Alfredo Ovalle tiene esta inquietud por la muerte desde temprana edad. Es chileno y actualmente reside en EEUU.
Estuvo en Poona, India, donde se hizo seguidor o discípulo de Osho, su gran maestro. Este le puso el nombre Sanjiva.
Con maestros del ámbito de Osho aprendió a ser él facilitador de dinámicas grupales en torno al tema de la muerte.
La muerte; un tema incómodo. Un tema que solemos eludir.
En occidente somos parte de una cultura que no tiene incorporada la muerte como tema. Vivimos como si no nos fuéramos a morir nunca. La muerte es algo que le pasa a otros.
Los doctores hacen lo posible por mantenerte vivo. La muerte es para ellos un fracaso. Y también un negocio, un enorme negocio, mantenerte vivo lo más posible. No importa con cuánto sufrimiento, ni cuán solo vivas el proceso.
La muerte, no existe. Hay algo que sigue, que no muere. Lo que muere es el cuerpo, el ego y la mente.
Si estás identificado con la mente, es natural que pienses que cuando mueres desapareces, porque eso es lo que pasa con la mente; desaparece.
Pero hay otro aspecto, del que quizás no hayas recabado, que es el observador, la conciencia.
La mejor forma de acceder a ese aspecto, es a través de la meditación.
Meditar significa, no mente; apagar la mente. No es fácil, en general.
Bueno, ese observador, esa conciencia que te constituye en el núcleo de lo que eres, no muere cuando mueres.
Por eso, la mejor forma de morir, es conectarse con ese observador, con esa conciencia, que está en el núcleo de tu ser. Y la mente apagada.
Bueno, mirar la muerte de frente, permite tomar conciencia del regalo que es la vida. Vivir consciente de que morirás, un hecho ineludible, te cambia la forma en que vives; te cambia tu valoración de la vida.
Vives con más conciencia. La naturaleza adquiere otro carácter. La ves como algo que también está vivo; comparte contigo ese atributo.
Y vives más conectado con el aquí y ahora.
Este libro de Alfredo Ovalle provee muchos datos de cómo abordar el proceso de muerte de uno y de personas cercanas, queridas, amigos.
Tener un testamento escrito, por ejemplo. Hacer una carta con tus deseos para tu proceso de muerte; quienes quieres que te acompañen; donde quieres morir (idealmente tu casa); música o silencio; qué música, qué aromas.
Recomienda además acompañar al moribundo en silencio, meditando, conectado con los sentimientos hacia la persona que se va.
Un libro que se me tornó indispensable. Y por ello, mucho lo recomiendo.
Datos:
Proyecto Mokita, busca naturalizar la muerte en las conversaciones de la vida.
Deathcafe.com, a Death Cafe is a safe space to talk about all aspects of death.
Ajeet Kaur, Ong Namo
Peter Kater/Snatam Kaur, song of your heart
Avahara, deep space