Que tal si nos planteamos la idea de que la realidad no existe. De que lo que para nosotros parece ser la realidad, no lo es, pues nos hemos venido dando cuenta, que todos ven cosas distintas, en todo momento.
Esto comienza para mi, con un ejercicio en la escuela del coaching, que llamamos del Observador, en que ponemos a un grupo de personas frente a un cuadro; al menos eso es lo que yo hago.
Y les preguntamos, después de un rato de estar mirando, qué ven ? qué se les aparece con lo que ven ? Y siempre ocurre, que hay diferencias; a veces fuertes diferencias.
Estirando esta idea, más la necesidad de encontrar nuevas formas de abordar los mismos temas, como la educación por ejemplo, es que propongo, esta idea, de plantearse como si la realidad no existiera, sino que cada uno la está produciendo, minuto a minuto y la ve, como si fuera algo fijo, que está ahí, incluso, en cierto grado, incuestionable.
Sé realista, escucho decir con frecuencia. O, la realidad ES, como imponiéndome, o yo imponiéndole a alguien, algo.
Esta idea de realidad sirve entonces como un mecanismo de imposición, como un mecanismo de dominio.
Bueno, esto ya Humberto Maturana lo había dicho.
Si la realidad no existe, lo que existe es un constructo personal y colectivo, del que más vale hacerse cargo, o hacerse responsable. Esa cosa que llamamos realidad, que no es lo sólida que pensábamos, la estamos produciendo nosotros mismos. Por lo tanto es bastante líquida.
La verdad, en general tiene mucho que ver con nuestra idea de realidad. Si no existe la realidad, en que queda la verdad ? Tampoco existiría. Es una elección personal; una opción, podría decirse.
Cuando decimos, esto está científicamente demostrado, es real y además es verdad.
En mi experiencia con la ciencia, partiendo con la Tabla Periódica, en mis estudios en Ingeniería Química, recuerdo que un profesor me dijo que nunca nada de todo aquello se había visto, sino que más bien funcionaba.
Podríamos concluir, que las verdades de la ciencia, más bien funcionan relativamente bien, que decir que tiene el carácter de realidades.
Y para terminar, la pregunta por qué ES algo, queda dando botes entre estos planteamientos de la liquides de la realidad y la verdad. La verdad (me estaré pisando los pies ?) es que la pregunta por el SER de algo, pierde mucha fuerza.
Y todo se desestabiliza y queda en nuestras manos y de acuerdo a nuestra capacidad de diseño y construcción.
Sospecho que un cambio de este tipo es revolucionario y podría afectar la forma en que abordamos el tema de la educación.
Las personas, como peones de otros que nos dominan desde la objetividad, como decía Maturana, o como potenciales co-creadores de mundos, que según nuestro desarrollo y capacidades, la realidad que seremos capaces de construir.
Típica cuestión epistemológica: ¿el asunto es la existencia de la realidad en cuanto tal o la percepción de la realidad? Porque si la realidad no es un bloque ya hecho y cada cual la va construyendo o descubriendo... nos mordemos la cola. Aquello que intuimos o imaginamos o descubrimos o probamos de manera científica o mitológica, necesariamente está ahí, fuera de nosotros.
ResponderBorrarTal vez una aproximación interesante al ser y a la realidad del ser pueda ser revisado en estos dos libros: Teoría del Conocimiento y Filosofía de la Libertad. R. Steiner Ed. Antroposófica, Librería Weleda en Simón Bolivar
ResponderBorrarY sería lindo que los pudiéramos comentar con un café o un pisco sour en el restaurant peruano nuevo....digo, pa probarlo....jejeje
ResponderBorrarSospecho que para plantear adecuadamente la pregunta por la realidad, objetividad y verdad hay que pasar primero por plantearse ¿ qué es una pregunta y porqué necesitamos los seres humanos “respuestas”?. Tambien, diferenciar verdades epistemológicas de las ontológicas.
ResponderBorrarJuan Ignacio, me gustaría conversar contigo sobre este asunto. Más bien, escucharte para ampliar mi comprensión dado que no he leído con profundidad a Rudolf Steiner. Para ello no es necesario ir a un café o restaurante peruano; te invito a mi casa a conversar y departir con un buen vino tinto y quesos. Un abrazo! Alberto Quiroga (Cel. +56 9 9599 8505)
ResponderBorrarFeliz! Te llamo.
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