Cuando yo me casé, la estructura de la institución a la que nos metíamos, estaba dada. No se nos pasaba por la mente cuestionarla, ni la de la iglesia, ni la del registro civil.
Nos casamos y nos metimos en un enrejado de deber ser, de lo correcto, de lo que no se puede o debe hacer. Alguien o algo, determinaba todo eso y nosotros teníamos, obvio, que atenernos a las reglas.
Hoy la cosa cambió. No hay reglas.
En mi tiempo el sexo era la gran cosa. Mucha gente se casaba para poder tener sexo sin problemas.
Hoy, tener sexo no es asunto. Casi como que se parte por ahí.
Y si la cosa se ve atractiva o promisoria, se van a vivir juntos.
Hoy, hombres y mujeres trabajan. Ambos son autónomos. Las pegas y responsabilidades se reparten de otra forma; más equitativa, o completamente equitativa.
El problema es que hay hombres que no se han percatado que el mundo cambió. Disfrutan las bondades del nuevo orden, pero no revisan el modelo que aprendieron de sus padres. Y muchas veces, más temprano que tarde, son expulsados de la relación o simplemente obviados y calificados de pasteles.
He asistido a ceremonias de matrimonio, en que los novios, un día se sentaron y juntos redactaron a que se comprometían. Hicieron una ceremonia diseñada por ellos, con amigos leyendo ese texto, de manera que ellos dieran sus respectivos sis en público.
El rito del registro civil, había sido un trámite previo, despachado rápidamente para iniciar esta ceremonia, propia, mucho más significativa.
Alguien podría preguntar y porqué se casaron por el registro civil ? Bueno, pues, por aspectos legales y sociales, ante los colegios, por los hijos, que se yo.
Hoy, el foco está puesto en cómo establecer una relación duradera, en como consolidar una relación nutritiva, vivificante, amorosa, de largo plazo; al menos mientras dure el periodo de la crianza. Y si sigue después, bien. Ya no es un must. Te acuerdas, ya no hay reglas.
Algo de todo esto me gusta. Y algo de todo esto me asusta, en parte por estos hijos criados con distintos padres, hermanos de todo tipo y a veces una buena dosis de abandono.
Y los matrimonios a la antigua, casi como que se ven como objetos arqueológicos, especialmente cuando ya no hay relación alguna, salvo en atenerse ambos a las reglas y ponerse con cara sonriente en las fotos.
Qué saldrá de todo esto ? Veremos. Y quizás no lo veamos tampoco (nos vayamos antes de que decante).
Suerte en todo caso. Me gusta donde está puesto el foco: en cómo se construye una buena relación.
Y tú, cómo ves este tema ?
Hola Gabriel, tanto tiempo. Me gusto tu observacion de la forma en que ha ido cambiando la relacion entre las parejas y su compromiso, solo agregar que este fenomeno responde a un pequeño sector de la sociedad, no es universal.
ResponderBorrarHola Gabriel. Me llamó la atención tu pensamiento. Mi mirada es aún más drástica. Creo que el concepto de familia esta mutando profundamente y lo que viene es muy distinto a lo que nos tocó vivir a nosotros. Parejas del mismo sexo o no, hijos biológicos o encargados, incluso se habla de que el genero podría a futuro ser una opción. No se lo que viene, pero siento que no tiene nada que ver con los que nosotros entendíamos que debía ser.
ResponderBorrarHola Gabriel, me siento interpretado por tu gusto por este cambio y también por el susto. Pero lo seguro es que ahora es más sincera la relación y si no lo es se acaba. Ojalá sea el fin del cartuchismo eclesial chilensis y el inicio de relaciones más honestas. Y también que las nuevas generaciones sean capaces de cuidar a sus crías, sobre todo en lo afectivo.
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