutil y puede redundar en transformaciones significativas de crecimiento personal.

Estos libros los compra mi hija Andrea, que es psicóloga y vive en Puerto Varas. Hace que lleguen a mi casa, de manera que yo los lea primero, postee sobre ellos y después le llegan a ella. Le agradezco por ello.

viernes, mayo 17, 2024

Libro Perplejidades de fin de siglo de Mario Benedetti

Mario Benedetti fue un prolífico escritor uruguayo, con más de 80 obras, que murió el año 2009, a sus 88 años.
Lo conocía como excelente poeta y en este libro lo veo como analista de política internacional, con mirada de izquierdas.

Claramente tiene un lenguaje florido, fecundo, ágil, chispeante. La ironía abunda; el humor también.

Antes del muro de Berlín vivíamos trenzados en la guerra fría, entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Cae el muro de Berlín, el año 1989 y a continuación se desploma la Unión Soviética.
Fin de la historia dirá Fukuyama en esos días. Ganó el capitalismo. ¡Aleluya!

Qué aleluya y qué ocho cuartos, dirá Mario Benedetti. El capitalismo también ha fracasado, pero tiene mejor prensa.
Los ricos se hacen más ricos y los pobres siguen igual de pobres o empeoran, dice.
El capitalismo no es propicio a la solidaridad.
Incluso los muros contenedores del flujo de gente de países pobres a ricos aumentan.
Lo otro que nutre el capitalismo, es el sobre consumo, la idolatría del dinero y la corrupción.

Estados Unidos, el ganador, el campeón, el más poderoso lejos del planeta, es de cuidado.
Su principal negocio es el de las armas, por lo cual desatar guerras es una motivación principal de ellos, dice Mario Benedetti.

Guárdate de que se les ocurra venir a liberarte de alguien o algo.
La liberación de Panamá, del narcotraficante Noriega, fue una catástrofe para Panamá. Ocurrió el año 1989 y murieron como 2.000 panameños (no se sabe de muertos norteamericanos). Pusieron a un nuevo gobernante para el país, fiel a Estados Unidos.

Una de las causas importantes del guardián Estados Unidos, es el tráfico de drogas.
¿Sabes cuál es el país que más drogas consume en el mundo ? Si, Estados Unidos, con del orden del 80% del consumo mundial.
Mario Benedetti desliza qué la invasión de Panamá, más parecía una guerra entre narcos (Bush y Noriega).

América Latina debiera dejar de buscar ayudas en Estados Unidos y Europa. Debiera buscar salir adelante sola. Incluso creando buenas alianzas internas y mercados fluidos. Pero pucha que nos cuesta.

Divertida es la reflexión que hace Benedetti de lo que pasa con los partidos de izquierda después del desplome de la Univisión Soviética y la ventilación de todos los crímenes que en los países aliados de ese lado sucedieron. Están todos desplazándose a la derecha y vistiéndose de buenas afinidades capitalistas.
No está fácil la cosa para los ideólogos de esos partidos.

Bueno, un libro que a mi me educó mucho en temas políticos, de manos de una pluma amena, irónica de a ratos y con chispazos de buen humor

lunes, mayo 06, 2024

Libro La mirada del sentido de Dario Ergas

Dario Ergas reflexiona en este libro acerca del sentido de la vida. Para qué es todo esto.
Concluye que la eternidad ha querido representarse para verse y conocerse.

La eternidad estalla y aparecen las rocas y la energía infinita.
La evolución comienza, se forman las galaxias, los soles y los planetas.
Y de repente, así de la nada, aparece la vida. ¿Por qué ? ¿para qué ?

La vida evoluciona impulsada por una intención. Se va complejizando más y más. Lo que más me sorprende es cuando aparece el ojo, que le permite, al organismo vivo, ver lo que hay más allá. El ojo es una extensión del cerebro y la complejidad necesaria para que el ver se materialice es una cumbre de la evolución, a mi parecer.
Y de repente salta la chispa de la conciencia. Nuevamente ¿por qué? Y aparece el ser humano.

