La empresa como la veníamos conociendo debe cambiar.
Y por la forma en que va a cambiar, será el motor fundamental de la transformación de la sociedad que vendrá.
La empresa aparte de recoger lo mejor de la creatividad humana, dirigida a mejorar aspectos de nuestra vida, habrá de tener alma y espíritu. La empresa habrá de palpitar como un organismo viviente.
No puede seguir siendo un lugar de maximización de rentas para y por los inversionistas.
No puede seguir siendo un lugar donde la persona humana, a cambio de una renta segura, sacrifique su potencial.
Si, es cierto que la empresa debe ser capaz de flotar financieramente hablando, pero el dinero, los números y la utilidad, no pueden seguir siendo el foco y centro de toda la atención.
Para que ese cambio ocurra, tenemos que cambiar nosotros, las personas. Tiene que cambiar la forma en que vemos, la forma en que interpretamos la realidad y la forma en que nos conectamos con los otros. Tiene que cambiar nuestro nivel de conciencia, que este trancazo al que nos está sometiendo el coronavirus, podría estar generando.
Tenemos que interpretar la empresa como un organismo vivo de la naturaleza. Tenemos que humanizar por lo tanto la concepción que tenemos de ella.
La empresa tiene que tener un propósito humano, ecológico y económico, sentido por toda la comunidad que trabaja en ella. Este propósito debe ser comunicado, luego de haber sido creado y modificado, con amplia participación.
Los procesos y el objetivo de hacerlos ágiles perdura, pero como quien mira una parte del todo, que es organísmico, dentro de una ecología mayor a sus propios límites.
La empresa, la veo como una gran conversación, estructurada en grupos que crean lazos entre las personas y dialogan de la vida, la empresa, sus mejoras posibles y el sentido de sus vidas, incluido su propio desarrollo en ese contexto y en ese entorno.
Veo la empresa estructurada en células dialogantes, por equipos de trabajo e inter áreas. Los productos de esas conversaciones se comparten, de alguna forma, en una plataforma digital intra empresa, de manera que todos estén informados, en un contexto de máxima transparencia.
A la vez, periódicamente se ponen temas o preguntas generales, para todos los grupos, que confluyen después a un centro informativo, de manera de llegar a consensos generales y decisiones co-generadas.
Teco Cardonne, en el libro Articuladores de los posible de Juan Vera, aparece diciendo que está convencido que sobrevendrá una evolución humana desde las empresas.
Y Larry Fink, también a través del libro de Vera dice, que en el enorme fondo de inversiones que él dirige, han mandado la señal de no invertir en empresas que no sean éticas, con prácticas que garanticen todos los principios del crecimiento sostenible, principios ecológicos, de inclusión, apertura a la diversidad y apoyo a causas sociales.
Es desde la empresa que se gestará el futuro que hace falta.
Espero que no solo sea un sueño, sino que se convierta en una realidad
ResponderBorrarImpecable, comparto totalmente su contenido! te adelantaste a mi próxima columna ... un abrazo!
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