Enfrentamos una megacrisis, osea una crisis a nivel planetario.
Es la civilización industrial que se está viniendo abajo, con estruendo. Y lo que la está volteando es el tipo humano que esta civilización ha producido.
Todo parte con Francis Bacon en el siglo XVII en Inglaterra. La idea es más o menos la siguiente: la verdad está en la Biblia, así que deja de buscarla en otra parte. Y concentra tus capacidades racionales para cosas útiles y concéntrate en la ciencia y la tecnología, para aumentar el bienestar de las personas y lo más importante, tu riqueza. Porque la medida de tu riqueza, es la medida de cuánto Dios te ama.
En la pasada se mató la cultura judeo cristiana que nos daba sentido y trascendencia. Pasamos a ser masa individualista, enfocada en producir e intermediar, para luego consumir y ser usuarios pasivos; si, pasivos. Lo que impera es la racionalidad y el cálculo.Nos transformamos en máquinas enfocadas en el rendimiento y la productividad. Es el mito del progreso.
El ser humano que somos por naturaleza, se ve escindido, anulando muchas de sus dimensiones, como la sensible, la que busca sentido y trascendencia; incluso la que piensa, se ve minimizada.
El tipo humano que esta civilización ha cultivado, es una versión muy degradada, que como tal, elige líderes que los gobiernen también de bajo nivel, muchas veces, con altos niveles de corrupción.
Este sistema favorece el negocio más que nada y por ello prospera la desmesura de grandes poderes económicos, que aparte, con sus recursos manipulan al mundo político, para que las leyes los favorezcan.
Esto produjo un desequilibrio gigantesco, con poderes económicos enormes y globales muchas veces, y una masa que nunca experimentó el progreso prometido.
Gastón Soublette, se pregunta porque este estallido social no había sucedido antes.
Ve, en el saqueo de la naturaleza por la actividad industrial extractiva, un acto de violación semejante al de los saqueos de supermercados a lo largo del país, en los días del estallido.
Y ve también que las bondades de este progreso que a algunos favoreció, no le llegó nunca a multitudes que son los que ahora sienten los mejores ejemplos del progreso (el Metro), como algo hostil, para aquellos desplazados.
Nuestro problema entonces, es un problema del interior, del espíritu, nuestro problema es de dimensión espiritual.
La modernidad es mecánica; necesitamos pasar a un esquema orgánico.
Le hemos dado prioridad al orden construido y hemos desechado el orden natural dado, al que hemos reducido a recursos naturales, para su explotación sin límite.
Hasta que el equilibrio del planeta que nos sostiene, empezó a reducirse, extinguirse, contraerse. No será que la pandemia es una expresión del organismo vivo que es el plantea, para extinguirnos a nosotros, el principal problema ?
Termina diciendo que tanto el Capitalismo, como el Marxismo, son expresiones de una misma cosmovisión, materialista en primer término, que usan el conocimiento para ejercer un dominio sobre las cosas conocidas para sacar provecho de ellas. En ambas el fundamento es económico.
Necesitamos iniciar una conversión espiritual y un trabajo de autosuperación psíquica, para salir de este modelo de civilización puramente económico y tecnológico. Urgentemente.