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domingo, octubre 20, 2024

Libro Ikigai de Héctor García y Francesc Miralles

Este libro de Héctor García, un computín enamorado de Japón (kirainet.com) y Francesc Miralles, un periodista y psicólogo, enamorado de la Logoterapia, se conocen un día en Japón, se hacen amigos y viajan juntos a Ogimi en Okinawa, una isla al sur del Japón, donde vive la población más longeva del mundo. 

La Logoterapia de Viktor Frankl pesquisa lo que hace que puedas sobrevivir a un campo de concentración nazi, que tiene que ver con tener una buena razón para seguir viviendo, como volver a escribir el libro cuyo borrador los alemanes le destruyeron al capturarlo y mandarlo a Auschwitz.
Tu razón de existir, eso por lo que todas las mañanas te levantas con entusiasmo.

Ikigai es un término japonés que significa “razón de ser” o “motivo de existir”.
Buscar tu Ikigai consiste en intentar aunar lo que amas, en que además te has ido haciendo bueno, que el mundo necesita y por lo que este está dispuesto a pagarte.
Cuando busco esto en una persona suelo preguntarle ¿qué te apasiona?. No siempre lo saben; la verdad pocas veces. Pues saben cosas que les gusta hacer, pero es personal y no beneficia a nadie, como tomar sol, viajar, comer tal o cual plato o hacer el amor.

Tiene que ser algo que el mundo necesite, algo que aporte valor al mundo.

Bueno, estos dos personajes viajan a Ogimi, donde abundan las personas de más de 100 años y están sumamente activos. Cómo lo hacen, es la pregunta que quieren responder.
Lo primero que se me viene a la mente, es tener una vida relajada, con cero estrés. Ya eso, para muchos, por estas latitudes, es difícil. Me encuentro con gente que se jacta de estar estresados. No saben el perjuicio que aquello les aporta a su longevidad. Estrés, implica sistema inmunológico apagado o restringido. Claro, les brotan enfermedades graves y no entienden porqué, ya que se alimentan sano y hacen deportes.

Una cosa que me llamó la atención de Japón, es que hacen cosas, oficios, tareas diarias, en que como que fluyen al hacerlas. Vi un video de un tipo que escribía en forma vertical, estas letras de ellos, que era un verdadero arte, en una forma que era casi como un rito religioso. Fluir, lo llaman. Están absortos en ello, disfrutando al hacerlo.
Hacen todo en esta forma calma, lenta, absortos, fluyendo. Puede ser trabajar en la hortaliza, lavando la loza en la cocina, poniendo pelos de a uno en pinceles en una fábrica, o dibujando animés.

Bueno, aparte se alimentan sano, verduras que ellos mismos cultivan. Comen de todo, cargado a lo sano, pero además nunca quedan hartos, llenos. Sugieren comer hasta el 80% de quedar listos. Pararse de la mesa con un poco de hambre, sería la receta. Me gusta la idea, pero sospecho que no me será fácil adquirir ese hábito, cuando el comer ciertas cosas anda más bien cerca de ser una adicción.

Otro aspecto clave es hacer ejercicio, on a daily basis, osea todos los días. Sin matarse, suave, por favor. Caminar todos los días o ir al gimnasio, en modo mantención como hago yo; cuatro a cinco veces a la semana es mi receta personal. La suerte mía, tengo un gimnasio al frente.
El cuerpo en movimiento. Incluso si te gusta mucho leer, cada 25 minutos, date una vuelta por 5 minutos o cada 50 minutos, la vuelta que sea de 10 minutos.

Un tema central de la cultura japonesa y su longevidad, es tener buenos amigos a los que visitar ojalá semanalmente.
Reuniones relajadas, cordiales, donde suela haber juegos, bailes o incluso canto en grupo.
Esta dimensión social es clave en Ogimi. Toda persona pertenece a una comunidad, que visita frecuentemente, donde la solidaridad es religión. Incluso se apoyan económicamente unos a otros.
Bien lejos estamos, al menos de estas últimas cosas. Ando pensando en cómo hacer juntas entre parientes Bunster o Betteley.
Tengo varios grupos, que noto vienen guateando hace rato. Estamos todos por estas latitudes tan ocupados.

