Páginas

lunes, julio 27, 2020

Intentando mirar la fotosíntesis desde otra perspectiva

Indago acerca de la fotosíntesis en Internet. Hay buenas fuentes, buen material. Destaco a Khan Academy y profesores que tienen sus canales propios en Youtube como Professor Dave y Hank de Crash Course.

Puedo ver a la fotosíntesis como una máquina capaz de tejer hidratos de carbono, como el azúcar, a partir del carbono presente en el anhídrido carbónico del aire. Para ello usa la luz solar como fuente de energía.

Se trata de una máquina molecular, pues opera con partes y piezas que son moléculas. Esta máquina opera en las hojas de las plantas, al interior de células que las constituyen, dentro de las cuales hay como otras células (llamadas cloroplastos), dentro de las cuales hay otras células, llamadas tilacoides, en cuyas paredes ocurre la primera fase del proceso productivo de la fotosíntesis.

la ruta hasta las máquinas moleculares
El proceso es complicado. Así como en el ojo hay neuronas fotosensibles, en la planta , en unos sistemas fotosensibles, conformados por una maraña de moléculas, donde están presentes unos pigmentos fotosensibles, llamados clorofila.
Cuando un fotón impacta a la clorofila, esta se excita, así como en una neurona se produce un spike eléctrico, aquí un electrón salta a un orbital más lejano del núcleo y me imagino, se pone a vibrar.

Esa vibración se mueve por esa unidad de proceso hasta que alcanza a una posición que deja a una molécula, la P680, necesitada de electrones, con tal intensidad, que es capaz de romper moléculas de agua vecinas, apropiándose de sus protones y electrones, dejando un átomo de oxígeno libre, que al encontrar otro átomo similar, arma O2 (molécula de oxígeno), que sale a la atmósfera por unos hoyitos que tienen estas células.
Este subproducto, el oxígeno, de una etapa muy primera del proceso de la fotosíntesis, durante millones de años, produjo la atmósfera que nos hizo posible y no solo a nosotros, a todos los seres vivos que respiran oxígeno.

Así de potente y trascendente es la fotosíntesis. Sin ella, no existiríamos.

Si ustedes miran todo lo que pasa a partir de esa excitación y otra causada por otro fotón que la complementa, en otro sistema fotosensible adyacente, no lo podrían creer.
Por una parte, genera un gradiente eléctrico entre los dos lados de la membrana, que inducirá un flujo de protones a través de la máquina molecular más impresionante que he visto, que resulta en la producción de ATPs, qué es la moneda de cambio energética a nivel celular.
Y otra moneda de cambio energética a nivel molecular, la NADPH, que es una variante de la nicotina.

fase luminosa de la fotosíntesis
Después viene la fase 2 de la fotosíntesis, que no ocurre en la membrana de esta celulita llamada tilacoide, sino en el ambiente de fuera de esta membrana, al interior del cloroplasto.
A través de un ciclo sustentable, llamado ciclo de Calvin, que usando todas estas energías generadas antes, teje cadenas de moléculas de carbono, generando una secuencia de tres carbonos, que será el ladrillo primordial de todos los hidratos de carbono, como el azúcar, que requiere de 6 átomos de carbono.
El oxígeno del CO2 no se va a la atmósfera, sino que se utiliza en la construcción de estos hidratos de carbono.

La naturaleza sabe de sustentabilidad. Nos puede enseñar mucho de ello, algo que nosotros recién en nuestros procesos industriales empezamos a incorporar.

Al mirar todo este mecanismo, veo todo lo que sabemos, pero también veo todo lo que aún no sabemos, qué me parece mucho más.
Me asombro de la complejidad e inteligencia de la naturaleza. Pienso dónde está esa mente inteligente, una mente consciente quizás, que es capaz de diseñar estas complejas máquinas y procesos, que no creo se hayan generado por puro trial and error o por azar. No, no lo creo.

Y para terminar, esa maravilla que cuando llueve y luego sale el sol, empieza a generar toda esa vida vegetal que en estos días post sequía, nos han regalado las lluvias.
Una naturaleza que nuestra cultura y civilización nos a enseñado a mirar como recursos para nuestra desatada explotación y hemos quedado ciegos a su maravilla, su sabiduría que nos puede enseñar, y que sin ella, dañamos nuestro espacio vital. Algo que empiezo a percibir tan obvio.

domingo, julio 26, 2020

La ruta de transformación interior

Estamos en medio de una pandemia, recluidos en nuestras casas, con tiempo para reflexionar. Nos amenaza además graves señales de cambio climática y catástrofes ecológicas, aparte de una crisis social con carácter de estallido. La cosa no podría estar peor.

