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lunes, septiembre 23, 2024

Libro El arte y la ciencia de no hacer nada de Andrew J. Smart

Andrew J. Smart es un neurocientífico interesado en el comportamiento humano. Ha descubierto que cuando no estamos haciendo nada, cuando estamos ociosos, el cerebro entra en resonancia comunicada entre distintos centros de alta concentración neuronal del cerebro y en máxima actividad.

Esta red de cinco centros neuronales que se activan y sintonizan cuando el cerebro está en modo por defecto, son la corteza prefrontal medial, la corteza cingulada posterior, la corteza parietal inferior, el hipocampo y los lóbulos temporales laterales.

Venimos convencidos que lo mejor es llenar nuestro día de actividades una detrás de la otra, organizadas en apretadas agendas, optimizadas con herramientas de manejo de tiempo. De esta forma maximizamos nuestra productividad, con ello nuestro retorno, riqueza y bienestar.

Que tal si ello utiliza nuestro cerebro mínimamente, localizadamente, sin dejar tiempo a que el cerebro organice la información en contexto y en el tiempo.
Incluso podemos decir que esta actividad en reposo del cerebro se desconoce, pues las investigaciones se han hecho sobre actividades específicas y muy poco sobre tiempos de ocio.
Porque el cerebro se activa tanto en modo ocio humano y qué está haciendo en detalle, es tema de investigaciones actuales.

Incluso se ha descubierto que el cerebro genera un ruido interior que es fundamental para que opere correctamente.
Se han hecho investigaciones con niños con déficit atencional e hiperactividad (TDAH), en que si se pone ruido ambiental hasta un cierto límite, favorece su concentración.

Venimos como civilización tratando de optimizar y maximizar la productividad de las empresas, aplicando metodologías como Six Sigma, que en vista de los descubrimientos actuales de cómo funciona el cerebro, no hacen sino deteriorar la capacidad creativa de estas.
Y no solo eso, cuando reducimos al máximo el tiempo de ocio y maximizamos el trabajo útil minuto a minuto, arriesgamos colapsos cerebrales de no menor envergadura.

Este libro me hace valorar el tiempo de ocio posterior a cualquier experiencia, tiempo que el cerebro usa para calibrar, ponderar y darle sentido y perspectiva a todo lo que hacemos.
Pareciera ser que el tiempo de ocio es de las mejores cosas que podemos hacer y es cuando el cerebro está sorprendentemente a su máxima capacidad.

Termina Andrew J. Smart diciendo que si valoramos como deberíamos los tiempos de ocio, el crecimiento infinito de la economía debiera morir por muerte natural.
Una voltereta paradigmática digna de hacernos reflexionar.

2 comentarios:

  1. Anónimo7:03 a.m.

    Muy interesante y ala vez sorprendente que poco informada me siento gracias por compartir algo tan interesante

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  2. Anónimo10:27 a.m.

    Es posible el ocio completo? como?

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