sábado, junio 01, 2019

Libro El extraño orden de las cosas, de Antonio Damasio

Me recomendó este libro Rogelio Diaz; le estoy agradecido.

Antonio Damasio es un neurocientífico, nacido en Portugal, con residencia en EEUU y profesor de la Universidad del Sur de California.
Mira la conciencia y la formación de la cultura, que dice se ha transformado en el más reciente ramal evolucionario.

Su mirada es la de un biólogo, que mira el desarrollo evolucionario, desde las primeras formaciones neuronales, al parecer en torno al aparato digestivo de ciertos organismos vivos de la familia de las medusas.
Antonio Damasio
Nuestro aparato digestivo tiene del orden de 500 millones de neuronas, del tipo sin mielina, osea, del tipo más antiguo. Las con mielina, son de reciente aparición en la evolución. Por eso se atreve a decir que al maraña de neuronas que hay en torno a nuestro aparato digestivo, es nuestro primer cerebro.

Cuando ya se empieza a formar nuestro cerebro, brota la capacidad de generar imágenes y mapas, tanto del entorno fuera de nosotros mismos, como de nuestra interioridad. Esto será central en el desarrollo de nuestras capacidades que irán hacia la aparición de la conciencia.

Hay un ingrediente que viene de mucho antes y que es el que dirige a las células y bacterias a mantenerse vivas y persistir como especie; se trata de una especie de fuerza reguladora, que llama homeostasis. Este driver sigue vigente en organismos vivos como nosotros y está a la base de todo el impulso vital y de mejoramiento evolucionario.

Esta homeostasis está a la base de lo que Damasio distingue como emociones, que serían esas reacciones espontaneas, que nos alejan del peligro o nos impulsan a ir a sitios con alimento. La emoción es aquella cosa que hace que si tocamos las antenas de un caracol que va andando, se recoja y guarde en su concha.

En cambio los sentimientos, requieren un cerebro formado, pues serán esa experiencia mental que las emociones, que vienen del cuerpo, y su mapeo cerebral, producirán. Los sentimientos son el lenguaje a través del cual el cuerpo informa sobre su estado homeostático. Sobre la calidad de su estar, de su condiciones de bienestar o malestar. Los sentimientos son una expresión del cuerpo. Sin cuerpo no hay sentimientos, por eso la inteligencia artificial jamás tendrá sentimientos.

Y son los sentimientos y la conciencia, los aspectos de nuestra naturaleza, que especialmente desde Descartes, hemos olvidado. Y necesitamos recuperar.

De hecho, nuestra subjetividad, se construye a partir de las imágenes de nuestro cerebro, que están preñadas de emociones, desde una perspectiva propia, personal. Es en el sentir que nos constituimos quienes somos. Si no sentimos, no somos.
Y nuestra sobre valorada racionalidad, tiende a dejar fuera los sentimientos porque se supone distorsionan la mirada objetiva. Parece que algo esencial se nos fue de nuestra perspectiva, con consecuencias al parecer desastrosas.

La conciencia desde la mirada de Damasio, se asienta en la subjetividad de la propia perspectiva y la experiencia integrada. La escena que vemos tiene un espectador, una audiencia, que somos cada uno de nosotros en en propio anfiteatro. Ese espectador soy yo, que a la vez experimento esto como si yo fuera el dueño de esta mente y este cuerpo.
La imágenes que se forman en el cerebro, tienen una pista paralela verbal, que nos da ese carácter narrativo tan propia de la mente humana.
Al final son imágenes con su aditivo, los sentimientos. Estas imágenes se ensamblan y simultáneamente se construyen los sentimientos. Y las imágenes pueden ser del momento presente, del pasado o del futuro.
La conciencia finalmente, es un estado particular de la mente, en que las imágenes mentales están empapadas de subjetividad y se experimentan en un marco global integrado.

El cuerpo le habla a la mente a través de los sentimientos, sin los cuales no hay conciencia.
La subjetividad es una narración que se construye incesantemente. Y el driver subyacente siempre, es la homeostasis, atributo fundamental de los organismos vivos.

Tenemos un problema, esta fuerza impulsora de la homeostasis, opera a nivel del individuo y no de grandes grupos. Cuando pasamos a la cultura, lo que hagamos ahí sin duda repercute en la homeostasis de los individuos, pero nada impide que los poderosos se arranquen con los tarros desde el sentimiento de la codicia y hagan lo que tanto vemos hacen.
Parece ser que la salida no está en la biología, sino en la educación, termina diciendo Antonio Damasio.

Un libro que me gustaría leyeras, para seguir conversando de estas materias tan importantes.

Referencias:
Antonio Damasio comenta el libro
El error de Descartes, otro libro de Damasio
Emoción y sentimientos según Damasio

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