miércoles, septiembre 26, 2018

Diferencia entre inteligencia y conciencia

Harari, en su último libro, 21 lecciones para el siglo XXI, me trae una pregunta que me parece central:
¿Cual es la diferencia entre inteligencia y conciencia?

Inteligencia, a mi entender, tiene que ver con la forma de pensar, con saber o no saber, y con la forma de expresarnos.
Tengo el juicio que tal persona es inteligente, porque siempre tiene buenas respuestas para muchas cosas; se nota que es un tipo que sabe. Y las expresa de una forma, que como que quedo sorprendido, maravillado, y con la tranquilidad que te deja el que las dudas sean debidamente atendidas.

Además el tipo inteligente se mueve bien por el mundo. Se ha enfocado en ciertos ámbitos, ha desarrollado fortalezas y conocimiento ahí, de tal forma que genera retornos económicos para él satisfactorios, que le proveen el bienestar que muchos desearíamos.
Además se relaciona bien. Genera confianzas y valoración, que le reportan redes, un factor muy importante, para seguir avanzando en su quehacer en la vida.

Feliz ? No se, podría serlo como podría no serlo y de igual forma lo encontraría un tipo inteligente.
Un tipo inteligente, es un tipo hábil. Logra, en general, lo que quiere.

Vamos ahora al otro concepto, el de la conciencia.

Lo primero que me surge, es la idea de que no sabemos qué es eso.
Tiene más que ver con darse cuenta, que con saber.

Harari dice que las máquinas, los algoritmos, son inteligentes, pero no conscientes.
Podrían llegar a serlo, pero en lo que va la cosa, la conciencia no es una variable que ni siquiera se considere a la hora de diseñar robots de inteligencia artificial.

En que instante ocurre la conciencia ?
Parece ser que solo en el momento presente.

Trabajo en un tema, lo investigo, busco información, converso con personas, indago. Fuertemente el fenómeno de la inteligencia está operando.
Pero en algún momento, me detengo, miro toda la escena y de algún lado surge claridad de qué hacer aquí. Es como si, en un determinado momento presente, entendí algo, tomé conciencia, vi con claridad, y se por donde seguir.
Ahí entró a tallar la conciencia.

Es como lo que dice Otto Scharmer, que algo emerge, desde ninguna parte identificable con claridad, que nos dice qué hace falta aquí, o qué camino seguir. Él, Otto, sugiere liderar accediendo a esas fuentes, que pueden ser grupales o personales.
Yo creo que está hablando de la conciencia.

Vuelvo al punto de que la conciencia ocurre en el momento presente.
Eso me explica a mi la potencia del mensaje de Tolle.
Tolle está hablando de conciencia, básicamente.

El mindfulness, tan de moda por estos días, pienso que es experiencia de conciencia. En el momento presente.
Le produce a la gente experiencias de paz, calma, incluso alegría.

La meditación, un ejercicio que realizo a diario, desde hace muchos años, me da acceso, al silencio interior, a aquello que está ahí, mientras solo respiro, con la mente lo más posible, en silencio.
Es ahí, en esa experiencia, que contacto lo que llamo conciencia. Es ahí donde me veo y siento como estoy. Es ahí donde puedo capturar lo que quiere emerger en mi, como de hecho fue la idea de escribir este posteo.

Pienso por otra parte que las personas no son conscientes de cómo navegan por la conciencia y como distorsionan los fenómenos, hablando con interpretaciones que más nos confunden.

Un amigo mio me manda fotos, muchas, de su viaje por Moscú. Fotos y fotos de edificios, que a mi no me dicen nada. Pero lo que si se, es que él está disfrutando, conectado con el momento presente, frente a esos edificios, creyendo que son los edificios lo increíble, cuando lo increíble es el nivel de conciencia, lo que él está experimentando ahí, lo grandioso.

Un jugador de golf, sabe que para dar un buen golpe, debe concentrarse en el momento presente cuando está dando el golpe.
Estoy convencido que lo golfistas serían mejores golfista si desarrollaran una mayor capacidad de controlar su atención, con la meditación.
Y no saben que jugando golf, de alguna forma conectan con su propia experiencia de conciencia. Algunos se quedan pensando en como doblaron la rodillas, como hicieron el drive, como pusieron la muñeca. No comprenden que lo más importante es su capacidad de estar ahí, de estar consciente.
Será ?

El pescador con mosca, que se pega largos viajes al sur de Chile u otras partes del mundo, solo para estar ahí, en ese lugar natural que es el río en el bosque, y conectar con la conciencia que le provee el estar en el momento presente de la experiencia misma de pescar.

En la inteligencia, en el saber, los robots, parece que nos van a ganar por lejos.
En la conciencia, NO.
Pero no sabemos que es esa cosa, a pesar que mucho la apetecemos.

