Otro libro de Guillermo Parvex que leo. Muy entretenido a la vez que informativo de un pasaje de la historia de Chile.
En este caso se trata de la ocupación chilena del Perú, al término de la guerra del Pacifico, por allá por los años 1881 hasta marzo de 1884.
En mayo de 1881 Patricio Lynch es nombrado a cargo de la ocupación chilena del Perú, con sede en Lima, por el presidente de la República de ese tiempo Anibal Pinto.
Decide llevarse a José Antonio Silva a Lima, a cargo de una necesaria y muy importante red de espionaje.
Este libro deja meridianamente claro la importancia de los servicios de esta red, que Silva organiza.
Se trata de dos verdaderos héroes de la historia de nuestro país: uno es Patricio Lynch, un militar de la marina y del ejército chileno, que participó en las batallas decisivas de Chorrillos y Miraflores. Y el otro es el espía José Antonio Silva Montt, descendiente del presidente Manuel Montt.
Ambos son claramente personajes destacados de nuestra historia.
Y fueron claves el uno para el otro, siendo tal la cercanía por sus frecuentes encuentros, que se transforman en grandes amigos.
Lynch cuando asumió recibió un país en estado catatónico. Nada funcionaba bien, en buena medida por el sabotaje de los peruanos. Lynch tomó acciones decisivas para restituir servicios públicos importantes, y para los tribunales trajo jueces y abogados chilenos para que litigaran por lado y lado.
Muy rápidamente tenía un país funcionando y en orden. Fue un tremendo administrador.
Otra cosa fue lidiar con facciones armadas que pechaban por echar a los chilenos y por otra parte hacerse con el gobierno del Perú.
Curiosamente, o normalmente, estas fuerzas, que eran tres: la del norte, al mando de Iglesias, la del centro, al mando de Cáceres y la de Arequipa; disputaban entre ellas ese liderazgo. Incluso con encontrones militares entre ellos.
Esta característica tan humana, de los egos, sigue vigente y explica porque hoy día la derecha por ejemplo, no se une para asegurarse el gobierno que viene. Me deja pensativo este punto.
Lo más entretenido del libro son las escaramuzas de estos espías, para hacerse de la información que Lynch les pedía. Corrían permanentes riesgos, riesgos de vida por supuesto. Y casi todas las veces, gracias a la astucia de los protagonistas y la capacidad de Silva de reclutar hombres con las dotes adecuadas, lograban sus cometidos. Hasta que, en algunos contados casos, les iba mal.
Un libro didáctico, entretenido, que se lee rápido. Muy recomendable.
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