Esta frase que escuché hace unos días, se me quedó pegada en la cabeza. Algo de ella me intrigaba. ¿Se trata de eso, de que la materia de estudio entre en la cabeza?
Días después, pensando en el desarrollo de un roble a partir de una semilla de roble, pensé: "no, de lo que se trata no es de que entre, sino de que salga, o brote de dentro".
Aprender significa de lo que leo, escucho, veo, qué se mueve dentro de mi, que emerge, que surge.
Pienso que esto tiene que ver con el paradigma en que estamos. Estamos en el paradigma racionalista, que he reducido todo a maquinarias y procesos, por lo que los humanos hemos quedado reducidos a una especie de computadores en que el aprender se ha transformado cargar programas, datos en su disco duro. Y después ejecutarlos.
Leía por ahí que educar viene de la palabra latina “educo”, que significa “sacar, extraer, adquirir de dentro”.
Esto me traslada a otro paradigma, que es vernos como organismos vivos, como semillas de las cuales del proceso educativo se espera broten, sean el árbol, arbusto, planta, que sea que esté en nuestra naturaleza.
Cada semilla es una especie particular y el proceso educativo no debiera ponerlos a todos en un mismo batch y exigirles lo mismo. Fatal.
Un capítulo esencial del proceso educativo es ayudar al joven o la joven, a detectar cual es su naturaleza particular, cual es su pasión, cual es la actividad que esa persona profundamente viene a realizar en su existencia.
Y en la economía del mundo, que aporte viene a hacer, a cambio de dinero para su sobrevivencia. Y si es un niño Down? bueno, viene a enseñarnos a amar, y eso no es monetarizable, así que el problema de su sobrevivencia debemos resolverlo de otra forma.
Pregunta final ¿nuestro sistema educacional favorece la emergencia del ser o la inhibe?
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