Un libro que te insta a pensar y seguir pensando en cuál es tu pasión, de algo que el mundo quiera y un libro que todos debieran leer alguna vez en sus vidas.

jueves, octubre 17, 2024

Enriqueciendo el arte humanizándolo

La conversación del coaching navega por aguas diversas, sube y baja, avanza.
Estamos frente a un artista de obras abstractas. Es chileno y vive en Barcelona. Buen alumno del colegio San Ignacio y luego de Arquitectura de la Universidad Católica.
De repente se descorazona con el oficio de los arquitectos y da el salto al Arte.

Fue un terremoto familiar. Prontamente descubre que el arte en Chile se valora poco. Emigra a EEUU, donde se siente mucho más reconocido y de repente buscando nuevos aires, migra a Europa, a Barcelona, donde hoy reside.
La conversación fluye por las ondas digitales del espacio de la plataforma Meet.

Me muestra sus obras por la pantalla. Las observo en su cuenta de Instagram (www.instagram.com/_ignacio_inigo_).
Me superan, no entiendo nada, no sé verlas, no sé valorarlas.
Más tarde surge una idea; adjuntar a las obras un código QR, de manera que el visitante aplique su celular y acceda a un video hecho ad hoc por él, en que habla acerca de la obra que se está observando.
Ignacio, escucha atento, imaginando no sé qué.
Ya conozco a Ignacio y sé que es profundo, agudo en su pensamiento, culto, no es un mero artesano del arte.

Leo en otro lado acerca de la necesidad de enriquecer los productos que se exponen, que se venden, de distintas maneras. Una es contando la historia de sus creadores; otra es mostrando a sus creadores, haciéndolos parte del producto.
Las empresas se enriquecen humanizándolas, contando su historia, mostrando a sus actores, que aparezca el colaborador o empleado, que diga cómo y porqué hace lo que ofrecen.

Se trata de enriquecer la obra haciendo aparecer al autor, al artista, contando un cuento, un relato en relación a la obra.
Ignacio Iñigo pide un break, un espacio para decantar. Nos dejamos de ver por un tiempo y el otro día me manda esto ..

Has clic en la imagen

Neto, perfecto Ignacio, de eso se trata. Y lo encuentro muy bien hecho.
Te felicito y le comparto mi alegría.

miércoles, octubre 16, 2024

Libro Caras de la muerte de Byung-Chul Han

Iba en la segunda pasada del libro y le decía a la Andrea, mi mujer, una y otra vez, leo y no entiendo nada.
Y por qué sigues leyendo ? No lo sé, tengo la esperanza que en algún momento empiece a entender y surja la maravilla. Es lo que me ha pasado siempre con Byung-Chul Han.

La muerte, esa cosa a la que no queremos mirar. Esa cosa que vemos pasarle a otros, pero que eludimos mirar de frente, como algo que no nos pasará a nosotros.
La muerte es como cuando vamos al baño, emerge algo asqueroso, fétido, tiramos la cadena y aquí no ha pasado nada. Agua prístina, bordes blancos e impecables.
Hacemos algo parecido con la muerte; como que nos la pasamos negando. Nos perturba demasiado.

Bueno, vivir así, es la vida nuestra de estos tiempos. Vivimos negando la muerte.
Vivir así, de espaldas a la muerte, nos hace vivir un poco como zombies, anestesiados, medio muertos.
Cuando miramos la muerte de frente, la vida resplandece, brilla, se ilumina.
Y la muerte tiene muchas caras, nos dice Byung-Chul Han.

Nacemos y alguien nos pone un nombre. Ese nombre es previo al yo que brota en nuestra temprana niñez. Ese nombre de pila tiene una cara, tiene rostro y va construyendo una historia.
Pero detrás de ese nombre de pila, detrás de ese rostro y detrás de esa historia, no hay nadie.
Cuando nos morimos emerge el nadie fundamental.

Imagínate muerto, tirado ahí en esa mesa, lívido, inexpresivo. Puede que algo exprese ese rostro fallecido, quieto, vacío.
Es el fin, por eso se habla de que estás finado.
Se acabó. Se acabó la vida. No hay más.
Lo que hiciste, es lo que hiciste. No va más. El ser en que te convertiste, ya fue.
Queda adherido a tu nombre, que ese seguirá; por un tiempo, lo más probable.

