George Ivanovich Gurdjieff nace en enero de 1866 en la ciudad de Alexandropol, hoy en Armenia, antes en Rusia, muy cerca de la frontera con Turquía, en lo que se llama Cáucaso, entre el mar Negro y el mar Caspio. Muere en 1949 en Paris.
Este libro es una especie de biografía, ya que habla de estos encuentros con hombres notables, mientras cuenta las mil y una peripecias por las que pasa.
Es un libro que se me hizo entretenido de leerse, por las infinitas aventuras por las que pasó él y sus amigos, en permanente movimiento, por esa zona del Asia central, con epicentro en Armenia, Azerbaiyán, Georgia y Turquía, llegando hasta Egipto, Constantinopla, Moscú, San Petersburgo y el desierto de Gobi, entre el norte de China y Mongolia. Un tremendo viajero.
Mas tarde llegaría a Europa, pasando por Alemania, Inglaterra, para instalarse al final de su vida en Francia, con algunas visitas a EEUU.
Dos monjes recorren monasterios hablando a los monjes residentes. Uno habla muy bonito, con mucha información, dejando a todos extasiados. Dos o tres días después, nada queda. El otro habla mal, no mucho se le entiende y a los dos o tres días, algo prende y se queda en el oyente. Uno habla desde la mente pensante, el otro desde el ser al ser del otro. De esta forma explica Gurdjieff la diferencia entre saber y conocer.
Gurdjieff es un emprendedor nato. No te imaginas la cantidad de negocios que hizo. Desde arreglador de todo tipo de artefactos, comerciante de alfombras, muy entendido en la materia, restaurantes, fabricante de bagatelas, hasta vendedor de gorriones pintados para que parecieran finos canarios.
Cuando necesitaba hacer plata, la hacía y podía hacerlo en cantidades.
Al parecer fue formado en una escuela en que la idea era crear un negocio, que cuando ya lo conocieras bien, lo abandonas o vendes y empiezas uno nuevo completamente distinto.
La sensación de que pasó buena parte de la vida, como empresario y como comerciante.
Se transforma en un experto en psiquismo. Sabe calar a las personas, después de breves interacciones. No trepida en estafar, o más bien cobrar muy caro, a personas que se da cuenta son viles estafadores.
Empieza a tener seguidores. La revolución rusa, la guerra, lo obliga a irse a Europa. Lo siguen y se hace cargo de la manutención de un grupo no menor.
Se hace famoso en Europa. Vienen de todas partes a verlo, a conocerlo, a hablar con él. Crea una Escuela de desarrollo personal. Muere a los 83 o 84 años.
Me deja la sensación que nosotros en este lado del mundo, vivimos abocados a hacer plata, a tener cosas, a viajar, a vernos de cierta forma, a adquirir prestigio o fama y poder.
Gurdjieff anda detrás de otra cosa; no son los negocios lo principal, para nada. Lo pierde todo y vuelve a empezar una y otra vez, como si nada.
Todo lo que hace es para conocerse a si mismo, la naturaleza humana, a las personas. Busca el sentido de la vida, siendo este el propio desarrollo, el conocer desde el ser.
Gurjieff trae a occidente un conocimiento que probablemente estaba en nuestro pasado remoto, pero que perdimos. Gurdjieff es viento fresco de oriente.
Referencias:
La película del libro
La misión de Gurdjieff