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jueves, junio 06, 2024

Evento 3xi de las juventudes en Estación Mapocho

Tomo el ascensor de mi edificio a la temprana hora de las 7 de la mañana y me encuentro con estudiantes que parten al colegio.
Viajo en micro y Metro hasta la estación Universidad de Chile en horario peak, para tomar la línea 3 que me dejará en la estación Puente Cal y Canto, al pie de la estación Mapocho.

Llego antes de las 8:15, la hora pedida a los facilitadores de los grupos en este encuentro de las juventudes.
Lo primero que pregunto es dónde están los baños. Pregunta obligada para un viejo de 72 años operado de la próstata hace dos meses. Recinto que visitaré con cierta frecuencia durante el evento, pues producto de la operación perdí el sensor de las ganas de ir al baño. Hago esto para no pasar bochornos mayores.


La música ambiente, la logística desplegada, muchas personas que van y vienen laboriosamente, me hacen sentir la emoción de la fiesta que está por comenzar.
Camilo Herrera práctica en solitario al centro del sector de plenarios las palabras que dirá pocos minutos más tarde.
Me encuentro con personas de este selecto grupo que son los organizadores de los tantos eventos 3xi a los que he asistido, de los que me siento parte.
Mi corazón empieza a sentir la emoción de gozo y plenitud que vendrá.

Tomo mi cartel del grupo número 5, los impresos que serán mi guía para el trabajo en las dos instancias de grupo en que estaré y mi nombre que cuelga de mi pecho.
Será una multitud según me dicen de unas 500 personas.
Camilo deja bien instalado el concepto de que de lo que se trata es de encontrarnos. No hay más, encontrarnos. Ya sé y volveré a corroborarlo, la potencia de esta experiencia.
Los jóvenes entre sí, con los no tan jóvenes, de los que hay, pero no son mayoría.


En mi primer grupo seremos seis jóvenes, bajo 30 años, uno de 40 y yo.
Los jóvenes no son homogéneos; son diversos. Se expresan con soltura y locuacidad. Dos mujeres dirán que en su vida fueron abusadas en sus casas y por eso emprenden tempranamente vidas independientes.
3xi congrega personas con cuento, que son líderes o destacan de una u otra forma.
La dinámica en los grupos es chispeante, animada, donde emergen realidades diversas, con personalidad y valentía.
Le diré más tarde a Camilo, los jóvenes la llevan, está claro. Y la sensación de que nosotros los viejos vamos tomando palco, a pesar de que intentemos seguir manoteando.

Leo Maldonado será el plato de fondo de la velada. Desde hace 2600 años que creemos equivocadamente que vemos con los ojos y oímos con los oídos.
Nooo, vemos y oímos desde nuestras particulares historias. Y lo ejemplifica tan bien, con música que a nadie conmueve, pero a él sí; y se nota.
Deja tan claro que los jóvenes y los viejos, la verdad todos, unos y otros, vivimos en mundos a veces completamente distintos. Y si no sabemos esto, pucha que será difícil que nos logremos comunicar y encontrarnos.


El otro serio problema que tenemos, es que las tecnologías en que estamos inmersos todo el día, lo único que persiguen para su negocio, es que persistamos con esa particular plataforma y ello lo logran dándonos más y más de eso que nos gusta ver y leer. Y nos vamos aislando en silos y grupos polarizados, distanciados unos de otros.
El individualismo, la desconfianza en el que está más allá, son los mayores males con lo que nos toca lidiar. Tomar conciencia de esto, es objetivo central de este evento.
De manera que intencionemos de ir al otro con apertura, interés en indagar el mundo de ese otro, e iniciar conversaciones, diálogos que nos saquen del aislamiento y nos ayuden a construir un Chile mejor.

El segundo grupo, en donde además de conversar almorzamos, fue tanto o más potente que el primero.
Yo era el único viejo. Eran todos jóvenes, menores de 30 años.
La diversidad sexual estaba presente y sus luchas eran intensas.
Personas poderosas, en cargos poderosos algunos de ellos.
Encontrarnos, escucharnos, dejarnos sorprender los unos por los otros, fue genial.
Voces apasionadas, optimistas y negativas, y todo entre medio, aunque la esperanzas estaba ampliamente desplegada.

Me conecté con muchas personas, jóvenes y viejos. Me olvidé del mundo mientras estaba ahí. Disfruté y salí de vuelta en el mismo Metro, a la misma hora peak, contento, lleno, satisfecho y agradecido.
Con mucha esperanza en el Chile que vendrá con estos jóvenes que en el día hoy conocí.

Nota: Leo, esto de que veamos con los ojos y oigamos con los oídos, es culpa de Aristóteles ?


7 comentarios:

  1. Anónimo9:07 a.m.

    Muchas gracias por tu honestidad vertida en estas palabras!!!

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  2. Comparto la emoción de esperanza con la que saliste del encuentro.
    Yo, que también soy representante de la facción de los viejos, comprendí ayer que mi rol en este momento de mi vida es hacer de puente entre las distintas generaciones a través del diálogo, transformándome en un eslabón entre el futuro y el pasado.
    Gracias Gabriel

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  3. Anónimo7:33 p.m.

    Comparto tus palabras querido Gabriel. Así lo viví también en los dos grupos que facilite. Un río de esoeranza fue la emoción que me traje del Mapocho

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  4. Anónimo9:31 a.m.

    Gracias por compartir tu experiencia Gabriel, transmites la intensidad y entusiasmo que seguro fue lo que dominó el ambiente del encuentro.

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  5. Te leo y me contagio de tu entusiasmo Gabriel. Entusiasmo y Esperanza en los jóvenes. Gracias

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  6. Anónimo9:23 a.m.

    Qué linda experiencia Gabriel. Espero poder acompañarte algún día en alguna de ellas. Saludos

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  7. Me encanta Gabriel, eso de construir espacios de encuentro libres de esquemas y de pautas. Parece que es lo que hace falta!

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