Vivir, consciente de que tenemos la muerte por delante, posiblemente nos hará tomar decisiones un poco distintas.
No querremos perder el tiempo, perder la vida en tonterías.
Vivir, conscientes de que tenemos la muerte por delante, nos hará vivir más conscientes de que estamos vivos. Nos conectará más con el momento presente, que es donde la vida de verdad ocurre.
Lo que fue, ya fue, suéltalo, especialmente si te perturba. Y el futuro, que tanto te preocupa quizás, puede que nunca llegue para ti.

Alguien cercano se muere. Vas al velatorio. Llegas caminando hasta que te paras frente al muerto. En ese momento el tiempo, tu tiempo, se detiene.
El lo que le pasó al muerto. Su tiempo se detuvo.
Pero hay algo que nunca para; es la actividad del mundo. Te has fijado que cuando alguien muy cercano se muere, te sorprende que todo siga funcionando igual. Algo profundo esperaba que así como el tiempo se detuvo para el muerto, y también para ti, el mundo también se detuviera al menos una horita, al menos. Pero nada, el tiempo de la actividad del mundo sigue cascando como si nada hubiera pasado. Nada importante.

Este libro es un libro muy denso, muy profundo. Te recomiendo no intentar entenderlo todo, sino más bien observa qué ideas, qué reflexiones, qué fantasías, emergen mientras lees este libro. Y date por satisfecho. Es lo que yo hice.

Tenemos el resultado de los exámenes. Lo que tienes es cáncer. Pam, de un pencazo surge tu muerte en el horizonte. Quizás no te des cuenta de inmediato el impacto que esa noticia produjo en ti. Pienso que es brutal.
Ahora empezarás a vivir consciente de tu muerte. Es posible que empiece una lucha, una pelea contra la enfermedad.
Enfermedad ? Quizás tú mismo empezaste a cocinar tu propia retirada del planeta.
Ya antes me ha tocado personas decirme, me quiero morir. Y yo, como saltando a decirle, no digas eso, que empezarás a fabricarla, tu muerte.

Desconozco lo que es estar con la muerte ad portas, cercana. Cómo será vivir así. Recuerdo a un amigo antes de morir, que quise saber cómo estaba y me dijo, no, dime tú cómo estás. Nunca en su vida había mostrado tanto interés por mi.
Se había puesto muy afectuoso. Parece que así es casi siempre. Son los afectos lo que más nos importa.
¿Por qué no lo hacemos de antes ?

Bueno, un libro duro, difícil, pues te hace mirar la muerte de frente, de cerca, de demasiado cerca a veces. Y no es tan bonita.
Salvo que aprendas a convertirte en nadie, para que cuando llegue la muerte no encuentre sino que a nadie. Esto de matar el ego, puede tener que ver con eso.

domingo, octubre 13, 2024

Encuentro después de 55 años de salidos del Grange

Dos días completamos en esta actividad organizada por nuestro compañero John Scott, hijo del funcionario del colegio John Scott, cuya familia vivió siempre en el mismo colegio, mientras asistimos al colegio.

John Scott
Por eso John fue parte de un grupo de compañeros que como internos, venidos de muchas partes de Chile, vivían en el colegio.
Ahí me enteré que Gerásimo Dionisis, cuyos padres vivían a no muchas cuadras del colegio y Jorge Soto, cuyos padres vivían en un campo en el sur de Chile, eran internos del colegio.

Mi padre fue también interno del colegio, muy conocido de nuestro profesor de francés, monsieur Covos, que por aprecio a él, cuando pasaba lista, a mi me nombraba con el mismo nombre de mi padre, Gabriel, cuando a todos los demás los llamaba por el apellido.
Luis Echavarri, nuestro poeta del curso (aportó una bella poesía de recuerdo para este evento), también fue interno del colegio, siendo que sus padres vivían a un par de cuadras del colegio. Nunca entendió este proceder de sus padres.



