Juan Solís de Ovando nació al día siguiente que yo; en Chile. Curioso.
Me presta este libro mi amigo Guillermo Geisse, un libro publicado a mitad de este mismo año.
Su tema, el poder de las conversaciones, no podía ser más atingente a mis intereses y preocupaciones. Así que le abrí un espacio rápidamente.
En el capítulo cinco, habla de los estados de ánimo, en las conversaciones.
Qué es más importante en una conversación, la temática o los estados de ánimo presentes. Los estados de ánimo.
Con estados de ánimo inadecuados no hay temática que prospere; señala Juan Solís de Ovando.
Me hace sentido; todo el sentido del mundo. Aparte que se apoya en Humberto Maturana que dice “No es la razón lo que guía lo humano, es la emoción”.
Este punto, pienso yo, es una ceguera enorme que tenemos los humanos. Y mientras más ingenieril sea su formación, peor.
Aprender a observar estados de ánimo, sería clave. Pienso que hay personas que son maestras en liderar grupos, porque son hábiles movilizando estados de ánimo. Y no sé si son conscientes de aquello. Puede que en buena medida.
Según los objetivos que tengamos con un grupo, los estados de ánimo que necesitamos estén presentes. Por ello, gestionar estados de ánimo, pasa a ser clave, en los líderes.
Otro capítulo que destaco, es el sexto y último. Aquí habla de las conversaciones en la educación, en el aprendizaje.
Juan Solís de Ovando, es Abogado y académico en alguna etapa de su vida. Parte haciendo clases lectivas, con todos los alumnos sentados como si fueran al cine, en esa actitud pasiva, receptiva.
Al poco andar se da cuenta que los alumnos consultan en clases la Internet para indagar temas que él va explicando. Un alumno en particular, lo deja perplejo, con una intervención que hace en clase, explicándole al resto de los alumnos un término que él había usado.
Se queda pensando y cambia completamente como de ahí en adelante hará las clases. Sienta a los alumnos en grupos de 7, en círculos. Les pone temas y les entrega materiales como libros, computadores, papel y lápiz. Y los deja trabajando solos.
El profesor pasa a ser un observador, eventualmente un provocador y alguien a quien pueden consultar, pero son los alumnos los activos, los que deliberan y desarrollan solos los temas.
Y le ha resultado un acierto.
Hay interpretaciones de la realidad, que van siendo superadas. Las conversaciones sirven para mover a las personas y los equipos, a nuevas interpretaciones más potentes.
La materia con sangre entra, fue superado hace rato.
En este libro, Juan Solís de Ovando, le habla mucho a los Coaches, que llama “entrenadores sociales”, guiándonos en cómo introducir quiebres cognitivos, los llama, que son conversaciones, que desafían las interpretaciones vigentes y abren los espacios para explorar las nuevas interpretaciones.
Recomienda, lo que me parece muy interesante, pues además da pistas, de diseñar las conversaciones, para que produzcan en las audiencias, lo que se pretende.
En el Epílogo, habla de las conversaciones que debiéramos o que podrían ser las que tengamos en el futuro. Conversaciones de preocupaciones globales, planetarias.
Los medios de comunicación de que hoy disponemos, permiten exigir que las conversaciones en que se deciden cosas que nos afectan, nos debieran incluir en ellas.
Hacen falta por lo tanto dos cosas. Plataformas más afines con procesos conversacionales y desarrollar diseños de procesos conversacionales; partes y piezas de las conversaciones.
Bueno, un libro muy adhoc para los profesionales del coaching, que nos muestra bordes, acentos, perspectivas, que provocan la reflexión y el avance en nuestro oficio.
Así que, muchas gracias Juan Solís de Ovando.
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