Y qué decir con el sexo, que cuando es bien habido, pucha que nos provee quizás con la más potente experiencia de estar presente que podamos tener. Experiencia de conciencia ?
Parece ser.

viernes, septiembre 21, 2018

Libro 21 lecciones para el siglo XXI de Yuval Noah Harari

Sapiens fue sobre el pasado, Homo Deus sobre el futuro y ahora 21 lecciones para el siglo XXI, es para el presente.

Nos encontramos en un momento de gran complejidad y de transformaciones nunca antes vistas.
Como dijo en Sapiens, somos una especie que ha prosperado por esta capacidad de crear ficciones en el lenguaje, que han permitido conectarnos en grandes grupos, cooperar y emprender iniciativas de todo tipo.
De ahí las religiones. las ideologías, las naciones, el dinero, el fútbol, etc.

Harari
Llama a todas estas ficciones, relatos. El relato del imperialismo se acabó con la primera guerra mundial, el fascismo con la segunda guerra mundial y el comunismo con la caída del muro de Berlín, en 1989. Y desde ahí que el relato del Capitalismo ha estado reinando.
Harari ve el hackeo de los humanos por los algoritmos de la inteligencia artificial, como una amenaza, y un beneficio, que pondrá fuera al humanismo y a la democracia.
Se ve venir una dictadura robótica y un muy pequeño grupo de personas poderosas gobernando, con el poder de los hilos de como hackearnos, convencidos que seguimos dentro de una democracia y la sensación que nuestro libre albedrío que sigue campeando.
En definitiva, nos estamos quedando sin relato, tarea de envergadura que tenemos por delante.

Las revoluciones infotecnológicas y biotecnológicas, que avanzan a alta velocidad (la de la ley de Moore: el doble al mismo precio cada 18 meses), dejará a millones de personas sin trabajo y no solo eso, inútiles. La verdad no habrá nada que un robot no pueda hacer mejor por una fracción del precio.

El poder se ha movido desde los que poseían la tierra, a los que poseían los bienes de producción, en la era industrial y ahora a los que poseen los datos, la información.
Por eso disponemos de tantos servicios en forma gratuita, porque el producto somos nosotros, a los que nos extraen información, para después usarla, imagínate para qué.
Y los que tienen los datos son muy pocos.

Otro tema es que nuestros problemas ahora son globales, planetarios. El calentamiento de nuestra atmósfera producto del exceso de gases de efecto invernadero vertidos años tras año al aire. Empezamos a sentir sus efectos y no somos capaces de tomar medidas realmente eficaces, pues no todos, por razones humanas, creen que esto esté pasando.
Por nombrar uno. Y no tenemos efectivas instancias de gobierno planetario.

Suma y sigue. Este tema de la posverdad, de que lo que circula por los medios, redes sociales, lo que sea, está siendo manipulado y cada vez se hace más difícil saber si algo de lo que nos enteremos, es verdad o no.
Bueno, este tema Harari lo resuelve diciendo que nunca hemos vivido bajo el reinado de la verdad. Las religiones, las naciones, las ideologías, todas son ficciones, son no verdades. Son cuentos que nos contamos, necesarios para darle sentido a nuestras vidas y más aun, para colaborar.
La ciencia, es lo que más se ha acercado a algo que podríamos llamar verdad y ha sido revolucionario.
Una capacidad que debemos ir desarrollando, rápido, es ser capaces de chequear si algo es verdad, ficción o simple engaño.

Heredamos, señala Harari, de la línea de producción de la era industrial, nuestro sistema de educación. Hoy en día lo último que un profesor debiera pasarle a un alumno, es más información. Estamos saturados de ella y esta se encuentra en la punta de nuestros dedos, en nuestros celulares.
Necesitamos enseñar pensamiento crítico, habilidades comunicacionales, a colaborar y creatividad.
Y a re-inventarnos cada diez años. Te das cuenta el stress que hoy significa algo así. Tendremos que aprender que esta será la norma, el cambio.
Y re-inventar la educación nos ha costado mucho. Por qué será ?

Termina el libro Harari, describiendo una carrera en la que nos veremos abocados, que es contra los robots, contra los algoritmos.
La pregunta que se hace es ¿qué somos?
Y se la responde a partir del año 2000, en que asiste a un retiro Vipassana de 10 días, donde aprende a meditar. Descubre que en ese ejercicio, es capaz de observar el flujo de la conciencia. Primero atendiendo al fluir dentro y fuera del aire en la respiración. Después observará sus estados internos, sus emociones puras y simples.
Dice que se hace imperativo conocernos a nosotros mismos, desde dentro, de este tipo de forma. Para saber qué somos. Pues si no lo sabemos, los algoritmos tomarán el control y ahí apróntate.

Lo que toca ahora, según como yo lo entiendo, es explorar qué somos, explorar y recorrer nuestra conciencia y desarrollar habilidades blandas, como muchos las llaman. Eso toca.
Y en grupos, conversando, crear nuevos relatos que nos conecten para seguir avanzando.