Los métodos tradicionales de poner más plata aquí o allá, no están funcionando en agilidad ni impacto. Hemos recurrido a cambiar la Constitución que nos rige, como si en ello estuviera el meollo de la crisis. Sospecho que tampoco funcionará como se espera.
Se buscan culpables como si en su reducción estuviera la solución.
Nada parece funcionar.

Sospecho que la ruta que debiéramos seguir, es hacia el interior de nosotros mismos, en disposición de apertura a la transformación.
Es solo habiendo transformado el observador que somos, que podremos idear nuevas formas de articularnos como sociedad.

Lo primero, es salir del individualismo en que nos encontramos. Necesitamos destruir el muro que hemos construido, entre yo y el otro. Otto Scharmer del MIT se refiere a esto a movernos desde la mirada Ego centrada, a una mirada Eco ampliada; de Ego a Eco. Se trata literalmente de romper una barrera mental, cultural, que afecta nuestra manera de ver; simplemente no vemos al otro, no aparece en nuestra pantalla de radar.

Hay varias iniciativas en Chile que apunta en esta dirección. La que más conozco es 3xi, donde invitan a experimentar la cultura del encuentro, entre pares improbables. Grupos pequeños, de hasta 10 personas, que parten presentándose y después conversan.
Balloon Latam, hace un profundo trabajo en territorios, por periodos largos, de unos 4 a 5 años, donde con la excusa de estimular el emprendimiento, lo que hacen es construir tejido social.
Otro que conozco es familias entrelazadas, en donde una persona o familia, se vincula con contactos periódicos, con una familia que recibe una caja o vale de ayuda, durante tres meses.
Y sé que hay más.

Recuerdo que en esta línea, en el curso Leading from the Emergent Future de Otto Scharmer del MIT, nos instó a entrevistar a personas de nuestra periferia, que en el orden de las cosas, jamás abordaríamos. La idea era conocerlos, saber a qué se dedicaban, como estaban. Varias de estas entrevistas terminaron en posteos en mi blog: Pedro González, Violeta Gómez, Hernán Rodriguez, etc.

En esta ruta de transformación interior que hemos tomado, el paso siguiente sería, aprender a conversar, aprender a dialogar. Es esencial al salir del individualismo y extender el tejido social.
Siempre hemos asumido que solo por el hecho de que alguien se sabe expresar está listo para dialogar. Pero, hay un aprendizaje que hace falta, pues nuestras competencias para sostener constructivas conversaciones, dejan mucho que desear, sino mira al mundo político.
La idea que tengamos de lo que es la realidad, la forma de escuchar que practiquemos, los actos fundamentales del habla y las cuatro formas de conversar, entre otras, serán distinciones fundamentales, para saber cuando estamos en un buen nivel de diálogo y cuando no.

El tercer paso en este desarrollo o transformación interior, es la conexión mía conmigo mismo. A qué me refiero con esto ?
Al desarrollo de la voz propia. Cuanto en la vida has podido cultivar el atender a tu propia voz y cuánto a responder “lo correcto”, lo políticamente correcto, o simplemente silenciado, pues la voz de la institución donde trabajas restringe lo que los empleados puedan decir y concentra su decir a un departamento especializado en la materia.
Necesitamos, opino yo, desarrollar y cultivar una voz propia. Eso significa ir más allá, como haber respondido qué es lo mío, qué me gusta a mi hacer en esta vida, y finalmente, qué pienso yo, pero verdaderamente yo, sobre esto o aquello.
Los blogs han sido un mecanismo de ejercitación de esta actividad y no deja de sorprenderme lo mucho que le cuesta a la mayoría de las personas el llevar un blog personal.

Cuarto paso que propongo, es ir a la naturaleza, volviendo a estudiarla, desde lo mucho que sabemos y lo mucho más que no sabemos. Como ella diseña sus procesos y ciclos, como el ciclo de Calvin en la fotosíntesis, de manera de ser sustentable. Aprender de la naturaleza y desarrollar el asombro con su estudio.

Y quinto, ir al estudio de la historia, la geografía, la filosofía, etc., desde el disfrute de aprender, desde la perspectiva de ensanchar nuestra mirada y descubrir la dimensión espiritual interior y presente en todo lo que vemos y estudiamos.

