Estaba leyendo otros libros y cuando Jorge Milla me recomendó este y me fui a verlo en su versión online, fui dejando los otros. Al final me compré la versión en papel, que me llegó muy rápido y le hice una segunda pasada.
Este libro trae el tema de los niveles de conciencia de la espiral dinámica en la forma de paradigmas, puestos en la forma de placas telúricas en una especie de lecho de río, por donde transita la evolución cultural por la que vamos.
El estallido social es el resultado de la tensión provocada por la enorme cantidad de invisibilizados del sistema, que no pertenecían. Estos excluidos se van caldeando más y más, con los abusos, las mentiras, las colusiones, los arreglines entre la elite económica y la política, hasta que un alza en el Metro, lo hace estallar todo. Y de la noche a la mañana, la ciudad aparece estando en llamas por una fuerza destructiva que es tan imprevista, que parece venir de otro lado.Pero según los autores del libro, ello es sólo un síntoma final de una crisis mayor. La única manera de explicarme como un colegio prestigioso como el Instituto Nacional fue reventado, es qué la educación en formato industrial que nos rige, no da más. Lo cabros van a clases y no la soportan. Los profesores están devaluados, nada de lo que les pasan no lo pueden aprender solos online, incluso mejor. ¿Cuál es el sentido de todo esto ? Y colapsa. Como no tienen propuestas, sino sólo un gran malestar, la cosa revienta sin explicaciones.
La democracia no es tal. No nos representan. Más bien parece que representan a la elite económica, con la que traen desde hace rato, sino siempre, una relación espuria de platas que van y leyes que vienen, que los favorecen. La olla se destapó y nadie parecía haber cometido un delito mayor que el robo de una gallina, delito de pobre, bien penado. Esto es un arreglín entre los de arriba, ya no hay dudas.
Necesitamos una democracia de otro signo completamente.
Un amigo se pregunta una y otra vez, como se elimina la codicia y la verdad, me quedo mirando esta escena y no lo se. El que tiene, quiere más, luego más y sigue a mucho más, sin parar. Es una especie de terror de que si no lo tienen todo, lo pueden perder todo, porque uno más grande, como él lo viene haciendo, se lo comerá. Es como que el mercado se transformó en una pecera en que unos se comen a otros, hasta que quede uno solo que se lo ha comido todo. Y los ciudadanos .. olvidados, invisibles.
Vivimos en una mezcolanza de paradigmas, que chocan unos con otros, especialmente cuando andan cargados a sus versiones insanas, con los más recientes como el de la solidaridad, que tira hacia lo colectivo, sacando a los del logro y la fuerza/poder de su ya disfuncional individualismo.
Se descalifican unos a otros en una tensión creciente, y lo peor, en una complejidad a la que se ha ido el mundo, en que ninguno de los que fueron exitoso en el pasado, da el ancho para lo que hoy se requiere.
Esto significa desarrollo interior, trabajo personal, pues la transformación principal que hace falta, es de la mirada de cada persona, que es algo que brota desde dentro.
El ser que somos, ese que hemos olvidado tanto centrados toda nuestra vida en el mundo exterior, no así tanto, en el caso de las mujeres, que pareciera entendieron esto hace tiempo, pues en todo circuito de desarrollo personal, siempre han abundado las mujeres y escaseado los hombres.
Y todo esto en el contexto de crear una nueva Constitución en que estamos. No podía haber llegado en mejor momento. Siempre que hayamos leído este libro y aprovechado la ocasión para ir hacia adelante y no retroceder en formatos del pasado que ya no funcionarán.
Invito entonces a leer luego este libro, a ponernos a conversar unos con otros de sus perspectivas, a ver si elegimos bien a los asambleístas y construimos la Constitución para dar el salto adelante que Chile hoy requiere.
Referencias:
Pablo Reyes conversando con Ignacio Fernández Reyes
Presentación del libro Invisibles
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