Hartmut Rosa nos viene a decir cosas interesantes en relación al mundo Capitalista en que vivimos.
Esta forma de relacionarnos con el mundo que el sistema económico imperante ha instalado, no ha hecho más que establecer una forma cosificada de relación con el mundo y con los otros.
Y ello además y quizás coherentemente, ha expandido la cultura fundamentalmente individualista en que estamos.
Lo que pasa en Madagascar o en Venezuela, es problema de los venezolanos.
Trump no es sensible al dolor de los venezolanos. Está preocupado de la autonomía de EEUU y por ello piensa en hacerse de Canadá, Groenlandia y el canal de Panamá.
No es el Capitalismo el problema, es la mente que esta forma de operar instala.
¿Qué propone Hartmut Rosa ? Propone recuperar la capacidad humana de escuchar. Escuchar al mundo, escuchar al otro, escuchar a los otros.
Y al hacerlo reactivar una capacidad que traemos de fábrica, que es resonar.
Resonar es dejarse afectar por el otro y por el mundo. Para ello es necesario una actitud de apertura y vulnerabilidad, para dejar que el otro nos toque.
Estamos acostumbrados a apropiarnos y controlar. Y hemos hecho grandes cosas, grandes obras, grandes logros, pero al costo de deshumanizarnos, al establecer relaciones exclusivamente con cosas para controlarlas y lecharlas.
En este nuevo paradigma la política se transforma en un diálogo de personas que se escuchan; en un diálogo. Y es solo así que podremos juntos diseñar el mundo en que queremos vivir. Que es y será un mundo en permanente transformación y cambio, alineado con el permanente cambio de las personas que lo habitan.
Lo que hemos de cambiar es la forma de relacionarnos con el mundo y con los otros. Y hacernos responsables del planeta que compartimos, en que nuestros actos deberán considerar sus consecuencias incluso lejanas.
Hartmut Rosa dice en la página 54 de este librito de 62 páginas, “Mi única propuesta institucional sería la de proponer una renta básica sin condiciones, una especie de renta mínima”.
No deja de sorprenderme esta propuesta suya. Porque con ella el mundo en que viviríamos sería completamente otro. No buscaríamos trabajo para sobrevivir, no haríamos negocios para sobrevivir; lo haríamos por otras razones.
Ponte a especular cuáles serán estas razones.
El centro de nuestras vidas podría ser el desarrollo personal interior y no el hacer crecer tu patrimonio como ha sido hasta la fecha, incluso sólo sobrevivir, como en el caso de la mayoría.
Aprender a mejorar nuestra capacidad de escucha, de los otros y del mundo. Y abrirnos a una disposición vulnerable, que haga posible el destape de nuestra capacidad de resonar. Que es una capacidad que no se puede programar como hacemos con todas las cosas que hoy hacemos.
Este libro de Hartmut Rosa, que me deja la disposición a seguir leyéndolo.
Nota: la imagen publicada me la aportó chatGPT para decorar el texto de este posteo
Se me ocurre que es muy peligroso cuando los humanos comenzamos a “idear” estas maravillas color “Rosa”. ¿Acaso estamos como estamos de puro lesos que somos? Creerá el Sr. Rosas que nuestras maneras son erradas, …. Puede que si lo sean y nos vayamos todos a la punta del cerro (elegantemente), pero desde ahí, desde el sufrimiento, surgirán nuevas maneras, desde el territorio emergerán las soluciones, …. En ningún caso desde la cabeza de una persona “pensando”. La sociedad ya ha experimentado con estas idealizaciones y nos ha ido pésimo. La solución vendrá desde el sufrimiento, hay que meter los dedos al enchufe para aprender, …. Y si no aprendes, morirás, así nomas y surgirá una nueva cultura.
ResponderBorrarBuen comentario. Invitación a escuchar, a resonar con la ola que viene, a preguntarnos acerca de lo que estamos haciendo por nuestra especie, a cambiar la educación hacia el desarrollo de sensibilidades en lugar de la acumulación de cosas. Buscar la colaboración como motor en lugar del individualismo.
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