Y, con la transformación lograda, abocarnos a juntos, crear el mundo en el que queremos vivir.

martes, julio 14, 2020

Pensando la crisis en que estamos con Otto Scharmer y Humberto Maturana

Un hombre de color compra cigarrillos en una tienda en EEUU con un billete que resultó ser falso. El empleado sigue el protocolo y llama a la policía, que detiene a George Floyd que figuraba apoyado en un auto en la vecindad. En los forcejeos muere el hombre de color, bajo la rodilla del policía que lo sofocó por cerca de 9 minutos. Lo que pasó a continuación fue de tal magnitud, nacional e internacional, que Otto Scharmer compara este hecho, a la caída del muro de Berlín en 1898, diciendo que lo que ahora se está cayendo, es el muro que no nos dejaba ver “al otro”.

Estamos en medio de una crisis multidimensional planetaria, que producto de una pandemia nos ha confinado en nuestras casas, con un espacio de tiempo impensado para reflexionar. Y en eso hemos estado, muchos.

Hemos tomado distancia del mundo en que estábamos sumidos y hemos hecho un alto. Y nos hemos puesto a observarlo, desde fuera.
Un mundo en donde la discriminación era o es, estructural.

Humberto Maturana le hace doble clic a la discriminación diciendo que ella se sustenta en teorías que disponemos a la mano, que mediante un razonamiento lógico, sustentado en ciertas premisas, validan o le dan legitimidad a esa conducta discriminatoria.
Discriminar es negar al otro, es un acto de desamor.
Y la única forma de salir de ahí, no es otra teoría, sino saltar a otro orbital, pasar a otro plano.

Se necesita un espacio, como la hora del coffee break en una conferencia, en donde tomándonos un café, nos ponemos frente a frente y nos vemos. Luego de vernos, pasa que nos sentimos y podemos conversar.
El paso al otro plano, no es racional, es emocional. Esto lo dice Humberto Maturana, con Otto afirmando con la cabeza en la Zoom conversación que pongo al final.

En este mundo de muros entre el individuo y los que están más allá (el prójimo se llamaba antes), se ha instalado la violencia en múltiples formas. Entre Otto y Humberto distinguen tres tipos:

  1. La violencia directa; muerte de George Floyd, de color, por policía blanco.
  2. Violencia estructural; no hay perpetrador; el perpetrador es el sistema; la inequidad institucionalizada, por ejemplo.
  3. La violencia cultural; esa que opera en base a teorías que la legitiman; los blancos son raza superior.
  4. Y la violencia atencional; no ver al otro en su real potencial de posibilidades.

Este muro que se estaría desplomando, es un muro invisible. Ocurre en el interior de las personas. Se ve por las protestas y estallidos sociales.
La pandemia nos ha obligado a hacer un alto, y necesitamos pensar.

Qué mundo queremos ?
Queremos vivir juntos ?
Qué somos ?
Quién es el otro ?

Para avanzar, necesitamos conversar. No discutir.
Organizarnos en pequeños grupos, donde se practique la escucha activa, sin juicios, con la mente y el corazón abiertos, para acoger al otro. Cultivar una disposición de apertura, a dejar ir, soltar viejas formas de mirar y funcionar, y abrirnos a lo nuevo.
Practiquemos la honestidad y el respeto mutuo.

Si hay honestidad, dice Humberto, la competencia desaparece.
Terminar con prácticas como la de quien llega primero, o la silla musical, que solo azuzan la competencia.
Qué quieres hacer ? Cómo te ayudo ? Qué quieres saber ? Mira, busca por aquí ?
Un mundo de colaboración.
Un mundo de amor.
Una educación que comprenda que basta un adulto que te vea, confíe en ti y te respete, para cultivar la autonomía y poder elegir la vida que queremos.

Terminan la conversación diciendo que el amor, es dejar que lo que quiera aparecer aparezca.

Referencias:
Conversación por zoom entre Humberto Maturana y Otto Scharmer
Artículo de Otto Scharmer

sábado, julio 11, 2020

Ken Wilber y los ojos de que disponemos para conocer la realidad

Quien dice estas cosas es Ken Wilber en su libro El ojo del espíritu, que leo.

Está el ojo de la carne, que nos permite ver el mundo material. Luego tenemos el ojo de la mente, que nos permite ver y operar en el mundo de las abstracciones, como el lenguaje, las matemáticas, la imaginación. Y está el mundo del espíritu, que nos permite ver esa otra dimensión de la realidad, a través de la meditación y la contemplación.

