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martes, marzo 20, 2007

Transantiago o el transporte de multitudes

Vengo llegando de cuatro días de navegación por la zona de los canales al sur de Pto Montt y me encuentro con un Santiago que está de miedo.

Las noticias muestran las aglomeraciones, una mujer asaltada sexualmente en un vagón lleno del Metro con cuchillo incluido, que queda tiritando en estado de shock. Gente molesta, otros resignados, muchos, y otros furiosos.

La situación me parece por decir lo menos, preocupante. Hoy escuchaba que esta situación está siendo utilizada por las fuerzas del mal de siempre, las que han contratado agitadores que parten agitando en las poblaciones y que luego van en horarios peak literalmente a tratar de que quede la cagada; y lo están logrando. Aunque, dice mi interlocutor, en el Metro y la policía, los tiene identificados.

Faltan 1.000 buses, ni mas ni menos. La negociación entre los Navarrete y el gobierno está que arde, pues hay contratos firmados con número de micros y este número no está dando. El Metro tampoco.

Los sistemas computacionales están bien, salvo algunas interfaces que traspasan la información de los buses desde una cajita que es como un super router, hasta los centros de recolección. Escuché que están procesando y bien sobre 12 millones de transacciones diarias; increíble. Igual persisten algunos problemas de interfaces que no están permitiendo utilizar bien el sistema de control de tráfico o de gestión, lo que igual, me decía este interlocutor, daría que faltan los 1.000 buses.

Otra cosa, es que los datos de rutas se hicieron con encuestas de hace unos cuatro años, por lo que se han encontrado con sectores enteros que aparecían como campos y hoy están poblados en algunos casos con sobre 100.000 habitantes que en la partida simplemente quedaron sin locomoción a distancia razonable.

Me preocupa el tema pues mis hijos y los hijos de todos nosotros andan traficando por el Transantiago y aparte de la incomodidad y los tiempos a veces excesivos de desplazamiento, la delincuencia y los agitadores pueden ocasionar daños mucho más graves.

Me preocupa la irritación de multitudes.

Y pienso que hay que empezar a pensar seriamente en desconcentrar esta ciudad e irnos a vivir a otras partes de nuestro territorio, como por ejemplo podríamos poblar la zona de los canales que es una verdadera fantasía de la naturaleza.

8 comentarios:

  1. Soy de Viña del Mar y muchos no entienden que porqué impulsé en mi trabajo la decisión de trasladarme a Santiago...claro, quienes lo cuestionan piensan en la calidad de vida y yo en mi proyección profesional.

    Y claro que me asusta esto del Transantiago...en provincia no se acostumbra la violencia para subir a la micro.

    Al principio pensé que el Transantiago era un nuevo caso del miedo al cambio que caracteriza a la cultura chilena, pero al paso de los días me inclino por que se trata de un mal diseño y una mala implementación, cuyo reconocimiento tiene altos costos políticos para las autoridades.

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  2. Recuerdo cuando se construyó el metro, en aquellos tiempos no existía la tecnología de "topos" que hay ahora y los hoyos en la Alameda eran gigantescos. Los comerciantes pusieron el grito en el cielo porque los trabajos obstruían el paso a sus locales. Siempre hay un costo, lo que pasa es que el impacto de Transantiago es mayor y su ineficiente implementación nos arrastra a casi todos.

    Qué mas decir, esperar un poco, imáginémosnos un escenario ideal, de frecuencias que se cumplen, de aire más limpio, de tarifas acorde a la calidad del servicio y ojalá con autoridades que no se desentiendan de la supervisión cuando el sistema se estabilice.

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  3. Hecho de menos, en tu comentario, alguna referencia al gran responsable de este caos evitable que es el Transantiago: la mala planificación (una más) del gobierno de la Concertación.
    Algo que se está escuchando vox populi, incluso por parte del mismo Iván Zamorano, cara (y punching ball) del proyecto.

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  4. Anónimo1:03 p.m.

    Un abrazo amplio y generoso.
    En unos años más veremos que resulta.