Encuentros significativos podría llamarse este evento. Sostuve con diversas personas, significativas conversaciones, unas más otras menos.
Tengo este blog de entrevistas que les hicimos a 27 compañeros, con el Caco y en algunas ocasiones con Juan Aviño, en años pasados. Tuve la preocupación de leer algunos de sus contenidos antes de esta reunión.
Por eso tempranamente abordé a Alvaro Fisher con la pregunta, qué son “las ganas”, tema que había registrado de esa conversación antigua, en que había dicho que lo importante en la vida era tener ganas.
Un tema por el que este connotado evolucionista no dejaba de tener interés. Esa pregunta dio pie a la que fue mi primera conversación significativa.

cuadro del Caco Salazar

la fuente

Llegué con el Caco Salazar, que me pasó a buscar a mi casa, procedente él de la costa de Papudo donde vive, para pernoctar una noche en mi casa.
Ya entrar al colegio es un hecho significativo. Por esos espacios y recintos nos paseamos cuando éramos muy chicos y luego jóvenes. Qué recuerdos se agitaban en nuestra memoria, solo al recorrer esos patios y corredores.
Llegamos con el Caco vestidos muy informales, con sendos jockeys, y nos encontramos con muchos compañeros vestidos con corbata y tenida con chaqueta y pantalón de vestir, como si fuéramos alumnos de los últimos años.
Nada en mi suscribía ese anhelo de remembranza a ese nivel.



Recuerdo haber hablado con mucho interés con Alejandro Rojas, compañero del que nunca fui amigo, pero del que tenía curiosidad de conocer. Retirado hace ya algunos años, de un cargo como asistente comercial del Banco del Estado, donde pasó años trabajando. Separado, padre de dos o tres hijos, sin nietos. Tuvimos una buena conversación indagatoria, cercana y con un buen afecto mutuo. Ya era hora de establecer vínculos. Al día siguiente, en Old Boys, éramos los dos únicos con jockeys.



Nos sentamos en el Asembly Hall, detrás de niños de unos 7, 8 años. Y vimos una obra de teatro donde participaron multitudes. Fue muy simpático y me sorprendió lo atentos que todos estos peques seguían el guión, a pesar de parecer distraídos todo el tiempo. Conocí en la fila delante mía, al Peque, la Cata y la Mía, que en un rato terminó con mi jockey puesto.
Largo fue el espectáculo, lo que me hizo mirar a mi alrededor y ver como mis compañeros miraban e interactuaban con sus celulares, de una manera que algo me perturbó.



Cada encuentro con un viejo compañero de curso, con muchos de los cuales no nos veíamos por años, fue significativo. Los años han pasado, se nota. Aparte de que hay muchos, creo que 21, que ya nos han dejado. Somos los sobrevivientes, muy conscientes, luego de una proyección que nos preparó John con los idos, que capaz que en la próxima, seamos nosotros lo que estemos ahí.
Bueno pues, no perdamos tiempo y vamos conectando, con unos y otros, con mucha presencia y afecto, que sorprendentemente sigue vivo.



Un grupo nos fuimos a la casa de John Scott que deslinda con el Country Club, por dentro, por las canchas de golf del Country. No fue una caminata corta, pero supe que los que hicieron la ruta por las calles, fue mucho más larga.
Iba punteando este grupo explorador con Carlos Fernández, con quien apreciamos las casas que miraban al Country, soñando con comprar alguna de ellas.
Llegamos a la casa de John donde ya el fuego ardía y las carnes y corderos chorreaban sus grasas. Un rico pisco sour nos esperaba, al costado de una piscina y de un jardín con terraza.



Conversé un rato con Domingo Caram, compartiendome él bellas imágenes de su campo y animales de engorda, en su fundo cerca de Frutillar, en el sur de Chile. Me enteré que era de origen Libanés neto, cosa que ignoraba. Lo mismo me enteré que Dionisis era de origen griego, destino adonde iba a veranear todos los años arrendando alguna buena propiedad costera.
Con Roberto Blum hablé brevemente de los cambios que siente quiere hacer, tomando alguna distancia de su atareada vida multi empresarial. Escapó de repente, cuando vio que la oportunidad de agarrar un micrófono que se exhibía y decir cuánto nos quería a todos y contar alguna anécdota, donde eran protagonistas los presentes profesor Galvarino (con “v” de vaca y no de burro) y el Chispa González, debe haber sido a algo así como a sus 15 años.



