Alasdair Macintyre, es un filósofo escocés, de 93 años, que hace clases en la universidad de Notre Dame en EEUU. Su tema es la historia de la moral.
La moral se preocupa de lo que está bien y lo que está mal. Y eso ha cambiado a lo largo de la historia.
En la época de Homero, lo sabemos por sus obras La Ilíada y La Odisea, lo bueno era ser fuerte, musculoso y valiente, bueno para la batalla; obvio.
Es la moral preferida del autor, pues contiene un elemento de divinidades o dimensión cósmica, que cuando no daban el ancho en sus disputas entre humanos, siempre son ellos los que resuelven; y no siempre con tanta lógica o racionalidad.
Desaparece la ciudad-estado, primero por la conquista de Macedonia con Alejandro Magno y luego por el imperio romano y la unidad productiva pasa a ser algo así como la familia. Todos tenían algo que hacer en la familia y ser laborioso, leal, afectuoso, etc., eran virtudes relevantes.
La relación con el príncipe o gobernante, también pasa a ser relevante y virtudes que auspiciaran esa relación, también son relevantes, sino vitales.
Por ese tiempo aparece el cristianismo, que trae un importante compendio de valores y virtudes y su correspondiente set de vicios.
La humildad emerge como valor, cosa que antes era un vicio.
Los jacobinos de la revolución francesa, introducen con fuerza la libertad, la igualdad y la fraternidad. Con pocas consecuencias a la larga, pero igual remecen el tablero geopolítico, desde la perspectiva de los valores, que en este caso impactan fuertemente la política.
En esos días, hay otra mega transformación valórica en Estados Unidos, con Benjamin Franklin, que establece el utilitarismo y deja a la codicia, el egoísmo y el individualismo, como valores de alto pedigree.
Lo que está bien, debe reflejarse en la exterioridad a través de prosperidad económica.
Eso propiciará la instalación del capitalismo, que hasta hace muy poco, si es que no aún, era considerado la panacea y síntoma del fin de la historia. Derrotando otras ideologías como el socialismo y el comunismo.
Según Alasdair Macintyre, que estudia la moral como el filósofo que es, desde una perspectiva histórica, esta situación del emotivismo, la considera nada bueno.
Nietzsche es un actor importante del proceso evolutivo de la moral, pues hace pedazo buena parte de las moralidades antiguas, incluida la del cristianismo, pone como objetivo final de las decisiones de lo que es bueno o malo, el alcanzar el poder.
El superhombre de Nietzsche, es un tipo poco dado a establecer relaciones de igualdad con los otros, moviéndose más bien en solitario y centrando su forma de relacionarse a una instrumental, de uso de las personas y herramientas, para sus fines de poder. Pensé en Putin.
No hay una moral absoluta. Las morales son locales e históricas. La razón tiene algo que decir en esas lides, pero no mucho.
Un tema no fácil, pero gravitante, sin duda.
Termina diciendo que estamos en un momento histórico similar al de la caída del imperio romano, en que los bárbaros no están en las fronteras, sino que nos gobiernan hace rato.
Y ruega porque aparezca desde algún lado un San Benito, con una nueva espiritualidad y su correspondiente nueva moral.
Muy buen tema Gabriel. Ya el hecho de distinguir como varia la moral en el tiempo, me parece un aporte. Tal vez sea porque frente a tanta información estática, siempre da gusto recibir una mirada procesal.
ResponderBorrarSupongo que hay una relación directa entre la moral de una época, las creencias y mitos de una cultura. Es decir, las acciones serán buenas cuando coinciden con lo que se cree y serán malas cuando no coinciden . Debe existir una relación cercana entonces entre creencias, valores y moral.
Bueno tu comentario del libro de McIntyre, que da para una larga conversacion, apuntando a invitar a reflexionar sobre la moral en la política y en las empresas, por un lado, y a apreciar las diferencias valóricas entre adultos y jóvenes. Como estos valores actúan de trasfondo, a veces es inadvertida la causa de los conflictos entre unos y otros. Rescatar desde dónde miramos - la moral es un espacio compartido - nos puede ayudar a entendernos mejor
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