La dueña del auto tenía perro ? no, porqué ? porque tu auto tiene olor a perro. Que reirme un buen rato; al final parece que el olor a perro era nuestro, o mas bien mio; que buena.
(foto de Rick Barry)
El aire está traslúcido mientras nos vamos encaramando por los senderos hacia el Alto. Nos pilla Jorge que anda con su amigo Gastón el arquitecto. Flacos hasta decir basta, tipos sobre entrenados. Al lado de ellos parecemos tres guatones aperrando cuesta arriba. El día se despliega alegre.
Jorge es un conversador nato; chispeante y agudo, aspecto que se refleja en su pluma del a100porMilla. Se depila las piernas, surge en la conversación; que onda ? lo que pasa es que aparte de escalador es ciclista, y los ciclistas nos instruye, se depilan pues suelen caerse y arrastrarse por el suelo, enganchados a sus pedales por fijaciones que prometen salirse pero nunca se salen. Después figuran hechos papa con la bicicleta adherida a los pies, suplicandole a los auxiliadores que les suelten sus zapatos de los pedales. Y si tiene pelos el cepilleo que les hacen las enfermeras para limpiarles las heridas es peor tormento aun que la caida. Todos los días se aprende algo nuevo.
Nos pilla Camilo que me mete conversa y ante el descuido, Milla y Gastón se descuelgan del grupo y arremeten a la cumbre diría que casi al trote. Allá nos encontramos todos, mas la María Elena y sus dos amigos nuevos, que para ella no son tan nuevos, me explica.
Jorge nos enseña las artes del estiramiento de músculos; el tipo es un fenómeno; se contorsiona en el suelo en posiciones para mi imposibles; con los primeros amagos ya estoy con principios de calambre y saliendome apresurado de la posición. Mi mejor estiramiento es de espaldas en el suelo, brazos y piernas estirados y el gorro en la cara. Ahh.
Camilo tiene que partir antes porque tiene un asado de cordero a la usanza uruguaya; pobrecito, le deseamos se maltrate en nuestro nombre y las emprende apresurado.
El sol calienta, el aire nos permite ver la cumbre del Plomo plena de detalles; el aire está de mascarlo. Nadie quiere bajar. Pero los compromisos nos van despercudiendo hasta figurar en perfecta fila india por la ruta de descenso.
La conversa continuará menos animada, pero igual. Algunos se separan un poco del grupo para alguna conversa mas íntima.
Que puede haber mejor que andar por estas cumbres con buenos amigos ?
Afeitarse o depilarse - no es lo mis...
ResponderBorrarTitulo así, como forma de corregir el texto de Grabriel, en donde menciona "jorge se depila al piernas"...Gabriel: las mujeres se depilan, los hombres nos afeitamos, independientemente de la zona del cuerpo que sea. Aclarado esto les comento que los pudores masculinos respecto de esta práctica, se los lleva el viento, después de la primera sacada de cresta, bajando algún cerro. Las heridas provocadas por una caída en bicicleta son amplias, dolorosas y parecidas a quemaduras, también complejas porque son bastante infecciosas por eso de los pelos. Tras una caída fuerte uno suele llegar a un centro médico, ahí la enfermera de turno, mientras tararea alguna canción, va cepillando la zona comprometida en forma enérgica, y sin miramientos "no se queje, ud. es deportista, no le gustó andar tirándose cuesta abajo ??", dice mientras aplica el procedimiento torturante.
Salvo algún masoquista, ninguna persona normal, querría pasar de nuevo por semejante tortura, entonces, una vez producida la recuperación, y en forma previa a la siguiente salida, el ciclista, hombre recio y duro, toma decisión trascendental, ingresa al baño, toma su leal afeitadora y procede...
Jorge Miya