domingo, julio 13, 2014

Libro "Zen en el arte del tiro con arco" de Eugen Herrigel

Eugen Herrigel es un alemán, profesor de filosofía, que en una época de su vida se traslada a Japón a hacer clases en la universidad y aprovecha, junto a su mujer, de conocer el arte del tiro con arco y ella el hacer arreglos florales, para conocer el Zen aplicado a estas actividades.

De eso se trata este libro, de su experiencia en ello, con un maestro, Awa Kenzo, que lo acompaña en todo el proceso, que no alcanza a durar seis años. Al final de cuentas parece como que hubiera entrado a un seminario a realizar prácticas sacerdotales.

Nuestra manera occidental de aproximarnos a cualquiera de estos oficios, deportes o como se les llame (pensé en el golf también), es desde la cabeza pensante, la voluntad y lograr a través del trabajo persistente y duro, acomodar el cuerpo a las capacidades requeridas. Y muy importante, a lograr los objetivos de logro externo.

Aquí el cuento es otro; es de otra manera completamente. Primero, el objetivo no es dar en el blanco; el objetivo es adiestrar la mente, y el cuerpo, en una ritualidad oriental, sin duda, para conectar con la no mente, la nada del silencio del que medita profundamente.

La respiración es donde estará el foco de la atención, y los movimientos, suaves, relajados, del ritual del manejo del arco, la flecha y el blanco. Hacer los movimientos, ritmicamente, acoplados a momentos de la respiración, con el foco puesto en el respirar ...

Un respirar que no es al final de cuentas controlado por el aprendiz, sino que es un respirar natural, que fluye en una atención religiosa, como si uno fuera respirado, mas bien.
Y los movimientos, pausados, con la mínima tensión o fuerza. Y se requiere mucha fuerza para estirar ese arco y preparar la flecha para el disparo a una distancia de unos 60 metros.

Hay que lograr "espiritualizar" el tiro. Hay que vaciarse completamente de la intención de dar en el blanco; esto ha de ser lo más difícil de lograr para un occidental. Incluso más, hay que vaciarse de uno mismo ...

El maestro es esencial. Él, de solo mirarte, te cacha en que estás. Aparte de que no te da mayores clases lectivas. Te muestra, te observa, hace pequeños gestos. Si al final termina traspasándote el conocimiento como por irradiación, como una vela encendida prende a otra.

De lo que se trata es de matar el yo, y que sea "el ello" el que dispara. Esto es un mundo desconocido para nosotros los occidentales.

Para los orientales lo espiritual se alcanza, muy en primer lugar conectando con la respiración, aparte de ser una respiración mucho más estomacal; y luego conectando con la nada del no yo, en el presente, por supuesto. Por ahí anda el Zen.

Cuantas cosas hacemos, buscando esa conexión con el ello nuestro, con la nada del estar en el presente vacío de pensamientos, conectados con cosas como la música, el golf al dar el golpe, el comer, el sexo?

Se me abrió la curiosidad con el Zen, sin duda.

Gracias Enzo Cozzi por prestarme y más todavía, recomendarme el libro.

Te paso el libro, en español, en pdf, que está aquí. Y muy recomendado.

 

4 comentarios:

  1. Muy buen post, y enlace. Espero un día retomar el tiro con Arco, un deporte bello

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  2. Anónimo8:36 p.m.

    Muy bueno Gabriel, que bien se siente cuando puedes aquietar la mente. Desprenderte del ruido. Sin embargo, se requiere mucha humildad y paciencia.

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