Conocemos a través de estos ojos. Nuestra más gravitante fuente de conocimiento, de verdad, viene siendo la ciencia. Esta es especialista en el mundo material, para lo cual usa la razón del ojo de la mente. Intenta darle el carácter de ciencia a cosas de la mente, pero no se cree tanto el cuento. Le confiere el carácter de ciencia a la psicología, cuando puede medir cosas, como en el conductismo o el psicoanálisis.

Respecto del conocimiento adquirido a través del ojo del espíritu, en occidente, nada, o muy poco.

Nos gobierna en buena medida el dicho “si no se puede medir, no existe”. Y por ello la ciencia tiene el imperio de la verdad. Y este imperio reina fundamentalmente sobre lo que el ojo de la carne puede ver, el mundo material.
Nos rige el método científico, que procede en tres pasos: 1. el prescriptivo; para lograr esto haz esto; 2. la experiencia; captura con tus sentidos o la extensión de ellos (el telescopio), los datos del fenómeno que quieres conocer; 3. valida o constata tus conclusiones, con las de otros que hayan procedido de igual forma.

Bueno, Wilber asegura que este método se puede aplicar a cualquiera de los fenómenos experimentados con cualquiera de los tres ojos de que disponemos. Y por lo tanto podemos “certificar” verdades o conocimiento validado, tanto a través de ojo de la mente como el del espíritu.
Esto nos abre un mundo de nuevas posibilidades, que en nuestra civilización materialista occidental hemos dejado fuera.

Está claro cuando estamos viendo por los ojos de la carne y de la mente; pero cómo distinguimos cuando es el ojo del espíritu el que está viendo ?
Porque puede que tengamos un fogonazo de la mirada del ojo del espíritu, pero como no sabemos, toma el control la mente y se lleva el desarrollo interpretativo la mente, perdiendo con ello la experiencia del espíritu.

Llevo tres meses encerrado en cuarentena en una ciudad costera a cierta distancia del mar. Un día me rebelo y arto en auto a la playa. Me bajo y camino por la costa. Estoy maravillado de ver a la naturaleza en todo su esplendor, maravillosa y mi sensación sólo puedo describirla como extasiado.
Si solo contemplo, dejo que esa belleza natural me atraviese, estoy en el ojo del espíritu. La experiencia es espiritual.

Pero si dejo que mi mente tome el control y empiezo a pensar en cosas como la forma en que destruimos la naturaleza, tirando nuestros desechos a los cauces de agua, que siempre terminan en el mar, o qué nos dedicamos a saquear los océanos de su vida natural, atentos exclusivamente a los costos y precios de la harina de pescado por ejemplo, se nos cerró el ojo del espíritu y estamos de lleno en el ojo de la mente.

El más claro ejemplo de apertura o activación del ojo del espíritu, es cuando me encuentro con el gran arte. Subo al segundo piso del museo Uffizi de Florencia, voy caminando y de repente doy la vuelta y me encuentro sorpresivamente frente al cuadro El nacimiento de Venus de Sandro Botticelli ..
Quedo consternado, paralogizado, absorto. El tiempo se ha detenido, noto como unas lágrimas brotan de mis ojos, mi mente está quieta, calma. Llevo un rato ahí, con mi vista clavada en el cuadro, recorriendo sus detalles y exclamo: qué maravilla!
Es el ojo del espíritu, que percibe un destello de la dimensión espiritual, que la verdad está en todas las cosas, dice Ken Wilber, en este libro, El ojo del espíritu.

Un ojo que necesitamos urgentemente activar, pues es muy probable que se nos aparezcan otras cosas que no hemos sido capaces de detectar y capaz que se nos ocurran quién sabe qué cantidad de cosas.

domingo, julio 05, 2020

Libro Pensar el malestar de Carlos Peña

Vuelvo a decirlo, aquí no hago un resumen del libro, sino que comparto lo que me pasó con el libro, lo que se me adhirió, las cosas que me provocó pensar.

In libro denso, espeso, académico, con demasiadas referencias a lo que otros autores piensan de esto y aquello.
Imagino a Carlos Peña como un académico, ratón de biblioteca, que se lo ha leído todo y puchas que sabe.
Por eso mismo, fue para mi una clase magistral de muchos temas, de los que no sabía. Es un libro por el que pasé dos veces y podría pasar una tercera, para capturar aún más sus contenidos.

Yo escucho que trata de dos temas básicamente: porqué tuvimos el estallido social del 18/Oct/2019 y de qué estamos hablando cuando nos ponemos por delante re escribir una Constitución para nosotros.

