El ejercicio del coaching, basado en una conversación, de aspectos de la mirada interna del coachee o cliente, se mueve atendiendo a disposiciones, emociones y hechos, sujetos todos al juicio de verdad que Michel Foucault expone en este paper que mira como el orden establecido trata a la locura.
La primera dimensión es la verdad objetiva, las cosas como son, los hechos, descritos normalmente por las afirmaciones.
Pero no siempre estamos parados en ese contexto, de las cosas tal como son.
Un árbitro observa en un partido de tenis una pelota que da bote, según él "fuera de cancha" y determina que así fue. Punto en contra del que golpeó ese tiro.
Pero hoy, existe una tecnología, irrefutable, que es capaz de reproducir con exactitud el movimiento de la pelota y mostrarla a todo el mundo en pantalla gigante y dejar la marca del bote de la pelota, que representa para todos, incluido el arbitro, the really real, lo que de verdad pasó. Y el arbitro tendrá que tragarse su primer dictamen, si la tecnología lo contradice.
La segunda dimensión de realidad o verdad, se sustenta en los juicios que hacemos las personas, de hechos y personas o sus conductas. Esto tiene que ver con la mirada del observador y el hecho hoy bastante aceptado, que somos cada uno observadores particulares de la realidad, sin que haya una realidad objetiva que una máquina como la del ejemplo del párrafo anterior, nos pudiera develar.
El interprete de Foucault del paper linkeado más arriba, llama a esta modalidad, relativismo moderado.
Y la tercera modalidad de realidad o verdad, es la que incorpora el poder en el baile, que establece que quien tiene el poder establece lo que es verdad en cada situación.
Los juicios de mi mismo que traigo de mi historia, fueron instalados en mi cabeza, por el poder que existía en ese momento, que eran mis padres, mis profesores, etc. El poder más frecuente de los juicios de realidad que llevan las personas, fueron instalados por sus padres.
El coaching al final de cuentas es un acto de rebelión, facilitado por el coach, para que el coachee tome el poder en sus manos y él diga qué es bueno y que es malo, y que juicios de realidad compra y cuales simplemente desbarata. En definitiva, es una toma del poder y la construcción de una nueva realidad, o verdad de si mismo. Los hechos que la sustenten vendrán después.
El comentarista de Foucault llama a esta modalidad relativismo radical.
En estas aguas movedizas nos movemos hoy en día, pero debo decir que el coaching, al menos como yo lo ejerzo, se asienta en todas estas miradas, sin excluir ninguna y produce resultados sorprendentes, en muchos casos.
Es una especie de relativización de la idea que las personas tienen de si mismas y la apertura a un re-diseño asistido. A mi me parece fantástico.
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