Vuelvo a leer, a mis 69 años, este libro que debo haber leído en la adolescencia. En esa época me causó impresión, pues siempre he recordado la novela y al autor del que leí además otros libros.
Es la vida tras un objetivo espiritual. Siddhartha es hijo de un brahman, de un cura diría uno en occidente. Se cría rodeado de curas, ritos, rezos y lecturas religiosas.
Siendo joven aún, ve pasar por su pueblo, un grupo de tres ascetas, que le llaman mucho la atención, a él y a su amigo Govinda. Deciden partir con ellos.
Pedirle permiso a su padre, fue un tema. El padre se opone al principio. La forma en que Siddhartha logra acepte su pedido y le dé la bendición, muestra mucho de este joven que ya es excepcional.
Hermann Hesse |
Escuchan hablar de un santo, un buda, Gotama y abandonan, despidiéndose antes, a los ascetas. No sin alguna dificultad nuevamente, mostrando Siddhartha sus capacidades mentales.
Es ahí donde los amigos separan aguas. Escuchan y conversan con Gotama el maestro. Govinda decide quedarse como su discípulo y Siddhartha decide seguir solo su búsqueda. No cree, para él, en las doctrinas y los maestros.
Camino a una ciudad debe cruzar un río donde conoce al barquero Vasudeva, que lo cruza y donde se queda una noche conversando y comiendo. La verdad no comían casi nada. Le causa impresión a Siddhartha, este hombre sabio.
Entrando al pueblo conoce a esta bella y rica mujer, Kamala, una cortesana, de la que queda prendido. Le pedirá que le enseñe del amor.Ella se ríe y le dice que para recibir sus enseñanzas debe primero ser rico. Se ríe de las cosas que dice saber Siddhartha (pensar, ayunar, tener paciencia), pero rescata el hecho de que sepa leer y escribir.
Ella le ayuda, conectándolo con un rico comerciante, del que termina siendo su brazo derecho.
Y se hace muy rico y es el amante, amigo y aprendiz de Kamala.
En esa estancia de varios años en esa ciudad, desarrolla su persona como un comerciante rico y bien relacionado, metiéndose de lleno en la vida de la riqueza, vicios y placeres. Se va embotando, desgastando y empieza a envejecer. Va perdiendo conexión con su ser interno tan desarrollado antes y se transforma en una persona-niño, como él llamaba a todos los habitantes de la ciudad. Termina asqueado, sin felicidad, con vicios e incluso maltratador.
En su último encuentro con Kamala, ella queda embarazada. Esa noche, solo en su casa, cae en cuenta que basta de todo eso y decide volver a su vida de asceta itinerante. Lo abandona todo, sin despedirse de nadie.
Llega al río del barquero, donde está tan deprimido que incluso piensa tirarse al río y morir.
Tiene aquí un segundo evento de iluminación, sale del trance y se va donde el barquero, al que le pide que lo acepte como su ayudante y aprendiz. Y aquí junto al barquero Vasudeva, aprenderán juntos escuchando al río.
Un día, de camino a ver al falleciente Gotama, pasan por ahí Kamala y su hijo Siddhartha. Una serpiente le da a Kamala una mordida mortal. Vuelven a encontrarse los amantes y le dice que el niño que va con ella, Siddhartha, es hijo suyo.
Ahí permanecerá este niño hasta que pasado un tiempo escapa, de vuelta a su casa en la ciudad.
Un libro inspirador de la búsqueda de la perfección, siendo la ruta, el camino hacia el interior. El río en la última parte del libro, no es más que un espejo, digo yo, del sabio que está dentro de todos nosotros, cosa que cómo que se nos ha olvidado.
Un camino que no he hecho, ninguno de nosotros, probablemente, pero a mis 69, no es tarde para recordarlo.
Referencias:
Conversando de Hermann Hesse
Biografía de Hermann Hesse
que buen relato Gabriel! creo que también lo leí en mi juventud, pero no guardo recuerdos. Me encantaría volver a leerlo con los ojos y la sabiduría que dan los años vividos
ResponderBorrarun abrazo
Gracias por compartirlo Gabriel! Un abrazo!
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