Es un hombre en situación de calle. Tiene 57 años. Duerme al costado de la iglesia San Pedro, aquí en Isabel la Católica, a una cuadra de Vespucio.
Se le ve acompañado de su triciclo, bien lleno de cosas, acompañado de cuatro perros, que son su familia; los trata de sus hijos.
El Conventillo quedaba al costado del cerro de las culebras, hoy llamado el Cerro de Chena.
No fue mal alumno en el colegio. Pero a los 9 años se arrancó del Conventillo, junto a nueve en similar situación, entre hombres y mujeres.
De esa fecha que está en la calle.
Viajó por la línea del tren hasta la estación Central y de ahí se fue al cerro San Cristóbal, donde conoció a Don Guillermo, que vivía cerca de la virgen, en una gruta hecha de ramas. Don Guillermo le acomodó una “pieza” y le enseñó a leer y a escribir. Me decía hijo y terminó siendo a quien siempre llamó su padre.
La vida en la calle es dura; en invierno hace demasiado frío. Pero antes llovía más.
Nunca lo han asaltado; pero una vez trataron.
No le hace al alcohol ni a las drogas. Don Guillermo murió de cirrosis a los 95 años; lo conoció cuando él tenía 82 años. El único vicio que tiene es el cigarro.
Para cualquier dolencia tomaban agüitas de alguna yerba local. Le recomendó nunca tomar remedios de farmacias, pues estaban hechas para enfermarse y darle pega a los médicos.
Nunca lo ha visto un doctor.
Don Guillermo le hizo un carretón con rodamientos, e iba a la Vega y trabajaba llevándole las bolsas a las señoras que iban a comprar.
Ha tenido mujeres, pero las ha despachado rápido. Todas las mujeres de la calle son drogadictas.
No come carnes rojas por respeto a los animales.
Sus perros eran cinco; uno de ellos murió. Son la Ñoña, la Chilindrina (le dicen la Chubaca), el Tigre y el Roqui.
Le suelen dar comida de perros y la vende. Le da buena alimentación; sabe que son carnívoros. Dice que los médicos le recomiendan esa comida seca, así se enferman y tienen que ir al veterinario.
Dice que a los perros les hace bien el ajo y las cebollas, cosa que los veterinarios no recomiendan.
No tiene hijos; salvo los perros.
Nunca ha votado.
Nunca ha estado preso.
Nunca lo han operado de nada, salvo esos puntos en la frente, a los 7 años.
Tiene mala opinión de Boric, porque le dio la espalda al pueblo. No entiende cómo la gente votó por un cabro chico, con poleras matapacos.
Es agradecido de Pinochet, que a él no le robó ni le hizo ningún daño.
Le gusta ver Animal Planet. Me mostró la aplicación que tiene en su celular (9 3524-1858) donde ve películas y documentales.
Paga todo los meses su plan de Internet en Movistar, que le cuesta $ 7.000
Le instalé en su celular chatGPT, lo registré con su teléfono y le enseñé a usar su modo voz.
Lo vi como una persona tratable, pacífica, amante de sus perros, una buena persona.
Gracias por la historia Gabriel. Muy bonito lo que haces!
ResponderBorrarGenial!
ResponderBorrarGabriel te felicito, es de las entrevistas más bellas que te he leído. Tu conversación franca, como si fuese uno más de tus infinitos encuentros. Extrajiste la simpleza de la vida y Andrés me reveló algo más de “lo esencial” y de la belleza del ser humano. No vive en el futuro y es solo presente. Me encantaría saber cuál fue la pregunta que le hizo a GPT. Abrazos
ResponderBorrarGracias Gabriel por hacer una entrevista q probablemente nunca le habían hecho a señor Andrés. Realizada con respeto y con tu incansable necesidad de descubrir el mundo, su realidad q pocos vemos.
ResponderBorrarMarco Antonio Palma
Gracias por esta franca entrevista. Se ha incrementado el número de personas en situación de calle, qué doloroso.
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