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domingo, agosto 30, 2015

Cómo saber cuando se algo que aprendo ?

He terminado cuatro semanas de un curso notable, imperdible, acerca de cómo aprender a aprender, de dos profesores norteamericanos, de la universidad de California, muy entendidos de los últimos descubrimientos de la neurociencia, con la que fundan buena parte de lo que enseñan.

La pregunta por cómo saber cuando se algo, me dejó bastante estupefacto, pues es posible que buena parte de lo que aprendimos en nuestra larga historia escolar y universitaria, en realidad no lo aprendimos, sino que lo arrumbamos en la corteza pre frontal, zona de trabajo de nuestro cerebro, solo para "calentar" la materia y salvar en las pruebas. Con la convicción falsa de que si me saco una buena nota en la prueba y obtengo el certificado, se.

Y la verdad, no he aprendido nada o casi nada, Y somos una bandada de ignorantes, con título, que además nos identificamos con esa certificación. Estudié en el colegio tal o cual (donde ahora sospecho que aprendí muy poco) y luego me titulé de tal carrera, lo que me constituye en ingeniero, médico o abogado. Y quien sabe en realidad cuanto se, e incluso quien o qué soy.

Aprendí en este curso que se, lo que puedo hacer y lo que puedo enseñar.

Ahora leo algo que intento estudiar, me detengo y escribo en un papel, lo que voy entendiendo. Repito la cosa aprendida, diciéndola o escribiéndola.
Cuando hago eso, la cosa sale de mi cerebro, de mis neuronas y no del libro o de la pantalla del computador.

La mejor manera de aprender algo, es enseñándolo.
Nunca había pensado que quien me enseñaba, estaba aprendiendo en el proceso. Mas bien pensaba que quien enseñaba, ya sabía.

Aprendí que aprendemos poniendo atención en lo que queremos aprender, una atención que no siempre es fácil instalar enfocada por mucho tiempo.
Hay distintos métodos para lidiar con los distractores, los malos hábitos, la procrastinación que llaman, todas malas costumbres, que lo único que hacen es desenfocarnos de la materia que intentamos aprender.
Instalar un rito de 25 minutos (u otra cifra) de total concentración y después pararse y salir a dar una vuelta, o cambiar completamente de tema, y después volver en ánimo de otros 25 minutos de total concentración, son prácticas que recomiendan con fuerza.

Tenemos cuatro slots de memoria de trabajo en la corteza pre frontal del cerebro. Si estamos escuchando una clase y además mirando el celular, al menos uno de los slots está en aquello y por lo tanto la atención en lo que estudio ya está disminuida.

Nuestra mente tiene distintas formas de trabajo. La enfocada, concentrada en la cosa, secuencial, mirando el detalle.
La otra es tomar distancia de lo que aprendo, mirarla desde una perspectiva más amplia, desde el balcón dicen algunos y ver que veo, que se me aparece desde esa perspectiva.
Y luego volver al detalle, a la mirada concentrada. Ir y venir en estas dos formas cerebrales de mirar, enfocar, lo que pretendo aprender, aportan de manera significativa al proceso de aprender.

He aprendido algo, cuando se instala en mi neurología más profunda y no en los slots de trabajo de la memoria de la corteza pre frontal.
Los conocimientos deben instalarse más adentro y deben conectarse con otros conocimientos que ya tengo. Yo aprendo algo practicándolo una y otra vez, de manera que los distintas partes y piezas del conocimiento, se vayan instalando en los músculos y en las neuronas. Solo piensa en un buen golpe de golf o de lo que sea que requiera mucha práctica para instalarse.

Me parece notable que sabiendo todas las cosas que este curso me entregó, puedo de verdad aprender las cosas que quiero aprender. Y lo puedo hacer en menos tiempo.
Por eso pienso que este tema es esencial, muy importante, y debiera enseñarse muy temprano, en el colegio.

Saber que un buen sueño, no solo me prepara bien para una prueba del día siguiente, sino que en el dormir se produce un proceso de limpieza de toxinas que se van acumulado entre las neuronas, que si no hemos dormido bien, dificultaran sustantivamente nuestro trabajo en la prueba.

Y de la importancia del buen trabajo en grupos (no siempre ha sido tan buen), pues es ahí cuando ponemos a prueba lo que sabemos, explicándoselo a nuestros compañeros o aclarando dudas. Gran importancia le dan en el curso a este aspecto del aprendizaje; hacerlo en pequeños grupos.

