Nos encontramos en un verdadero oasis al interior de esta agitada ciudad; la voz de Sergio el marido de Patricia nos guía en un ejercicio de relajación, conectándonos con el viento que agita las hojas de los árboles, la música de un instrumento oriental que toca concentradamente un hombre vestido de negro, y algo en mi interior se va aquietando, al ritmo de una respiración mas conciente, y me voy desplegando en ese sitio donde ha concurrido una pequeña multitud de caras sonrientes y acogedoras, un pequeño círculo de amigos de Patricia May.
Este mundo está loco, nos dice Patricia; y sueña con una civilización donde el centro esté puesto en construir un hombre integral y el resto esté a este servicio.
Este mundo nos ha llenado de una agitada actividad sin sentido; el norte apunta al dinero, la producción, la competencia.
Hemos descuidado al otro, hemos descuidado al ser que somos, hemos descuidado nuestra espiritualidad, esa que para prosperar necesita el silencio de todo lo demás.
Patricia sueña con un mundo, con una cultura, que sabe que no verá, pero no importa, pues en 500 años si estará.
La verdad que al final de cuentas ella nos envuelve en una experiencia de encuentro, pues nos hace caminar por el fondo invitándonos a saludarnos unos con otros a pesar de no conocernos y después hacer grupos de cinco personas y compartir la experiencia del momento de una reflexión que ella ha hecho.
Escuchamos a una pareja cantar bellas canciones y todo termina en un sobrio cocktail donde la conversación fluye como río calmo y afectuoso, mientras ella firma libros con su sello de amor.
En nosotros también está construir el mundo, cada día.
ResponderBorrarfelicito a Patricia May por su ejemplo de resiliencia y superación. Dios bendiga a esta mujer sabia, culta, buenamoza e inteligente.
ResponderBorrarUn admirador.