El aire limpio nos permite deleitarnos con las vistas de los cerros y la cordillera nevada. Los jardines, las piscinas, la cancha de golf, los espacios amplios de una arquitectura decorada sin restricciones. Todo está dispuesto para la distensión y el encuentro.
(foto de Christopher Appoldt)
Nos recogemos en un salón amplio y da la largada al día un tipo flaco, de barba, mas bien joven, digo yo, que habla con soltura y maestría.
Cristian Warnken ha titulado su exposición, la poesía y la empresa. Que mezcla mas inconciliable; veremos que quedó repicando en mis tímpanos.
El lenguaje, las palabras, esa cosa que sale de nuestra boca que fue hecha para otros fines, como mascar, tragar, besar incluso. Aire al final de cuentas.
Los poetas tejen su historia con las palabras. Pero no solo eso, los poetas han desarrollado el asombro, la observación de aspectos que pasan normalmente desapercibidos a nuestra mirada ciega, absorta en objetivos planos, metálicos, objetivistas. El poeta ve y construye una realidad, un mundo increible. Los poetas nos sacan de nuestro surco estrecho y nos lanzan al espacio infinito. Los poetas mueven hilos, tocan teclas, del ser que somos o mas bien que podemos ser, que si no los incorporamos en nuestro repertorio existencial, se nos pasan no mas.
Warnken intenta desviar nuestra mirada hacia la poesía, mostrándonos como nuestros malditos profesores de castellano no hicieron mas que destruirnos nuestra quizás única posibilidad de maravillarnos con esa dimensión poética. Nos lee una poesía imposible, y a continuación las preguntas de la tarea imposible de un imposible profesor de castellano. Fue para la risa. Y ya hoy he tomado un libro de poesía con el que me crucé y leí tres o cuatro poemas de Huidobro, sin mayor asombro ni inflexión, posiblemente debido al abutagado estado de todo un día de trabajo.
Gracias Cristian por haber logrado maravillarnos con tus malabares con el lenguaje y la mirada de los poetas. Gracias por dejarnos en ese estado de querer algo mas de eso quizás inasible ya para nosotros los trabajadores aperrados.
Gracias Gabriel por traernos poesía a la empresa, en realidad poesía a la vida.
ResponderBorrarEl día que podamos sacar los poetas que hay en nosotros, y poner esta al servicio de los "clientes" (reales, accionistas, empleados, proveedores, sociedad, etc) tendremos empresas mas efectivas y felices
La poesía debe impregnar y colorearlo todo,
ResponderBorrarlas empresas,
las rutinas grises,
las habitaciones,
los balcones,
los jardines,
las horas sin prisa,
las miradas,
las palabras....
en fin.. Todo
Saludos marinos
Sofia del Mar
(cronicasdemipisodesoltera.blogspot.com)