Páginas

viernes, diciembre 11, 2020

Conociendo a Roberto Vidal de un local de venta de repuestos de autos

El auto no parte, me dice por teléfono la Andrea, mi mujer.
Qué hago ? Recuerdo un dato que me dio Álvaro Fresno de THB Seguros, pero no di con él. Fue entonces que me acordé de Sergio Herrera, vendedor particular de autos, con el que he tenido varias transacciones, de las cuales salió un posteo para él y una cierta amistad.
Se vino para acá y con una herramienta que yo no conocía, hizo partir el auto. Es la batería, me dijo. Conversamos y decidimos ir juntos a un local que él conoce en Pedro de Valdivia, pasado el Estadio Nacional.

Allá, llegando, se fue derecho adonde Roberto Vidal, que atendía a otro cliente y le dijo que quería que nos atendiera. Esperamos un rato y llegó preguntando qué queríamos. La batería, parece que está mala.
Ya teníamos el capó abierto y ahí se metió de cabeza Roberto. 

Se fue y volvió con un jarro con agua caliente, que vertió sobre un borne de la batería que estaba cubierto por una sustancia blanca (sulfato), que al parecer afectaba a su funcionamiento. Dejó con esto el borne limpiecito.
Luego desprendió los terminales, fue a buscar una lija, y lijo ambos lados del contacto de ambos bornes; positivo y negativo. Conectó y me pidió hiciera partir el motor.
No partió. Si, es la batería, ya no funciona. Tiene que comprar una.

Mientras instalaba la batería nueva, detectó que me faltaban unos remaches que sostenían parte de mi tapabarro. Fue a buscar cuatro, que eran los que faltaban y los puso, dejándome toda la parte frontal del auto firme.
Mientras trabajaba, iba y venía, conversamos y algo lo conocí. Me llamó la atención. 
Le hice algunas preguntas a Sergio, que lo conocía y decidí entrevistarlo para este espacio. Era alguien especial. Te atendía, como pocas personas lo hacen. De verdad interesado en ayudarte, sin tratar de meterte ninguna cuchufleta, ni venderte una batería sin más. Un tipo de persona escaso, que más vale darlo a conocer.

Lo llamé días después y conversamos.
Tiene 65 años, próximo a pensionarse, pero no dejará de trabajar, me dijo.
Casado y separado, con tres hijos, entre 33 y 27 años. Todos profesionales, bien encaminados.
Su mujer y sus hijos se quedaron con la casa y él arrienda una casa, frente adonde vive su actual pareja.

Nacido y criado en Santiago, en la comuna de Quinta Normal. Es el tercero de siete hermanos, hijos de un padre que fue operario de la fábrica de copas y vasos, Cristal Yungay. 
Antes de casarse su madre trabajó como maestra de cocina en el hotel Carrera. Siempre le gustó la cocina.

Estudió en Escuelas Industriales en la misma Quinta Normal y terminó con la especialidad de Electrónica.
En su primer trabajo aprendió a hacer colchones. Los hacía incluso a domicilio.
De ahí pasó al negocio de la Ferretería, siempre como empleado, a veces a cargo del local.
Un día, el dueño del local de al lado, que era de venta de repuestos de autos, lo mandó a buscar.
Me gusta como atiendes, le dijo. Te invito a venirte conmigo. Le ofreció mejorarle las condiciones económicas y de pre pagarle un crédito que tenía y darle facilidades de pago. Quedó de pensarlo durante las vacaciones de verano, que se venían.

En junio, el dueño del local de al lado, lo mandó llamar de nuevo. Esta vez aceptó y en 30 días estaba vendiendo repuestos de autos en el local de al lado. Su jefe anterior le quitó el saludo a su vecino, su nuevo jefe.

Tiene una casa de veraneo en Ventanas (no es el mejor aire, está claro), a la que en este momento le está construyendo un segundo piso, con sus propias manos, más ayudas de familiares.
Se va para allá todos los veranos a pasar una temporada.

Es fiel seguidor del equipo de futbol de La Católica, a la que sigue a provincia, si están las condiciones, a ver sus partidos. Va con algunos de sus hijos.

Y es devoto de la virgen de Lo Vásquez, a la que va a agradecerle todos los años. Tiene dudas de si este año será posible por la pandemia.

No es el dueño del negocio, como pensé al principio. Es un fiel empleado. Atiende a los clientes, como si la satisfacción del cliente fuera lo más importante. Algo que me sorprendió.
Y dónde aprendiste eso, le pregunté ? No se, me dijo, es lo que se debe hacer.
No, le dije, no es habitual como me atendiste. Mi padre debe haber sido, me dijo; él era sí.

Bueno, si quieres comprar repuestos para tu auto o salir de alguna duda en la materia, no dudes en irte al local donde trabaja, en Av Pedro de Valdivia 5321 Ñuñoa (9 7945-6928).

4 comentarios:

  1. Excelente, da gusto encontrarse en la vida con esos personajes tan agradables, sencillos, sin aspavientos, auténticos.

    ResponderBorrar

Los comentarios de este blog son moderados; eso significa que antes de ser publicados, serán vistos y aprobados por el autor de los posteos (anda mucho bandido por las redes).
Disculpa las molestias