Claro, Dario Ergas dice que el sentido del ser humano y su conciencia es, en su interior, producir representaciones que luego por medio de su acción las hace aparecer en el mundo material. ¿Para qué ? Para su comodidad, disfrute y deleite.
Por ejemplo, el Nacimiento de Venus de Botticelli, o la novena sinfonía de Beethoven. Son obras que nos conectan con la eternidad.

Estamos en una época muy especial. Una época que llama de la desilusión, pues todas las utopías que habíamos elaborado, todos nuestros sueños han fracasado, se han ido a las pailas.
La razón, nuestro principal instrumento de manipulación de la realidad, la razón, está ad portas de declararse también fracasada, pues sus productos son un desastre. El desequilibrio en el reparto, la injusticia, la crisis ecológica generalizada, con cambio climático incluido.
Estamos en una mega crisis.

Hemos estado volcados hacia el mundo exterior. Hemos hecho buenas cosas, cosas impresionantes. Hemos llegado a la luna, hemos hecho celulares qué nos tienen a todos planetariamente conectados. Las guerras actuales las pelean niños expertos en video juegos, pues manipulan drones asesinos como el mejor. Es de locos.
Necesitamos volcarnos hacia nuestra interioridad. Explorar ese territorio. La verdad, no lo conocemos.

Ahí adentro hay un yo, que lleva el control de todo lo que hacemos. Pareciera.
En ese interior se originan las representaciones de todo lo que después aparecerá en el mundo material producto de la acción humana.
No hay nada que veamos, hecho por el hombre, que no haya estado antes en la mente de su creador. Y esa parte se nos olvida.

El yo dice Dario Ergas, es una creación de la mente, es una representación más de la conciencia.
Pero hay otra parte en la conciencia, que en general confundimos con el yo, que es el núcleo de la conciencia, el observador, de donde todo emana.
Es en los sueños donde más claramente vemos que nos vemos actuando desde algo que mira, ese núcleo de conciencia.

Si pongo atención al hecho de estar vivo, percibo una energía, que es la que me sostiene vivo. Es esa energía la que le da vida al cuerpo y no al revés.
Ese núcleo de conciencia pletórico de energía, tiene un mandato, una dirección de una hacer en el mundo, a través de mi acción. Dar con ese sentido es materia central de nuestra vida.
El problema es que el instrumento para su realización, que es el yo, que suele estar distraído persiguiendo deseos placenteros o ensueños, los que confunde con el sentido.

Cuando estamos en el sentido mismo de nuestra vida, el núcleo de conciencia se fortalece. Cuando seguimos deseos y ensueños, el núcleo de conciencia, se degrada.

Ese sentido trascendente que llevamos en la pepa del alma, debe realizarse con otros. No sirve, hacerlo solo, debemos incluir a los demás.
Cuando todos y cada uno de los seres humanos puedan realizar su sentido, estará completada la tarea humana.

En resumen, el reason why de la vida es buscar el sentido y ejecutarlo. Para ello debemos hacer un golpe de timón fuerte y dejar de estar enfocados en el mundo exterior y volcarnos hacia nuestra interioridad.
Alcanzar la conciencia de sí, sentir cómo las acciones que realizamos afectan a nuestro núcleo de conciencia y articularnos con otros respetando sus propios sentidos. La conciencia de sí, nos permite desmantelar todos nuestros frentes de acción vanos o fatuos.
Otro excelente aporte a la reflexión de Dario Ergas.

jueves, mayo 02, 2024

Libro La unidad en la acción de Dario Ergas

Cómo sé que algo es bueno o malo ? Cómo sé que una conducta, una acción es buena o mala ?
Porque respeta la ley vigente, porque está hecha de acuerdo a las prácticas correctas de la cultura en que estoy inserto, porque es lo que dictamina la religión que nos rige.
No, una acción es buena si fortalece “la unidad” interna. Y es mala, si la corrompe.
Por estos lados andará este libro de Dario Ergas.

