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domingo, agosto 07, 2016

Libro El monje que vendió su Ferrari de Robin Sharma

Un abogado exitoso, muy exitoso, sufre un ataque al corazón, en plena ponencia en un juicio. Fue patético, el gran prócer, pasa en un tris a estar en dolorosas convulsiones en el suelo.
Termina internado en la UTI por varios días; salva, pero decide renunciar y desaparece completamente de la vida de sus colegas y amigos. Hasta, se sabe, vende su Ferrari.

Tres años después aparece, irreconocible, en la oficina de su colega más cercano. La sorpresa no fue menor; estaba muy cambiado; para mejor, por supuesto. Se juntarán a conversar en la casa del abogado en ejercicio, muy pronto. Y el libro es la conversación que ocurre en toda una larga noche, en casa del abogado, mientras su mujer duerme.

Abandonó todo y se fue a la India, donde después de merodear un poco, termina internado en los Himalayas, en un templo de hombres sabios, donde se pasa una temporada, sufre su propia transformación y aprende estas lecciones que viene a pasarle a su amigo, con el compromiso que este después las propague.

Son 7 tips, lecciones o virtudes, las que recorre, con detención, a través de los capítulos.
Las que más se me quedaron, son la de mirar la mente como un jardín, donde lo que crece es lo que uno planta y alimenta. Queda patente, de puro leer ese capítulo, como llenamos la mente, ese jardín, de porquería todo el día. Realmente ha de ser un ejercicio consciente y difícil, el salirse de ese flujo permanente de los medios y la gente, de toxinas para la mente. Y ponerse a cargar la mente de pensamientos positivos, persistentemente. Por eso los ejercicios de agradecer, de saludar amablemente, de ser optimista, etc. Muy convincente, al menos para mi. Y una buena toma de conciencia de como te la hacen difícil, en el día a día.

La segunda, es el faro. El libro te pone imágenes para cada una de ellas, para que se te queden en la cabeza. El faro es tener un norte, un propósito en la vida. Este propósito vendría imprinted en tu Adn o algo así. Y hay que buscarlo, hasta encontrarlo.
Qué es lo tuyo, que es lo que te apasiona. Y tiene que ver con algo que al final de cuentas resulte en un servicio para los demás. No sirve decir o pensar que lo que a mi  me gusta es haraganear, o asolearme en una tibia playa del caribe. No apunta para allá.
Y después que encuentres tu propósito, todo tras de el.

Hay un capítulo que habla del kaisen, que simboliza con un luchador de sumo, y representa el desarrollo del potencial personal, las virtudes, en el entendido que todo lo que logres en la vida no puede sino ser un fiel reflejo de lo que has logrado interiormente.
Cultivar el apreciar los espacios de silencio, la meditación, el buen dormir, el buen comer, el hacer ejercicios, el cultivo intelectual, entendiendo que el leer lo que hace es despertar la interioridad, la idea que tienes de ti mismo, saber que ella pauteará lo que hagas en la vida, etc.

Y la última de la que hablaré, aunque hay varias mas, es la de vivir con sencillez, en el tiempo presente. Es como si Tolle tuviera un capítulo completo para él. No, nada mas, en realidad que el tiempo presente. Si no estás en el, algo muy importante te estas perdiendo.

Y así, muchas cosas, que son en buena medida sentido común, muchas veces cosas que olvidamos, pues de todas maneras ya las hemos escuchado, pero por alguna razón, olvidamos.
Este libro es un buen sintonizador de cosas buenas, que amerita un par de lecturas e instalar como libro de cabecera, de lecturas periódicas de alguno de sus capítulos.

Un libro más que recomendable.

Referencias:
Entrevista a Robin Sharma

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