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jueves, julio 07, 2022

Libro Creer o no creer de Joseph Ramos

Joseph Ramos es ingeniero y economista. Y en este libro se pregunta por la existencia de Dios. Y lo hace en la forma que lo haría un científico honesto. Un libro muy adecuado para una persona formada como ingeniero también. Pensamos, hilamos los pensamientos, de manera parecida.

Diré las cosas que me hizo pensar. El universo brotó de la nada, según nuestro conocimiento científico actual, que no es más que un manoteo de nuestra limitada mente, hace 14.000 millones de años.
¿Por qué ? ¿Cómo ?

Y la cosa evolucionó, derivó, hasta nuestra existencia de los homo sapiens que somos, sobrepoblando este planeta, endiosados de nosotros mismos, haciendo trizas nuestra base de sustentación, en la máxima de las cegueras.

¿Por qué existimos ? ¿Por qué existe toda la realidad que vemos ? ¿Por qué simplemente no hay nada ?
¿Por qué no aflora, emerge de la nada, en cualquier momento, otro universo, aquí en mi terraza ?

¿Por qué existen en la naturaleza leyes que la gobiernan, con parámetros precisos de sus variables, en números precisos tales que si fueran un poco mayores o menores, todo se desbarata ? Si no fuera por estos hechos, nunca habría ocurrido que tres átomos de helio se juntaron y formaron un átomo de carbono, esencial para la vida. Y tantos otros ejemplos, que Joe Ramos, ofrece en su libro.

No hay otra, hay una inteligencia detrás de todo esto, hay un diseñador. Punto.

En la evolución hay dos hitos o saltos inexplicables, como simples aleatoriedades fortuitas. Una es el paso de la materia inorgánica a conformar un organismo vivo, una célula, que requiere 250 tipos distintos de proteínas, cada una con una función específica increíble y un ADN con unas 2500 aminoácidos en una secuencia precisa, para acumular toda la información necesaria para reproducir al organismo en que está parada.
Es demasiada complejidad para atribuírsela a la deriva espontánea, aunque tome millones de años. Es como dice, tan improbable, como que 5000 monos tecleando por una eternidad fueran capaces de escribir el Quijote. 

Y la otra, que esta realidad material evolucionante, sea capaz de generar un mono con capacidades como las de tener conciencia de un yo, conciencia de sí mismo, racionalidad, libre albedrío, puras capacidades inmateriales. 

Sabes, me queda claro, aquí hay la intervención de una mano invisible, un diseñador.

Así como la naturaleza se rige por leyes, que obedece ciegamente, nosotros, al parecer, estaríamos también sometidos a leyes objetivas, las llamadas leyes morales, que nos tiran, nos impelen a hacer el bien y no el mal. Al punto que si hacemos el bien, sentimos satisfacción y si hacemos el mal, sentimos arrepentimiento, sentimos vergüenza.
Será así, o como dice un amigo mío, que las leyes morales son creaciones culturales exclusivamente ?
Esta discusión, al menos a mi, se me queda pendiente.

En el último tiempo me he ido convenciendo de que vinimos a esta vida con un propósito, que tenemos que descubrir. Lo mismo que las leyes morales, que tenemos que descubrirlas, pues están ahí en el fondo de nuestra naturaleza.
Si encontramos nuestro propósito, la vida fluye, la energía nos brota y el universo se alinea para ayudarnos. 

Yo me voy por la vertiente creyente, no me resulta difícil. Y pienso en Dios, como algo que ocupa todo el universo, donde no hay espacio ni tiempo, donde todo está pasando al mismo tiempo y que no logro comprender ni abarcar. Pero existe. Y es desde donde todo emerge. Partiendo por el universo.
Y hay leyes, hay propósito, hay bien y hay mal. Y Putin está situado haciendo el mal, en grande.

¿Cuál es el sentido de todo esto ? No lo sé, pero es temazo de conversación y Joe Ramos nos lanza a esa piscina de reflexión.
Gracias Joe, fuiste el decano de la carrera que estudió mi hijo Cristóbal y en la graduación te conocí. Mi mujer se acuerda hasta de lo que conversamos. Yo no.
Gracias por tu libro Joe. Me hizo pensar, en temas trascendentes.

4 comentarios:

  1. Anónimo7:49 p.m.

    Muy interesante su postura...pero no pienso que estamos acá por un propósito, me cuesta el ser creyente de algo supremo....parece que creo que somos una aleación química,biológica, que obedecemos a lo que llamamos "vida"...dentro de mis cuestionamientos, siento que el gran motor es "energía" que hace de las suyas, entre ellas "pensar"..somos finitos, y finitos,y finitos,..carpe diemnos reciclamos,,,,,lo que creemos que queda, espíritu, alma,,,es solo energía....de la limpia.Puedo estar muuuy equivocada, nunca lo sabremos..... Encontrar un propósito y que hace fluir, es muy gratificante,es en cierta manera tratar de justificar nuestra existencia...creo que el sentido de vida se va comprendiendo con los años,a veces...y como popularmente se dice,, solo de pequeñas cosas o de vivir cada momento en conciencia...carpe diem

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  2. La gran paradoja es que no es posible llegar a Dios con el pensamiento lógico... es necesario trascender la mente para conocer el gran misterio. Pero como decía Maslow: "Quién únicamente tiene un martillo solo ve clavos".

    Creo que se hace cada vez más necesario abrir el corazón, sensibilizar el cuerpo, trascender la mente y así ir despertando todas las partes de nuestro ser que aún están dormidas por la excesiva concentración de nuestra cultura en ejercitar el intelecto por sobre cualquier otra habilidad humana.

    En la actualidad la mayoría de los humanos somos como una gran orquesta en la que suena solo un instrumento: la mente racional, la que ni se llega a enterar de la gran diversidad de instrumentos que conforman la orquesta porque está demasiado ocupada en si misma.

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    1. Gracias David; muy de acuerdo. Veo aparecer la conciencia como el gran enigma o misterio, en la ruta que nos toca seguir.

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