Lo que produjo el estallido social es un movimiento social, nos dice Carlos Peña. Los movimientos sociales se producen cuando un sentimiento, con alguna reflexión, llega a un cierto nivel, que no resiste no salir a la calle a vociferar su protesta y consigue la masa crítica para que esto prenda.

Somos un país que ha logrado muchas cosas en los últimos treinta años, suficientes para que muchos simplemente, cuando la cosa estalló, no entendiéramos nada. Qué es esto ? Por qué está pasando ?
Y nos pusimos a escuchar noticias, conversar y leer literatura que fue saliendo, intentando explicar lo que había pasado y estaba pasando.

Peña nos enseña que la modernización Capitalista, crea una forma de colaborar abstracta, de reducida interacción humana, moviéndonos hacia la prosperidad y la vez destruyendo los lazos que conforman la comunidad.
Nuestro mundo nos obliga ahora a editar, dice él, nuestras vidas; a diseñar el tipo de vida y el tipo de personas que se nos ocurra, de acuerdo a nuestra subjetividad. Una tarea la verdad enorme, con la que cada uno debe lidiar bastante solo.
Ello ya conlleva un malestar.

Otra variable de este modelo de economía y sociedad, es la meritocracia. Básicamente, a mayores esfuerzos y capacidades, mayores logros. Logros en posiciones, poder y riqueza.
Peña reflexiona mucho sobre los diversos bordes de esta meritocracia, llegando a decir que ella nos puede llevar a decir que los que están arriba se lo merecen y los que están abajo, también se lo merecen. Osea, si te va mal, es culpa tuya.
Más malestar.

Cuando ya empieza a hablar de la nueva Constitución y a ilustrarnos sobre sus bemoles, me entero que hacia atrás no se cultivó una sociedad multicultural, sino que se creó una educación básica y media, para todos por parejo, aunque fueras pueblo originario, bastante buena, pero alineada a una sola y exclusiva forma cultural. Eso para mi fue nuevo.
Y claro, la nueva Constitución, debiera, según nuestros actuales ideales, promover el multiculturalismo y la inclusión.

Tema aparte fue tratar el tema de las elites, los más favorecidos. Autores a los que refiere, dicen que siempre ocurre, que pequeños grupos se van haciendo del poder y subyugan a la gran masa. Y nosotros no seriamos excepción.
Antes, los que accedían a esa elite, eran los que tenían atributos adscritos, dice él, por herencia, apellido y cosas así. Hoy sería por mérito, trabajo duro y capacidad.

Pero, lo que no dice Carlos Peña, o si lo dice no lo dice suficientemente fuerte, es la existencia creciente en Chile, de prácticas de abuso, favoritismo, o simplemente, el robo o usurpación.
Lo vimos tantas veces, por los medios de comunicación. Instituciones antes prestigiadas, en que sus altos mandos, simplemente robaban, abusaban sexualmente. Empresas que se coludían, robándole en definitiva a los clientes, a los pobres. Personas poderosas, que financiaban a los políticos, para que diseñaran leyes a su pinta. Y nosotros, tipos de a pie, mirando así nomás, sin decir ni pío, o quizás algún comentario a un amigo.

Hasta que la cosa estalló, se salió de madre, se fue a la cresta.

Qué hacemos ?? Hagamos una nueva Constitución ! Y parece que eso calmó las aguas.
La idea es que en esa nueva Constitución, entre otras cosas, a todos estos coludidos o sobornadores de la política, se los trate de verdad duramente, y no solo se los mande a clases de ética, lo que en definitiva fue una burla para la población, que por mucho menos, lo pasa realmente mal.

Aprendí que la Constitución regula cómo se accede al poder. Y que la Constitución pone normas que restringen .. a las mayorías. Cuida ciertos principios o valores, que los avatares políticos de algún momento, quisieran transgredir. Por ejemplo, los derechos humanos.
Y que el Tribunal Constitucional, que regula o controla, que los qué hacen las leyes, o las ejecutan, no transgredan la Constitución.

Estamos en el medio de una pandemia, buena parte de la población guardados en sus casas, y por ello la crisis social en suspenso.
La pandemia y las mejoras en el clima que nuestra restringida contaminación favorece, nos están haciendo, a todos, reflexionar, sobre el tipo de vida, el tipo de sociedad, que queremos tener o mantener, cuando estemos de vuelta.

En definitiva, el libro de Carlos Peña, te demanda cabeceo, te enseña mucho, te hace pensar, una cosa que dice, en nuestros tiempos poco se practica.