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  5. No sacamos nada hechandole la culpa al Gobierno, a los privados o estupidamente a Zamorano.

    Mejor preocupemonos de sobrevivir a este calvario diario y que de una vez por todas den solución a este problema . No sacamos nada al culpar al chofer...no tiene la culpa. No sacamos nada empujarnos al tratar de subir al querido metro. Si queremos soluciones, comportemonos como gente decente, no seamos críticos respecto a un proyecto que recien lleva 40 días.

    Si bien la situacion saca canas verdes hasta al Dalai Lama, creo que aún no valoramos las cosas positivas que la llegada de este nuevo sistema nos trae (y que aún no se ve en su totalidad) ej: el uso de las tarjetas Bip!.

    Nada más que pedir paciencia, tolerancia y respeto. Que ya a todos nos basta con salir en la mañana y ver que la cosa está dificil.

    Como usuaria Universitaria, me alegro de este sistema, ya que, al menos las monedas no volarán por sobre mi cabeza ni menos las micros me dejarán botada por ser una estudiante.

    Finalmente que de alguna vez por todas alguien asuma y no se lanzen la pelota unos a otros como niños huyendo de las responsabilidades que aceptaron.

    Aquí los perjudicados somos nosotros.

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  6. Muy bueno tu blog ;)
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    Espero tu visita

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  7. Lo curioso es que al principio se decía mucho que la meta del metro era llegar a los 2,5 millones de pasajeros diarios, pero cuando llegaron a los 2,2 nos dimos cuenta que no cabe más gente, y nunca más nadie se acordó de dicha meta.

    Hoy anduve en 7 micros y pagué sólo dos pasajes. Me gustó el sistema, pero anduve en horas no punta y muy cerca de mi casa. Lo positivo es que al haber nuevos recorridos, sí o sí, más de uno queda mejor que los anteriores.

    Además del plan, cada persona en forma individual, debe buscar la mejor opción para solucionar su propio problema de transporte, y el de todos.

    Con la tecnología actual, debería ser más factible descentralizar un poco.

    Saludos!

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  8. El Transantiago es un claro ejemplo de las falencias del método socialista de planificación ¿por qué?
    Porque como método estatal, el Estado fue quien DECIDIO centralizadamente cuáles serían las necesidades del usuario, es decir, cuáles serían los recorridos y paraderos necesarios para su funcionamiento, y los usuarios deberían adaptarse a ellos. Esto podría haber resultado bien, si quienes administran el Estado fueran lo suficientemente agudos para planificar adecuadamente el plan , para proporcionar el servicio con razonable cobertura y no dejar, por ejemplo, fuera a barrios completos. Es decir, esta planificación centralizada podría tal vez haber resultado mejor SI EL ESTADO ESTUVIERA HOY EN BUENAS MANOS técnicas , no precisamente las de la Concertación.
    Antes, eran los usuarios quienes hacían ver sus necesidades, y según el mercado, las líneas de microbuses se dirigían adonde hubiera demanda (necesidad); como resultado, las necesidades de los usuarios quedaban plenamente satisfechas, al menos en lo principal objetivo del transporte público, que es TRANSPORTAR GENTE.

    Dados sus defectos, que eran la contaminación, manejo agresivo y carreras, congestión, se hacía necesario mejorar estos aspectos, pero PARTIENDO DE LA BASE DE TRANSPORTAR BIEN A LA GENTE, que es el objetivo básico del transporte público.
    No se puede partir de la base de descongestionar o descontaminar, dejando el transporte de personas a lo que salga.
    En fin, crear un Transantiago que corrija los defectos del sistema anterior es una loable iniciativa, pero debe estar organizado por gente que sepa hacer las cosas con un criterio técnico, y eso, reiteradamente lo hemos comprobado, no ocurre casi nunca en la Concertación.
    Esperemos un efectivo Transantiago cuando gobierne, por fin, la Alianza. Ahi si que habría esperanzas de algo bien hecho.

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