viernes, febrero 26, 2010

Las cosas que todos necesitamos

Estas líneas me llegaron por el mail y no se porqué me dio con adornarlas con los monitos.

 
Un borrador, para borrar de nuestra historia todo lo que nos haga daño.

Un detergente, para quitar las manchas de las máscaras que usamos a diario.

Unas tijeras, para cortar todo aquello que nos impide crecer.

Un pájaro, para que nos enseñe a volar alto y cantar con libertad.

Una tinaja, para añejar el cariño y la madurez del amor.

Un frasco transparente, para conservar las sonrisas y sin tapa para escuchar su alegre sonido.

Unos lentes, correctores de la visión de la vida, que nos permitan observar con amor al prójimo y a la naturaleza.

Una ardilla, que nos indique como trepar por las ramas del árbol de la sabiduría.

Unas agujas grandes, para tejer sueños e ilusiones.

Un cofre, para guardar todos los recuerdos que construyen y dan vida.

Un cierre, que permita abrir la mente cuando se desee encontrar respuestas, otro para cerrar nuestra boca cuando sea necesario, y otro para abrir nuestro corazón.

Un rebobinador de películas, para recordar los momentos más felices en nuestras vidas.

Un reloj, para darle todo el tiempo al amor y al amar.

Los zapatos de la ética y la moral, para pisar firme y seguro por donde quiera que vamos.

Y una balanza, para pesar todo lo vivido y todo lo experimentado.

lunes, febrero 15, 2010

Ciencia y Religión, libro de Ken Wilber

He terminado "Ciencia y Religión" de Ken Wilber, tercer libro que leo de él.
La misión que se ha propuesto me parece titánica y consiste en buscar el abrazo de la ciencia y la religión. Y pienso que ha dado pasos importantes.

La ciencia debe ampliar su área de cobertura desde la básica o material, a los territorios propios de la mente y también del espíritu. La llama "ciencia profunda" o ciencia amplia.
Lo primero que hace es hacerle una zancadilla a la ciencia, que se ha instalado en nuestra modernidad occidental, cual imperialista de la materia, de todo lo medible con el ojo de la carne o sus extensiones, siendo que sus principales instrumentos de navegación son las matemáticas y la lógica, dos disciplinas netas de la mente, sin ningún elemento material ni medible de la realidad "coloreada" que los represente.

Establece una ciencia profunda, aplicable a cualquier dominio que quiera validar sus conocimientos como verdaderos, en base a instrucciones, experimentación y validación.

A la religión le pide enfocarse en la "experiencia espiritual" y dejar mitos y dogmas a un lado.
De esa manera conectará con lo que llama la "gran cadena del Ser", que corresponde a una escalera de niveles de conciencia, muy presentes en estadíos pre-Ilustración y que la aparición del imperio de la ciencia "chata" dejó en el olvido, por no decir, negó.

La modernidad, que parte con la Ilustración, nace a patadas con la religión, que venía de quemar en la hoguera al que pusiera el ojo en el telescopio de Galileo, inunda a la humanidad de dignidad, abriendo zurcos autónomos, independientes, en los campos del arte, la moral y la ciencia.

Integrar la senda del desarrollo de la conciencia o ruta espiritual enterrada en occidente desde la época previa a la Ilustración, con el "gran Tres", del Arte o la mirada del Yo, la Moral o la mirada interior del Nosotros y la Ciencia o la mirada del Ello, tanto a nivel del individuo, como del colectivo, es el gran logro o desafío que Wilber nos pone por delante.

Una potente perspectiva que nos deja vislumbrar una religión liberada y desarrollista, abrazada con la ciencia, en un impulso hacia el futuro sin igual, con un pie en el desarrollo de la conciencia del individuo y del colectivo en consecuencia, de la mano de todo ese mundo que nos ha traído a la modernidad en que estamos.

Ken Wilber no puede pasar desapercibido. Tiene mensajes potentes y esperanzadores.