Saber cuando se, me parece fundamental. Por eso recomiendo con fuerza este curso.

jueves, agosto 20, 2015

Mi primera visita al grupo de los Viejóvenes

Fui invitado a formar parte del grupo de los Viejóvenes, asistiendo anoche a su reunión mensual, como key speaker.
Este grupo, según entendí, fue una confabulación entre un viejo, Carlos Sanhueza y dos jóvenes, Branislav Babaic y Diego Carrasco.
Llaman a estos encuentros Conversaciones de Anticipación.

Llegamos con Ricardo Kirsten, que fue quien me puso en contacto con Carlos Sanhuesa, a esta casa en el barrio de las casas de Lo Matta por Vitacura, en la que viven tres jóvenes, que cumplen además la tarea de cuidarla, antes de ser demolida, pues ahí se construirá un edificio.
Una buena casa, en que los concurrentes se situaron en el living y en el patio, sonde se preparaba un fuego para la cocinería que vendría.

La energía de los jóvenes primaba. Nos recibieron con cerveza para mi y vino blanco para Ricardo, que disfrutamos mirando afuera, como cortaban leña con hacha, como preparativo para el fuego que se haría.
Estuve en más de una ocasión, después, contemplado el fuego chisporroteante de esos leños, tan propio del sur. Que deleite es contemplar el fuego de una fogata; por qué será que tanto nos cautiva, aparte de anima con su calor.

Carlos Sanhueza en primer plano
Presentaciones, breves conversaciones, hasta que pasamos al living, con un pie en el patio, a la sesión misma de la conversación grupal y de lo que sería al final mi presentación-conversación.
Lo que hacen siempre, es que quien trae a una persona nueva, la introduce con una breve presentación y luego se le pide al invitado que hable respondiendo dos tremendas preguntas: ¿Qué te mueve en la vida y que mundo traes a compartirnos?
Uf. Igual da pie para que el que habla diga cosas de si mismo y nos impacte con su particular presencia.

La mitad o más de los presentes era primera vez que venían, así que pasaron por el rito de introducción. Después me tocó el turno a mi y me lancé con la exposición de lo que había preparado, que dejo aquí en la forma de una presentación Prezi, que no mostré anoche, pues fue a cappella y en formato conversación, bastante participativa.

Retengo pedazos de lo que ahí pasó, por las reacciones que se produjeron, las interpelaciones, las contra argumentaciones. Por ejemplo, esto de tomar la educación en nuestras manos, pero para ello necesitamos saber qué estudiar, que queremos estudiar, qué es lo nuestro.
Cómo se hace eso, si los alumnos de segundo año en la universidad no reflejan estar en algo que los apasione, ni mucho menos.
Surge el tema de que para saber qué es lo mio, qué quiero estudiar, dónde quiero ser oferta para el mundo, necesito conectar con mis emociones, pues es un sentir, aparte de un reflexionar, de donde emergerá la respuesta.
Y de que le proceso educativo, parece que estranguló nuestro sentir, incluso reduciendo nuestra capacidad respiratoria, como una forma de quitarle aire al fuego de nuestras emociones.
Necesitamos recuperar el buen respirar y de ahí esperar que se encienda nuestras emociones y con ese recurso continuar la búsqueda de la respuesta a que es lo mio, que estudio (link).

Branislav, Carlos Sanhueza y Diego Carrasco
Interpelado también me sentí cuando Josefina cuestionó mi obsesión por tomar cursos online en sitios como Coursera y Edx, descuidando o consciente y voluntariamente dejando de leer prensa y ver TV, alienándome en consecuencia de la contingencia nacional. Yo comparé aquello con las horas que mi hija dedica a ver seriales de zombies en Netflix.
El mundo que tenemos que cambiar está aquí y no es China ni en Harvard, me dijo. Eso dió para un clinch de conversación, que sé mi mujer se habría posicionado del otro lado.
Tuvimos una deriva a la forma de pensar china, que había obtenido de cursos de ese lado del mundo, como uno de la naturaleza del pensamiento chino (link), que me ampliaba la mirada y ponía en perspectiva en vicio o adición nuestra a emitir juicios, que tienen que ver con un ser, creación occidental.

Interés especial había por el tema de mi experiencia con los blogs y me pareció que el argumento de usar un blog como herramienta o plataforma para pasar los conocimientos que uno iba aprendiendo, como parte del proceso de aprendizaje, como había prendido en un curso que sigo en estos días sobre como aprender a aprender, les hizo sentido.
Ricardo Kirsten a la izquierda
Y la idea de la necesidad de "sacar la voz" en los confusos tiempos que corren, con referentes inexistentes, abre la posibilidad o no deja otra, que individualmente y en grupos saquemos la voz, elevemos la conversación y la pongamos en la red a disposición de los que quieran participar.

