viernes, agosto 30, 2024

Libro El futuro recordado de Irene Vallejo

Leer a Irene Vallejo es un deleite. Tanto por su manejo del lenguaje, como por su cultura histórica, de donde saca prácticamente en cada ensayo, referencias entretenidas y lúcidas, para iluminar situaciones del mundo actual.
Ya había leído su libro El infinito en un junco, así que conocía su don y cultura histórica.

Este libro es una serie de mini ensayos de una página cada uno, de los más diversos temas.
Me entero por ejemplo que los meses de septiembre en adelante, vienen del imperio romano, como los meses séptimo, octavo (octubre), noveno (noviembre) y décimo (diciembre). Con un calendario que partía en ese tiempo en marzo.

Me entero que Luisa de Medrano el año 1508, fue la primera catedrática mujer de la historia. Y Juan Latino fue el primer académico de color, que antes había sido esclavo, esto en Granada, España.

El mal de Diógenes, un mal asociado en estos tiempos a la enfermedad de acumular objetos y desperdicios en forma compulsiva, siendo que Diógenes fue todo lo contrario; vivía con nada, siendo que era hijo de un próspero comerciante.

Sabías tú que entusiasmo era en la antigüedad un Dios que significaba tener dentro a la divinidad.

Reflexiona Irene Vallejo de la belleza, trayendo a colación a la poeta griega Safo, que dijo, “para cada uno, lo más bello es la persona amada”.
La belleza no es ningún atributo de la cosa observada bella, sino que está en los ojos del que mira.
Incluso discutíamos en un grupo que una persona ama a otra, por lo que experimenta en su presencia, en lo que se transforma cuando está con ella o él.

Cuestionar a Barack Obama para ocupar el cargo de presidente de los EEUU, es como cuestionar al emperador de color, Septimio Severo, nacido en Libia, África, para ser emperador del imperio romano. Nadie lo hizo.
Al final concluye Irene Vallejo, extranjero es simplemente quien piensa distinto a mi.

En los tiempos que corren, atareados, lo que más tememos es aburrirnos. Lo que más tememos es el espacio vacío.
Lao Tse hace dos mil quinientos años, decía que el valor de un cántaro lo establece el espacio vacío de su interior, donde irá el vino o aceite que ahí pondremos.
Al construir una casa, demarcamos las dimensiones de los recintos que construiremos. Nuevamente el valor de la casa serán sus espacios que hemos creado y la experiencia que en ellos viviremos.

Irene Vallejo cuenta la historia de un experimento en una escuela. Se sometió a los alumnos a un test de inteligencia. Cuando los alumnos entregaron las hojas de sus resultados, se lo llevaron fuera y los botaron a la basura. A continuación se eligió a 10 al azar y se les dijo que habían sido los mejores resultados.
Bueno, al terminar el semestre, esos diez alumnos fueron los mejores alumnos.
Conclusión, cuidado con lo que vamos por ahí diciendo.

Un libro que se lee de corrido y con gusto. Lo recomiendo.

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