Notable libro de Carlos Peña, en que se pasea por los principales pensadores de la historia buscando responder porque la filosofía se ha desvalorizado tanto en nuestro tiempo y rescatando su sentido.
Partimos creyendo en un mundo gobernado por la magia. De ahí pasamos a creer en la religiones y en el último tiempo quien gobierna la forma en que se configuran nuestras creencias es la ciencia.El hombre (y la mujer [Jorge Milla]) se apropió del poder de decisión de en qué creencias creer y le dio primacía a la razón y a la voluntad propia.
Y configuramos un mundo técnico, en que lo que manda es la utilidad de las cosas, medida rigurosamente, con kpis y todo ese cuento que nos gobierna.
Y el mundo se desencantó. Dios, se disolvió en la nada. Y nos quedamos sin sentido. Porque la ciencia es incapaz de responder la principal pregunta del ser, cuál es el sentido de todo. Porqué hay algo, en vez de nada ?
Hay un concepto que atrapó mi atención: la de mundo. Somos lanzados a un mundo, que está ya hecho, ya configurado de interpretaciones, donde lo primero que hacemos a habitarlo, vivirlo, sobrevivir ahí.Cada cultura crea su propio mundo. Cada lenguaje o idioma, es un mundo. Los lenguajes y sus mundos están intrincadamente mezclados.
Después de habitar el mundo que nos toca, nos ponemos a pensar acerca de él y a construir cosas. Nuestra propia vida es un proyecto en construcción al cual estamos lanzados con más o menos conciencia.
El mundo en que hoy estamos, gobernado por el razonamiento de lo útil de la técnica y la ciencia, es un barco sin piloto, sin timón, muy eficiente, pero al final de cuentas a la deriva.
Terrible, no, esa mirada. Pero con tanto desastre ecológico, político y social, capaz que sea cierto.
Pero en nuestro trajinar funcional, hemos perdido la capacidad del pensamiento crítico, que es quizás el principal aporte de la filosofía y que le da valor a esta, para atender las trizaduras de las creencias en que venimos estando. Porque ideas tenemos pero en las creencias estamos. Y sin creencias, somos psiquiátricos, así de simple.
Necesitamos parar, pensar y hacerlo en grupos. Sino, sucederá que de repente nos encontraremos por ahí tirados, sin entender nada, teniendo qué construirlo todo desde la nada. Pues así como vamos puede que todo termine volando en pedazos.
Oye, y hay gente por ahí bien aterrada; los conozco.
Necesitamos detenernos frente a la máquina de maximización de ventas, de productividad, mirar a los seres humanos que van en esa barca, ver su estado de bienestar o de sufrimiento, necesitamos reflexionar e intervenir, humanizando, dando sentido, atendiendo al ser de cada uno de ellos y al ser de los equipos de que somos parte.
Necesitamos pensar, necesitamos filosofar.