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miércoles, mayo 24, 2017

Los impedimentos del buen conversar

Cómo conversamos, cómo los equipos conversan, es donde pongo mi mirada en esta reflexión.

Cuando conversamos en grupo, pensamos juntos y movilizamos la inteligencia colectiva; creamos la realidad a final de cuentas.

La calidad de nuestras conversaciones empieza a ser algo a mirar. No tenemos en general muchos elementos de juicios a la hora de calificar cómo nuestros equipos conversan.

Aparte de que no es raro escuchar cierta decepción de lo que resulta de como conversamos. Si conversas uno a uno con los participantes, todos desean lo mejor, pero por alguna razón, esto no pasa.

Un personaje que abunda en nuestros pensamientos y en las conversaciones, son los juicios. Los juicios crean realidad, suelo decir. Los juicios sellan, opacan, alteran, la información de la realidad que llega a nuestra mente. Los juicios sirven para silenciar las voces disidentes, entre otras cosas.

Para mi, la primera tarea en el proceso de mejorar una dinámica conversacional, es eliminar lo más posible los juicios. Cuando esto ocurre nos acercamos a poder ver la realidad, en forma limpia, tal como llega a nuestros sentidos, sin filtro. Otto Charmer llama a esto "open mind" o mente abierta.
Y fue esta capacidad, de ver la realidad tal como llegaba a nuestros sentidos, lo que abrió el camino a la revolución científica, tecnológica e industrial.

Un tremendo paso, sin duda. Y a veces no es tan fácil discernir si estamos viendo con una mente abierta la realidad, o estamos interviniéndola con cómo esta debiera ser, la forma correcta en que debiera ser según mi forma de ver, etc.

Otro personaje que se encuentra con frecuencia en nuestros pensamientos y quizás más bien en nuestros sentimientos, es el culpar a otro.
Me gusta esta idea que dice que cuando culpamos a otro, distorsionamos la realidad, de tal forma que cerramos el acceso a la conexión empática con ese otro.
Y si queremos acceder a este nivel más profundo de conexión con los otros, para elevar el nivel de nuestras conversaciones grupales, necesitamos acceder a la conexión empática. A poder ver lo que dice el otro, desde los zapatos del otro. Ello requiere una disposición, como la llama Otto Scharmer, de "open heart" o corazón abierto.

Esta sería la principal transformación que hace falta en nuestros días: conectar desde el corazón.
La empatía implica salirse desde el epicentro de si mismo y ver desde el epicentro del otro. Esto no es tan fácil como se podría creer. Aparte de que no es la práctica habitual que nos rodea.
Vivimos en un individualismo intenso, donde de lo que se trata es de cumplir mi cuota, hacer esa venta, maximizar mis utilidades ... al costo que sea. La verdad es que ni veo, ni miro hacia los costos que ello genera. De repente aparecen normas, medio ambientales por ejemplo, que más parecen una joda que otra cosa.
Y no se trata de poner normas, deberes ser, sino de ver por nosotros mismos desde la mirada de los otros, de todos los otros, los efectos, impactos, de lo que estamos haciendo.

Toca, dicen muchos, y así yo lo creo, conectar desde el corazón. Sentir, no solo lo que yo siento, sino que también, lo que el otro siente. Pues cuando ello sucede, nos afecta nuestro propio sentir y nuestras decisiones.

Un tercer personaje que a veces aparece, es la arrogancia. Ello refleja un exceso de ego, cuyas consecuencias son la cerrazón de los conductos hacia la intuición y las fuentes más profundas del saber.
Como dice Otto Scharmer, si queremos sentir el futuro que quiere emerger de una situación, necesitamos tener los tres canales anteriores abiertos y en particular, el último. Cuando estamos a ese nivel de vaciamiento, en particular de ego, podemos operar como instrumento del futuro que quiere emerger.
A mi me parece esta visión, hermosa y a la vez un verdadero salto de conciencia, que por Dios que hace falta en estos tiempos.

Cuando los tres canales anteriores, de la mente, el corazón y el cuerpo, están cerrados, se pueden observar en primer lugar la intriga y la desinformación. Ellos envenenan las fuentes de información permitiendo con ello manipular los puntos de vista. Escondiendo información o introduciendo información falsa, son conductas que en esas circunstancias se observan.
Claramente este tipo de conductas no promueven la buena conversación, sino que la obstruyen.

Yendo ya más al nivel del corazón. cuando los canales de la buena conversación están obstruidos, aparecen el acoso y la intimidación (bulling), que envenenan las interacciones y las relaciones. Aquí estamos en el ataque franco y directo contra individuos o grupos.
Ninguna posibilidad de cambios a través de conversaciones. Si no quieres que haya cambios, son buenos instrumentos para imponerse.

He puesto el foco aquí en los problemas que encontramos para el buen conversar, que permite utilizar el potencial de las personas en la empresa y acceder a la inteligencia colectiva.
Detectar estas conductas y buscar erradicarlas, es el objetivo del trabajo de coaching con equipos y grupos de trabajo.


Referencia:
Libro Teoría U de Otto Scharmer

2 comentarios:

  1. Que buen posteo Gabriel, clarito clarito como el agua del rio...jajaja. Se escucha fácil pero está muy díficil y pareciera que cada día cuesta más conversar con toda la disposición necesaria.

    Gracias

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  2. Con versar: compartir el verso

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