Una cosa es observar una situación desde fuera y otra es sumergirse y verla desde dentro.
Una cosa es mirar "la realidad" desde o con el órgano de la mente y otra, en esa inmersión profunda de la que hablaba antes, entrando yo, con todos mis sentidos, en el fenómeno que más que ver, contemplo. Alguien por ahí llamaba a esta forma de ver, observar con mente y corazón.
Somos parte de una civilización que dice "pienso luego existo" y por ello nos pasamos buena parte de la vida tratando de entender el mundo.
Lo hacemos desde la mente, parados un paso más atrás de la realidad, de la cosa observada.
Esta forma de ser que llevamos, nos desconecta más y más de nuestros sentidos. Que se van apagando y me explico porque nosotros anhelamos tanto las vacaciones, para ir a tirarnos semidesnudos a alguna playa, donde aparte de tomar sol, bañarnos y jugar paletas, no es mucho más lo que hacemos. Y entiendo que lo que estamos haciendo ahí, es recuperar en parte nuestros sentidos. Sentir en nuestra piel, ver con nuestros ojos, oir y paladear, cosa que en el resto del año permanecían en buena medida adormecidos.
Al parecer, toca hacer un giro evolutivo y cambiar la forma de andar por el mundo, desconectados de nuestros sentidos, pegados en nuestras cabezas pensantes, desconociendo incluso de que se trata este fenómeno de sumergirnos en la realidad del aquí y ahora.
Menos aparatos electrónicos y más cuerpo, más sentidos y más foco con la forma en que estamos atendiendo.
Cuando cambio de la mirada científica tradicional, mental y reflexiva, a la mirada inmersa, con el corazón y los sentidos, mi punto de atención cambia.
Francisco Varela decía que el punto ciego de occidente era justamente el no ver desde donde vemos y no tener por lo tanto, ninguna maniobrabilidad ahí. Es ceguera del fenómeno de la conciencia.
Y Harari dice que lo que viene es justamente cartografiar el mapa de la conciencia; un territorio completamente nuevo, para el mainstream occidental.
Leyendo a Plotino en su Sobre la belleza, detecto que la experiencia de la contemplación, con atención a lo que nos pasa por dentro en la experiencia, era algo habitual en su mundo, pasado el año 200 después de Cristo.
Nosotros en buena medida, hemos perdido contacto con esos fenómenos, tan propios de nuestra naturaleza.
Tu te imaginas como sería una reunión de trabajo con las personas conectadas tanto entre si, como con los temas tratados, conectados de esta forma. Osea inmersos, con los sentidos, la mente y el corazón ?
Yo creo que sería completamente otra cosa.
Aparte, qué ojo tenemos que tener adiestrado para detectar cómo el otro está viendo ?
Gracias Gabriel. Me gustó mucho de la vuelta a los sentidos, y también la última reflexión. Pienso que una reunión de trabajo en donde los asistentes se conectaran con los sentidos, mente y corazón ya no sería una reunión de trabajo, si no que un encuentro de vida. Como los que se hacen en DH. Abrazo
ResponderBorrarBuenísimo!
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