Finalmente se me dio el espacio para abordar nuevamente a Álvaro Fisher, cuya hija había expuesto en el Assembly Hall, de IA. Hablemos de conciencia, le dije; y nos sentamos a hablar un buen rato. Sabiendo que él era un materialista, que pensaba que la conciencia era una emanación de la materia, del cerebro, mientras que yo pensaba que el universo es y siempre ha sido conciencia y la materia una manifestación de la consciencia. Una conversación que da para todo un posteo. Fue quizás la más significativa conversación de estos memorables dos días de encuentro con estos queridos compañeros de curso del colegio.



Al día siguiente conocí las excelentes instalaciones del Club Old Boys de Chicureo. Estimo que de los 40 compañeros que asistieron el primer día, a este segundo día en día viernes, asistieron 25; quizás un poco más.
Esta vez la informalidad reinaba y fue un plácido departir e interactuar bien atendidos por un aperitivo y después una paella exquisita, en tres mesas, de unas 8 personas por mesa.
En mi mesa hubieron muchos recuerdos de la época del colegio, relatados graciosamente por John Scott, el Caco Salazar, Jorge Soto y Gerásimo Dionisio.
Yo tuve algunas buenas conversaciones con mi vecino Eduardo Vera, quien respondió mis preguntas sobre sus quehaceres y pasiones.



Qué buena instancia de encuentro, actualización de vínculos afectivos y posibilidades. Yo quedé con datos y convites a visitar el campo de Brian Leslie en la vecindad de Gorbea, con posibilidad de andar a caballo e incluso dar un paseo en avión.
Tantos nombres, tantas breves interacciones, tantos recuerdos, que no se pueden desplegar en un espacio breve como este. Debiera nombrar a Francis Carpentier, Daniel Prieto, Milton Egaña, que putas que la revolvió el primer día, Guillermo Vallejo, Gabriel Benoit, Gustavo Contesse, que me trajo de vuelta de Chicureo, Guy de Mussy, Juan Aviñó, mi gran amigo, Peter Dyer, Willy Vallejo, Claudio Skarmeta, Juan Obach, Lucho Mayol, nuestro ex ministro, Roberto Pincus, Peter Pollak, que debe estar enojado conmigo porque no le he devuelto sus invitación a comer y el pesado de .. (se me olvidó el nombre; muy conveniente).
Gracias John por organizar todo esto.



No fueron por alguna respetada razón: Pancho Lizana, Andrés Pinto, Andrés Hofmann, Luis de Urruticoechea, Roberto Meza, Tury Prado, Cucho Montt, Esteban Maldonado, Fernando Smits, Felipe Cádiz, Francisco Ayala, 
Tampoco fueron por habernos ya dejado: Jaime de Larraechea, Germán Moreno, Christian Nielsen, Hernán Duval, Esteban Urcelay, 

La poesía de Luis Echavarri:

ALEGORIA CULINARIA - Clase del 69

En el caldero de los sueños de nuestros padres
en la hoguera de sus anhelos 
en sus egos, en sus expectativas
en sus fracasos
conversados a la luz de tradiciones
experiencias meditadas con amigos, rumores
abundancia y estrechez.
terminamos todos.

Gordos, flacos
grandes y chicos
rubios y negros
hasta colorines
con el mismo overol
ingredientes de la clase del sesenta y nueve.

Fuimos parte de una receta inexistente
que el azar
improvisa el mes de marzo de cada año
en donde el y solo el     
es responsable de las proporciones
que unos cuantos recordados cocineros
y el gran chef administran.

Guiso que ha perdurado en el tiempo
esos que mejoran al día siguiente
al año siguiente
a la década siguiente.

Cuyo original sabor
tiene algo de gefilte fish
un toque de paella y moussaka
marmaon y empanadas
sin olvidarnos del
steak and kidney pie.

Con ese desequilibrio culinario
que más allá de la diversidad
de sus elementos,
fue capaz de una perfección
ausente en cada uno de nosotros.
Como si ese caldero
otorgase una particular jerarquía.

Receta, que en nuestro otoño
después de cincuenta y cinco años
a pesar de la triste perdida
de importantes ingredientes
es aún
producto de esa aleatoria y desconocida fórmula
digna de tres estrellas Michelin.

