Mi vida transcurre llena de estímulos de múltiples fuentes, que movilizan en mi interior sensaciones, sentimientos y reflexiones. Con amigos, nos buscamos y nos sentamos a conversar en torno a un café por ejemplo. Esta vez fue además con galletitas.
Él, Isaquino, lee en estos días Presence de Otto Scharmer, Jaworski y Senge. Yo he seguido los cursos on line de Otto Scharmer, por lo que los temas me son familiares.
La otra provocación importante que compartimos es Yuval Harari y sus vaticinios sobre el futuro, en que nos ve sustituidos por robots o algoritmos en todas las partes donde se requiera tomar una decisión. Si lo último que vi, en Lo and behold en Netflix, fue a robots jugando fútbol y el pronóstico del científico, era que para el 2050 le ganarían al Barcelona, con Messi incluido.
Hay gran confusión de para donde va la cosa y al mismo tiempo hay tanta decepción con personas e instituciones .. Ahora saltó un tremendo desfalco, monumental, en carabineros de Chile. Mal, estamos mal. La cosa se presta para decaer y ponerse negativo, deprimido, desesperanzado.
Pero no; con Isaquino rasguñamos los espacios buscando por donde. Estamos en un nivel de conciencia, en una forma de ver el mundo, que tiene que cambiar. Pero como se hace eso ? No sabemos. Pero hay reflejos, por aquí y por allá.
Harari dice que lo que viene es cartografíar la conciencia. Pero cómo, si ni siquiera sabemos que es eso. Aunque la llevamos puesta todo el día.
Bueno, con Isaquino, parece que llegamos a algo. Algo que nos excitó, que nos entusiasmó.
Se trata de lo siguiente. Nosotros dale que dale con el pensar, leer, estudiar, usando el instrumento del pensamiento racional, como el gran instrumento, con que hemos contado toda nuestra vida, especialmente nosotros, ambos, que somos ingenieros. Una carrera además donde, al menos en mi tiempo, la emoción jamás se nombró.
Bueno, parece que no será la racionalidad el instrumento que nos dirá por donde ir. Será una capacidad que tendremos que desarrollar y que muchos lo andan haciendo, no necesariamente sabiendo del potencial que están abriendo. Se trata de conectar con uno mismo, con el ser auténtico que somos, echando fuera al de los deber ser y otras imposiciones sociales. Tendremos que poder mirar, sentir, en nuestro interior, con verdad, con sinceridad y con coraje.
Póngale a eso el desarrollo de la capacidad del silencio, del estar en el presente (presence), en el aquí y ahora. La meditación ha sido para mi el gran medio de desarrollar esta capacidad. Silenciando la mente y conectando "con lo que quiere emerger".
Si, pensamos que lo que viene surgirá mayormente de este tipo de experiencias, de intuiciones, de ideas que afloran al despertar, de cualquier parte.
Hay que andar atento. Hay que andar viviendo, sintiendo, conversando, conectando con lo que nos pasa internamente, en cada situación.
Presencing lo llama Otto Scharmer en su Teoría U que elaboró desde el MIT. Y luego, de percibir estas emergencias, atraparlas y cristalizarlas en iniciativas, prototipos, que se materialicen en realidad y transformación.
Necesitamos desarrollar entonces el potente órgano que somos las personas y dejar de cultivarnos para ser instrumentos productivos de una maquinaria industrial o de servicios. Somos mucho más que eso, nuestro potencial es insospechado y apunta en otra dirección que solo la racionalidad y el conocimiento como lo hemos practicado.
Somos un ser con una capacidad de percibir y materializar el mundo que quiere emerger. Y tenemos que desarrollarnos en esa dirección. Más meditación, más arte, más filosofía para desaprender quizás, como dice mi amigo Enzo, más autenticidad, más transparencia, más intuición, más humanidad.
Recordado Gabriel. Tiempo que no conversamos sobre un cafecito (con o sin galletas).
ResponderBorrarLeí con atención tu publicación y creo que sí falta mas humanidad en nuestra sociedad.
Pero veo y creo que vamos en la dirección contraria. El escaso valor que posee la vida humana para el delincuente que mata por un celular o al portonear un auto muestra que, en ciertos grupos sociales, la vida carece de valor. Vale menos que un celular.
El tratamiento que se le da a los inmigrantes (verdaderos refugiados), muchas veces despectivo y denigrante, muestra cómo la caridad humana se encuentra en retirada. A todo nivel.
Y esto no solamente ocurre en clases sociales mas bajas. Yo vivo sobre una esquina de calles que tienen movimiento. Una de esas calles tiene Ceda el Paso. Ayer vi cómo un automóvil, un SUV grande, pasó con Ceda el Paso, le dio un topón a una moto, la botó al suelo, y ni de detuvo a ver si el motociclista estaba sano (o vivo). Sorprendente.
Me temo que ejemplos similares hay muchos más.
Algo hemos perdido o estamos perdiendo y la distancia entre las élites humanitarias y del pensamiento y el común de la gente es, parece, cada vez mayor.
Un abrazo y saludo afectuoso.
José Luis Pérez