La sesión grupal terminó animádamente, con la energía muy en alto, pero la exquisita comida que había preparado el chef presente, que era uno de ellos, no permitía dilatar mas la cosa.

Lo que siguió fueron conversaciones en pequeños grupos o de a dos, conociendo gente, comentando lo conversando, conociendo casos y cosas personales de mis interlocutores.

Nos fuimos con Ricardo (había dejado mi auto en su casa) comentando la energía de la gente, la energía de este grupo y lo fascinante de lo que podría salir de todo ello. Nos fuimos conversando, comentando, felices.

conversando después y comiendo

sábado, agosto 01, 2015

Miedo a las emociones y la importancia de la respiración

Alexander Lowen de la Bioenergética ha atrapado mi atención. Hace un tiempo leí un libro suyo, pero creo que no me llegó tanto como un par de videos que he visto ahora.

Somos nuestro cuerpo, dice. Y pone el foco en lo que sentimos, siendo las emociones fenómenos que ocurren en el cuerpo y que tienen que ver o están íntimamente relacionadas con movimientos de energía.

Alexander Lowen
Vivimos una época, señala, con una cultura centrada en la mente y no en el cuerpo. Estamos tan identificados con la forma en que pensamos, que hemos perdido contacto con el cuerpo, pero más que nada con las emociones que brotan de este. Y por eso nuestra sensación de estar perdidos.

Todo parte en nuestra niñez, en que nuestra natural libertad y despliegue del ser, donde sí experimentábamos el disfrute y las emociones, fue educado, civilizado, a punta de represión, retos y castigos.

Lowen señala que esa presión ejercida en el proceso educativo es tan fuerte, porque está relacionado con la muerte, pues sentimos que si no nos quieren moriremos, nos abandonarán por ahí, por lo que terminamos haciendo lo que nos piden.

La emociones brotan del cuerpo como formas de energía que van asociadas a movimientos corporales. No podemos decirle al cuerpo que se enamore o que sienta ira, pues las emociones brotan solas, en parte en función de la energía disponible.
Lo único que podemos hacer es frenar, reprimir nuestras emociones. Y la forma de hacerlo es reducir la energía corporal, a través de reducir la respiración, contrayendo el cuerpo. Y de ahí las tensiones y el hecho que la mayoría de las personas respiran con entre el 50 a 60% de su capacidad pulmonar.

De hecho, la terapia Bioenergética se centra en enseñarle a las personas a respirar, no forzadamente sino que naturalmente. Y a perderle el miedo a las emociones que se pueden desencadenar. El cambio debe reflejarse en el cuerpo y el terapeuta Bioenergético debe saber leer el cuerpo.

base energética unitaria, que se abre en dos
fuerzas antagónicas, cuerpo y mente
Lowen señala que la energía corporal es unitaria y está centrada en una zona del cuerpo, una especie de epicentro energético, que estaría entre el plexo solar y el corazón con los pulmones. Esta energía sube por la espina dorsal y en el cerebro se divide en los dos hemisferios, donde en el izquierdo se desarrolla la mente, el lenguaje, el pensamiento analítico. Y en el derecho, se sitúa el cuerpo con las emociones, la experimentación guestáltica amplia de la realidad. Y estas dos energías entran el contraposición a nivel de la conciencia, esa cosa superficial, señala.

Si tenemos las emociones apagadas, reprimidas, con poco contacto corporal, la sensación es de estar perdidos, por mucho que la mente crea que lo tiene todo comprendido, analizado. Necesitamos recuperar el contacto con nuestro cuerpo, necesitamos ampliar nuestra capacidad respiratoria en forma natural, necesitamos perderle el miedo a las emociones, que son en definitiva el motor de todo lo que hacemos y pieza fundamental para sentirnos vivos.

Las emociones son como el fuego de la vida, señala Lowen, que de verdad podemos reducir y apagar, reduciendo la cantidad de aire que le entregamos al cuerpo a través de la respiración.

Perderle el miedo a las emociones y recuperar nuestra fuente energética de la respiración, parecen tareas fundamentales para movilizar nuestras capacidades de entrar en contacto y sentirnos de verdad vivos.

Referencias:
Charla de Alexnader Lowen
Entrevista a Lowen