(puedes preguntarle a chatGPT (yo lo hice) qué es gefilte fish, moussaka, kidney pie y tres estrellas Michelin)


Nota: agradecimiento especial a los fotógrafos, en particular a Jorge Soto.

(comentarios con la opción Anónimo y nombre en el texto por favor)

miércoles, octubre 09, 2024

Libro Osho en el camino de Esalen a Poona de Vikrant Sentis

Este libro de Vikrant Sentis que parece ser la historia del hindú Osho, es más bien una historia de la psicología y la psicoterapia occidental.
Es impresionante la cantidad de personas nombradas, que tuvieron alguna incidencia en este proceso. Parece una guía turística de personajes que fueron parte de este proceso evolucionario.

Todo comienza en Esalen, EEUU, en la costa oeste, California, donde un grupo de profesionales de la más diversa especialidad, se congregan ahí a explorar nuevas tecnologías relacionadas con el desarrollo del potencial humano. Los fundadores del instituto Esalen fueron los filósofos Michael Murphy y Richard Price, interesados en los primeros pasos de la psicología humanista.
En esos primeros tiempos aparecen personajes como Alan Watts, Aldous Huxley, Gregory Bateson, Carl Rogers y Fritz Perls, creador de la terapia gestáltica.

Esto ocurría por los años 60 del siglo pasado, época en que el mainstream estaba tomado por el psicoanálisis de Freud (1896 - 1900) y el Conductismo, inventado por John Watson, allá por 1910.
Me llama la atención la libertad que se instala en Esalen, donde cualquiera que quisiera explorar y probar métodos psicológicos alternativos, estaba cordialmente invitado a hacerlo en ese espacio.

Fue una fiesta de la creatividad, donde la Gestalt mira la neurosis como algo  que está instalado en el cuerpo, en algún músculo u órgano, al cual se puede acceder por métodos catárticos en el presente y sin mayor analítica teórica. Toda una revolución. Y al hacerlo se avanza en su sanación.
Las emociones reprimidas han de ser liberadas, expresadas y el cuerpo abordado con múltiples técnicas de masaje.
Central empieza a ser el acceso a estados alterados de conciencia, incluso utilizando drogas. Relevantes serán ahí chilenos como Claudio Naranjo, que será continuador de Perls en la Gestalt, cuando este se va. Y Oscar Ichazo, influenciado por Gurdjieff, del oriente.

Es tal el éxito de este movimiento de desarrollo del potencial humano, la psicología humanista y transpersonal, que se propaga por EEUU y Europa.
Empiezan a topar techo y a abrirse a nuevos aires de elevación de la conciencia y la espiritualidad, buscando fuentes en oriente.
Aparecen distintos gurús del oriente, como el Dalai Lama y Osho.
Será Osho el que concentrará la mayor convergencia de viajeros exploradores que viajan a la India a conocer sus enseñanzas, en ese lugar llamado Poona (hoy Pune), cerca de Bombay (hoy Mumbai).

Osho será una revolución para toda esta gente venida de occidente. Su foco está puesto en algo muy distinto a la concepción médica de las psicoterapias de occidente. Enfermedad, sanar la enfermedad, ya no será más la cosa.
Para Osho el tema es la conciencia, la elevación de la conciencia, incluso la iluminación, que sería algo así como la muerte del ego.
Osho dirá que las metodologías terapeutas de occidente, lo que hacen es fortalecer el ego del paciente. Mal.
De ahí que las intervenciones para echar fuera todas las emociones reprimidas, todos los condicionamientos inhibidores de que el propio ser se exprese, serán tema fundamental de muchas de las dinámicas grupales en Poona, con terapeutas del más diverso origen.

Es la irrupción de una nueva espiritualidad, lo que en definitiva aporta oriente. Y de ahí que la infinidad de técnicas de meditación, muchas de ellas inventadas por el mismo Osho, sean paso obligado de los entrenamientos de las personas visitantes.
Es muy gracioso como muchos connotados profesionales de la psicología que viajan a Poona, chocan con las intervenciones de Osho para aplastarles su ego, cosa en la cual buena parte de su reputación está instalada. Sufren, si.

