La escucha profunda, desierto florido y Ken Robinson

La forma en que fuimos educados, desconectó la conexión con nosotros mismos en buena medida, pues a lo que había que atender y seguimos haciendo, es al deber ser; una voz que se instala y que más bien viene de fuera.

Des-educarnos de esas formas y aprender a poner atención, escuchar hacia el interior, desarrollar la escucha profunda de nosotros mismos, sospecho es la nueva forma de operar que tendremos que aprender.

Esto significa que en nuestra relación con los demás, con el mundo, esté activada, desarrollada y afinada, una escucha que podemos llamar profunda, que nos permita saber adicionalmente a todas las formas tradicionales de saber, muchas de ellas instrumentales, metodológicas  informativas, etc.; saber como habla nuestro interior frente a cada situación.

En esta perspectiva, la meditación, el teatro o lenguaje escénico de Ian Contreras y muchos más, serán ejercicios potentes en el desarrollo y mantención afinada de esa escucha profunda de nosotros mismos.

Es posible que si activamos este tipo de escucha y adicionalmente la escucha activa a los demás, movilizará un ser humano, una forma de aprender e interactuar, que nos parecerá que la forma de ser humano que venimos siendo, más se parece a un desierto en la metáfora que Ken Robinson hace en el video de más abajo, donde señala que la revolución que hace falta del sistema educacional más se parecerá a un desierto que florece cual desierto Dead Valley (valle de la muerte) de EEUU que cuando llovió esa vez el año 2004, despertó la vida dormida en sus entrañas, haciendo emerger un desierto vivo, florido.