El foco de la mirada de Dario Ergas es la interioridad del ser humano. En esa interioridad, en un espacio que llama de representación, se diseñan, se representan, todas las cosas que después haremos en el mundo exterior.
No hay nada que veas en el mundo externo, que no haya sido antes representado en el interior de alguna persona.
Y una de esas representaciones es el Yo.

El Yo está situado en el borde hacia el exterior de mi persona. Desde ahí proyecta sus ensueños, que busca realizar en el mundo externo, hacia donde está volcado y en la medida que materializa esos ensueños siente que está realizando el sentido de su vida.
La felicidad que siente cuando logra materializar ese ensueño, le dura poco. Por eso debe con cierta premura buscar un nuevo ensueño al cual abocarse.
Pero está equivocado, por ahí no va el sentido de la vida. Por eso estamos tan perdidos en esta época de la historia, materialista, consumista, volcada hacia el exterior, y en la cual hemos perdido la sensación profunda del sentido de la vida.

Dario Ergas llama “unidad” a algo que yo tiendo a llamar “núcleo de conciencia”.
En su propuesta hace falta que desarrollemos la capacidad de mirar hacia el interior nuestro y ser capaces de distinguir el Yo del “núcleo de conciencia” o unidad. Normalmente están confundidos como si fueran una y la misma cosa.
Pero no lo son. Y son muy diferentes.
Una acción es buena cuando logro detectar, percibir, sentir que ese núcleo con esa acción, se ha fortalecido. Y es mala si ese núcleo de conciencia o unidad, se ha degradado, reducido o corrompido.
Una acción es buena o mala según la experiencia interior que tengamos, al mismo tiempo que la vamos haciendo o ejecutando. Lo sabemos altiro.

Pero necesitamos desarrollar ese apercibimiento, esa percatación de lo que pasa en nuestra interioridad. Necesitamos por lo tanto cultivar la mirada interna. Algo muy poco presente en nuestra cultura.

Vivimos en un entorno donde la política se trata de conquistar el poder. Esa conquista es una lucha, es una batalla, donde la violencia en sus distintas formas reina.
De hecho entendemos que la forma regular de resolver los conflictos es por medio de la violencia.
Las leyes, son una forma institucionalizada de aplicar violencia a quienes no acatan las reglas que el poder vencedor ha establecido.
Las leyes aplican la venganza, por las infracciones cometidas; un castigo.

Silo
Ahora, cuando el núcleo de conciencia interno detecta una acción buena, lo que ello genera es más libertad en quien la ejecuta y más libertad en a quien se la ejecuta.
Luego, mi cultivo y fortalecimiento de mi núcleo interno de conciencia, va aparejada con el desarrollo de la libertad de los otros.
Osea, mi desarrollo está íntimamente ligado al desarrollo de los demás.
Dario Ergas dice que no podemos cultivar nuestra unidad o núcleo de conciencia interna, solos.

Vivimos en una época de colapso generalizado; es el desplome de una era. Y no solo en occidente, sino en todas las culturas y civilizaciones planetarias.
No hay autoridad que valga, no hay ideología que seduzca, no hay institución que no esté craquelada.
La inmigración abunda, estamos llenos de inmigrantes, lo que se ha visto acompañado por una baja significativa de la seguridad ciudadana.
Hasta la empresa está estancada.

Es justo el momento de la emergencia de una nueva cultura, de una nueva civilización.
Esta debe estar desplegada a nivel planetario y debe centrarse en el ser humano, enfocado en fortalecer, desarrollar, en todos y cada uno su libertad y expansión.
Debe asentarse en lo que cada cultura tiene en común y ser capaz de convivir con la diversidad.
Qué tal ?

No me queda más que felicitar y agradecer a Dario Ergas por este gran aporte, que dice fue un traspaso directo de las enseñanzas de Silo, un tal Mario Rodríguez Cobos, que murió el 2010.