Bueno, al final, Osho tiene  serios problemas de salud a la columna, entre otras cosas y decide viajar a Nueva York a tratarse.
Paralelamente surge una iniciativa de instalarse en EEUU. No le será fácil. En este país tan conservador y tradicionalista, estas cosas de oriente, que se burlan de sus religiones y cultura, es francamente una amenaza.
Logran instalarse en un campo en Oregón. Los juicios de ataque y defensa abundan. Un lio con una secretaria, que se roba 40 millones de dólares de la comunidad Osho, abre una grieta para que metan preso a Osho.

Se sospecha que ahí lo envenenan con algo radiactivo por la boca, pues se le caen buena parte de los dientes y la mandíbula superior se empieza a deshacer.
Sus últimos días serán muy penosos. Primero porque lo expulsan de EEUU y este país logra que sus aliados planetarios no acepten se instale en sus países. Merodea como por un año, hasta que vuelve a Poona, India, donde muere a los 59 años, en 1990. Si, muy joven.
Sus seguidores que habían vuelto a Poona, se dispersan por el mundo y se instalan con formas y modalidades de psicoterapia, del más diverso tipo, donde la transpersonal, es la que mejor interpreta el desarrollo de la conciencia y la espiritualidad.

Un libro tremendamente didáctico, lleno de nombres, terapias, del desarrollo y evolución de la psicología y la espiritualidad del hombre. Un fascinante reflejo de la exploración hacia el interior del ser humano que somos. Lleno de sorpresas.

viernes, octubre 04, 2024

Libro La vida es algo más que correr de Jennifer Middleton

Jennifer Middleton es una psicóloga-oncóloga chilena que lleva años trabajando con enfermos terminales.
Conversa con sus enfermos en esa etapa de la vida en que ya no hay nada que guardar y donde se puede reflexionar abiertamente.
Este libro son breves reflexiones sobre temas diversos de la vida y las personas, que siempre es bueno tener a la mano y pensar en ellos.

Este libro de Jennifer Middleton nos debiera servir como material de reflexión diario, solo o con nuestro/a compañero/a.
La primera reflexión que atrapó mi atención fue una en que ve las conductas egoístas como actos de socorro, resultado de una dolorosa soledad de la que no se tiene conciencia.
Sería un mecanismo de protección. Para pensarlo no ?

Otra reflexión fue acerca del sentido que le damos a nuestra vida. Cuando tu vida tiene un por qué, todo es distinto.
Las razones de porqué hacemos todo lo que hacemos en estos tiempos, da la impresión que lo hacemos por razones de poco peso: tener más, lucirnos ante los demás, viajar, tener suficiente para la vejez.
No será que las causas por las que hoy vivimos se quedan cortas, en relación a aquellas que de verdad le darían sentido a nuestra vida ?

Dice Jennifer Middleton que en todos estos años que lleva trabajando con enfermos terminales, ha descubierto que los que viven entusiasmados y felices se enferman menos, o poco simplemente.
Despertar cada mañana y sentir que nos espera un día pleno de satisfacciones y disfrutes, es santo remedio para cualquier enfermedad.

La importancia de aprender a disfrutar de nuestra soledad, de valorar el estar solos con nosotros mismos. De sentir que ahí dentro, en casa, es donde mejor estamos, nos permitiría después salir de otra forma, mucho más positiva, a alternar con el mundo exterior, con los otros.

Qué difícil es en nuestra cultura ser uno mismo. Nos entrenaron para comportarnos debidamente, haciendo y diciendo lo correcto. Por ello, acceder a quien de verdad somos, no resulta nada fácil.
Pero parece ser que es una tarea a la que tenemos que entrarle, antes de irnos de este mundo. Descubrir quién de verdad somos y qué queremos.

Amarse a sí mismo, parece no ser algo prioritario en la vida, según nuestra formación. Pero parece que cuanto amemos a otros o a otro, es función de cuánto nos amemos a nosotros mismos. Qué lio !

Si tienes solo dos monedas, con una compra pan y con la otra jacintos, dice un proverbio persa.
Distinguir entre ir tras la eficacia económica, versus la eficacia vital.
Un prisma desde el cual mirar nuestras vidas con detención.

Y así, reflexión tras reflexión. Un libro que perfectamente podría permanecer en nuestro velador, para tomarlo de vez en cuando.