Cual pirquineros buscando oro, muchos cavan en el continente digital y de a ratos más pareciera que no hay nada, que no hay oro, que no hay riqueza.
Leo un artículo de un blog que lleva Richard Posner, un connotado juez de Chicago, donde ve con pesimismo la evolución de la industria de los diarios, que amenaza con su total desaparición. He llegado a él a través de un twitt por el que me entero que este llega al extremo de sugerir expandir las leyes de propiedad intelectual para impedir que se acceda a las fuentes de los diarios en Internet, sin pagar por ello. Una torpeza conceptual sin duda, pensamos todos los que nos damos por enterados de las leyes naturales de este continente digital.
La discusión que se ha desatado en la red con el libro Free (gratis y completo) de Chris Anderson, acerca de la economía de la gratuidad representada por la Wikipedia, los servicios de Google, etc.
Si esto es así, estamos hasta más arriba de la coronilla (como decimos en Chile), pues no va quedando claro como haremos la plata en la economía digital que viene.
Yo más bien pienso que los lentes de la cultura en que vivimos, no nos permiten ver lo que se nos viene. Vivimos en un mundo competitivo, agresivo, desconfiado, donde el otro es antes y primero que nada, sospechoso.
Don Tapscott estuvo hace poco en Santiago, recordándonos su economía de la colaboración planteada en su libro Wikinomics. Una economía donde el otro es confiable, colaborador, amigo.
Esto nos parece hoy más bien una utopía.
Veo el sitio GDGT.com, lo último en plataformas de comunidades, en este caso de gadgets tecnológicos, y quedo asombrado de como se avanza todos los días. Pienso que Seth Godin tiene razón en su libro Tribus, cuando dice que proliferarán las tribus, los colectivos, como callampas en suelo húmedo de los bosques sureños chilenos, gracias a las tecnologías de redes sociales.
Pero, necesitamos cambiar la cultura, de la competencia a la colaboración, de la desconfianza a la confianza, de la ambición ciega a descubrir que en algún lado el bien del otro repercute en mi propio bien, que si seguimos así, hasta el sustentamiento de la ecología global colapsará.
No creo que esto se pueda manejar por decreto, como discutía hace un rato con alguien. Mas bien tiene que suceder en la acción solidaria en iniciativas como Un Techo para Chile. No te parece ?
Esta super carretera que antes era solo de la información y ahora se ha tornado social y suena como una cacofonía infinita, que cuando leo los comentarios que me hacen en La Tercera, se me desgrana un poco la esperanza; esta Internet que nos conecta en una siguiente derivada que viene de los rieles y las locomotoras, ahora del todos con todos, bidireccional, abre espacios de transformación brutales, con consecuencias insospechadas.
Yo pienso que la crisis en que estamos es síntoma de la enfermedad grave en que estamos como humanidad y la mejoría debe venir de algún lado, que requiere desarrollo de la persona, rescate de la persona y mucha actividad en redes sociales, para que vayamos soltando las escaras de nuestra piel enferma de la competencia, el egoísmo y la desconfianza.
Yo creo que en el continente digital hay oro, pero este surgirá de las personas, un material que requiere mucho trabajo y estudio para su extracción y explotación.
Querido Gabriel,
ResponderBorrarPaciencia con los comentarios adversos y hostiles. Bueno que los hagan y que no se queden atrapados solo en el resentimiento. Es un avance el responder y develarse.
Cariños, Sergio