lunes, septiembre 01, 2025

Las cosas que he ido aprendiendo como Coach en IA

Llevo varios meses dedicado a un oficio nuevo: Coaching en Inteligencia Artificial (IA).
En este tiempo ya he trabajado con cerca de 40 personas. Lo curioso es que partí confesando algo: yo no sabía demasiado de IA, pero quería aprender haciéndolo. Y vaya que he aprendido.
Hoy me siento con ganas de detenerme un momento y preguntarme: ¿qué he descubierto en este camino?


Cada cliente, una ola a surfear

Una de las primeras cosas que noté es que las personas llegan con sus propios territorios, inquietudes y preguntas. No todos buscan lo mismo, y en cada conversación me toca surfear olas distintas.

He debido escuchar con empatía y respeto, dejándome llevar por los mundos de los demás, y desde ahí descubrir juntos cómo la IA puede serles útil.
No se trata de dictar un manual técnico, sino de acompañar la travesía de cada persona. Así, cada cliente se transforma en un maestro y cada sesión en una pequeña aventura compartida.


Tres grandes frentes que emergen

En este recorrido he identificado tres ámbitos donde la IA aparece con fuerza:

  1. El uso personal: cómo integrar la IA en la vida cotidiana para apoyar rutinas y decisiones.

  2. Los procesos empresariales: la IA que se incrusta en flujos de trabajo, procesos, con agentes y orquestadores que amplían lo que hacen los modelos de lenguaje.

  3. La transformación social: los cambios profundos que ya asoman en educación, democracia, salud y muchos otros dominios.

Moverme entre estos tres frentes ha sido como recorrer un mapa en expansión: la intimidad de la vida diaria, la productividad de las empresas y las preguntas mayores sobre el mundo que viene.


La IA gatillante de nuevos emprendimientos

Otro descubrimiento apasionante es que la IA está abriendo espacio a la invención de nuevos oficios y emprendimientos.

Yo mismo lo viví cuando, tras escuchar al CEO de Perplexity, Aravind Srinivas, hablar de IA, transformé esas notas en una propuesta comercial con ayuda de ChatGPT… y en pocos días tenía seis clientes.

O cuando probé un generador de cuentos de Gemini (el Gem Storybook) y vi lo sencillo que sería montar un negocio de libros personalizados para niños.

La IA no solo es una herramienta: es un catalizador de creatividad y oportunidades.


IA como creadora de comunidades

Y hay algo más que se asoma con fuerza: la IA no solo potencia individuos, también puede tejer comunidades.

Me imagino dentro de las empresas formando grupos pequeños de ejecutivos o profesionales, simplemente para conversar sobre IA. Que se conozcan, se entusiasmen juntos, intercambien ideas y aprendizajes.
Un espacio donde yo aporte desde mi experiencia como coach, pero sobre todo donde nazca esa chispa colectiva de curiosidad y colaboración.

Así, la IA deja de ser un tema técnico y se transforma en un punto de encuentro humano, un lugar donde se comparten descubrimientos y se construyen vínculos.

Y para terminar

Miro hacia atrás y siento que la IA me ha enseñado más de lo que yo enseño. He aprendido a surfear olas humanas con esta nueva tabla tecnológica.
He visto cómo abre posibilidades personales, empresariales y sociales. Cómo inspira nuevos oficios. Cómo puede encender comunidades.

Y presiento que este camino recién comienza. Que las olas que vienen serán aún más altas y sorprendentes.