Objetos puestos en estanterías al alcance de la mano del cliente, en amplios recintos, organizados hábilmente para facilitar la operación de recolección y compra.
Detrás de esto, una imbrincada red de proveedores, desde donde se desplazan en veloz carrera las mercaderías para llegar a las estanterías o directamente, en el futuro, a las manos de los clientes.
La tecnología ha irrumpido en esta escena urdiendo una malla interconectada por donde fluye cada vez mas información, que representa el mas poderoso instrumento de control de los procesos, como también al dinero en su actual forma virtual.
Y como tercer elemento de esta danza, se encuentran los operarios, individuos que como hormigas van y vienen, haciendo que todo esto pase.
Imagino esta actividad del Retail como una danza que como torbellino gira alrededor del ciudadano/cliente, cortejándolo, seduciéndolo, yendo y viniendo, perfeccionando día a día sus movimientos, aumentando la velocidad de los procesos, reduciendo los costos, ampliando la oferta de productos y servicios, atento al movimiento de deseos y necesidades, ganándose su confianza y por último el destino de su billetera.
Alguien en mi mesa imaginó que llegaría el día en que todo nuestro sueldo iría diréctamente a la empresa de retail, la cual aparte de hacerse cargo de todos nuestros gastos y cuentas, nos enviaría mensualmente un minucioso y sencillo reporte de como hemos gastado nuestros ingresos y nos recomendaría como "mejorar" el manejo de nuestros recursos.
El bienestar del individuo en el centro de un remolino de mercaderías infinitas, prestaciones diversas, información a raudales, y el dinero aceitando toda la maquinaria.
No se nos vaya a olvidar como personas que seguimos siendo el centro de nuestra existencia.
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