domingo, octubre 20, 2024

Libro Ikigai de Héctor García y Francesc Miralles

Este libro de Héctor García, un computín enamorado de Japón (kirainet.com) y Francesc Miralles, un periodista y psicólogo, enamorado de la Logoterapia, se conocen un día en Japón, se hacen amigos y viajan juntos a Ogimi en Okinawa, una isla al sur del Japón, donde vive la población más longeva del mundo. 

La Logoterapia de Viktor Frankl pesquisa lo que hace que puedas sobrevivir a un campo de concentración nazi, que tiene que ver con tener una buena razón para seguir viviendo, como volver a escribir el libro cuyo borrador los alemanes le destruyeron al capturarlo y mandarlo a Auschwitz.
Tu razón de existir, eso por lo que todas las mañanas te levantas con entusiasmo.

Ikigai es un término japonés que significa “razón de ser” o “motivo de existir”.
Buscar tu Ikigai consiste en intentar aunar lo que amas, en que además te has ido haciendo bueno, que el mundo necesita y por lo que este está dispuesto a pagarte.
Cuando busco esto en una persona suelo preguntarle ¿qué te apasiona?. No siempre lo saben; la verdad pocas veces. Pues saben cosas que les gusta hacer, pero es personal y no beneficia a nadie, como tomar sol, viajar, comer tal o cual plato o hacer el amor.

Tiene que ser algo que el mundo necesite, algo que aporte valor al mundo.

Bueno, estos dos personajes viajan a Ogimi, donde abundan las personas de más de 100 años y están sumamente activos. Cómo lo hacen, es la pregunta que quieren responder.
Lo primero que se me viene a la mente, es tener una vida relajada, con cero estrés. Ya eso, para muchos, por estas latitudes, es difícil. Me encuentro con gente que se jacta de estar estresados. No saben el perjuicio que aquello les aporta a su longevidad. Estrés, implica sistema inmunológico apagado o restringido. Claro, les brotan enfermedades graves y no entienden porqué, ya que se alimentan sano y hacen deportes.

Una cosa que me llamó la atención de Japón, es que hacen cosas, oficios, tareas diarias, en que como que fluyen al hacerlas. Vi un video de un tipo que escribía en forma vertical, estas letras de ellos, que era un verdadero arte, en una forma que era casi como un rito religioso. Fluir, lo llaman. Están absortos en ello, disfrutando al hacerlo.
Hacen todo en esta forma calma, lenta, absortos, fluyendo. Puede ser trabajar en la hortaliza, lavando la loza en la cocina, poniendo pelos de a uno en pinceles en una fábrica, o dibujando animés.

Bueno, aparte se alimentan sano, verduras que ellos mismos cultivan. Comen de todo, cargado a lo sano, pero además nunca quedan hartos, llenos. Sugieren comer hasta el 80% de quedar listos. Pararse de la mesa con un poco de hambre, sería la receta. Me gusta la idea, pero sospecho que no me será fácil adquirir ese hábito, cuando el comer ciertas cosas anda más bien cerca de ser una adicción.

Otro aspecto clave es hacer ejercicio, on a daily basis, osea todos los días. Sin matarse, suave, por favor. Caminar todos los días o ir al gimnasio, en modo mantención como hago yo; cuatro a cinco veces a la semana es mi receta personal. La suerte mía, tengo un gimnasio al frente.
El cuerpo en movimiento. Incluso si te gusta mucho leer, cada 25 minutos, date una vuelta por 5 minutos o cada 50 minutos, la vuelta que sea de 10 minutos.

Un tema central de la cultura japonesa y su longevidad, es tener buenos amigos a los que visitar ojalá semanalmente.
Reuniones relajadas, cordiales, donde suela haber juegos, bailes o incluso canto en grupo.
Esta dimensión social es clave en Ogimi. Toda persona pertenece a una comunidad, que visita frecuentemente, donde la solidaridad es religión. Incluso se apoyan económicamente unos a otros.
Bien lejos estamos, al menos de estas últimas cosas. Ando pensando en cómo hacer juntas entre parientes Bunster o Betteley.
Tengo varios grupos, que noto vienen guateando hace rato. Estamos todos por estas latitudes tan ocupados.

Un libro que te insta a pensar y seguir pensando en cuál es tu pasión, de algo que el mundo quiera y un libro que todos debieran leer alguna vez en sus vidas.

1 comentario:

  1. Anónimo8:31 a.m.

    Es un tema profundo y muy pertinente a nuestros tiempos, en que el nihilismo campea. Creo que te falta imaginación cuando mencionas solo a los Bunster y betteley y no a los López y los Pérez: la diversidad de las miradas no va a aparecer en la tribu sino más allá del horizonte. Tema para el cerro.

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