Leo este nuevo libro de Rudolf Steiner siguiendo una intuición mía en la dirección de que él podría tener una propuesta de "nueva espiritualidad" que creo es lo que hace falta en los tiempos que corren.
Teosofía tiene que ver con la sabiduría de las cosas divinas.
Steiner divide al ser humano, en tres dominios: el físico, el alma y el espíritu.
El cuerpo, a través de sus sentidos, recibe las impresiones del mundo y reacciona a ello con los instintos y las emociones automáticas.
El alma siente simpatía o antipatía, como reacción a las cosas del mundo. Se crea representaciones internas y crea un registro de memoria.
El espíritu .. a él se entraría por el pensamiento; principalmente por la intuición y la contemplación.
Busco mi destino |
Me gustó la metáfora vegetal que hace, en la cual las flores son las erupciones del espíritu.
Nosotros pertenecemos a una civilización materialista, que se centra en los sentidos, en el mundo material, ese en que las cosas se pueden medir, en que la máxima expresión de lo que es verdadero, es lo que dice la ciencia. Este mundo nos ha gobernado.
Bueno, habría otro mundo, para el cual nos faltan quizás los órganos sensoriales adecuados, que existen, para los cuales tenemos que aprender, pero, que aun no han sido habilitados. Cuando los habilitemos, nos transformamos en videntes; dice Steiner.
Vivimos como atrapados en nuestra personalidad, pues los sentimientos que nuestras experiencias en las interacciones con el mundo, que pueden ser de placer, dolor, alegría, tristeza, terminan dándonos o quitándonos, algo propio de nuestra persona.
Por eso, mientras más satisfacción, placer, nos produce algo, mejor. Andamos por la vida maximizando eso.
Eso que andamos haciendo abarca solo dos aspectos de nuestro ser, el cuerpo y el alma.
Ese gusto por comer una comida rica, no es asunto del cuerpo, sino del alma, me enseña Steiner.
Lo mismo lo que siento con el color azul.
Y aquí se abre, se despliega, todo ese mundo de la dimensión espiritual, nuestra y del mundo.
Se trataría entonces de despertar nuestros sentidos anímicos y espirituales.
El norte estaría en lo Bello noble y de lo eterno Verdadero, neto en nuestra dimensión espiritual.
La realidad reside en la dimensión espiritual en la forma de arquetipos, de los cuales las cosas del mundo son meras representaciones.
Hemos estado abocados a la materia y las sensaciones del alma en relación al mundo material. Por eso tanto foco en el provecho personal y los caprichos. Perdidos, completamente perdidos de lo sustantivo que reside en el plano espiritual, del que estamos ciegos, como desde la Edad Media.
La dimensión espiritual se experimenta a través de órganos sensoriales que necesitamos despertar y activar. De eso se trataría lo que toca para adelante. ¿Dónde están los maestros de esto?
Muy buena síntesis estimado Gabriel. Solo tal vez agregar que si bien esta enuncia los puntos "visibles" tal vez esconde lo esencial de la lectura. ¿Y si "los maestros" fuesen solo nuestro "pensar puro", aquel que es libre de otra cosa que no sea él mismo? Y si fuera intencionada la dificultad con la que nos encontramos al leer sus libros? Y si esta lectura continua de sus obras siguiendo una "intuición amorosa" estuviese siendo en sí misma un camino de iniciación preliminar? Me trae a la memoria una de sus frases inspiradoras desde otra lectura: "El que haya conquistado la facultad de supeditarse a principios o ideales elevados, dejando de lado sus veleidades y arbitrios personales, y quién sepa cumplir su deber, incluso en los casos en que sus inclinaciones y simpatías fácilmente tienden a desviarle de ese deber, ya es inconscientemente un iniciado en medio de la Vida común" ... Extractado de "Como alcanzar el conocimiento de los mundos superiores" (1904). Saludos
ResponderBorrarLo esencial es invisible a los ojos.
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