José Miguel Barros, destacado abogado y diplomático chileno, debió sentir una profunda admiración por José Miguel Carrera para dedicarle este libro. Diario de viaje a Estados Unidos es, en lo esencial, la transcripción del diario que el propio Carrera escribió durante su periplo iniciado en noviembre de 1815, cuando zarpa desde Buenos Aires rumbo a Norteamérica.
El contexto es decisivo. Carrera había gobernado Chile entre 1811 y 1814. Tras el desastre de Rancagua y la pérdida de la Patria Vieja, los principales líderes independentistas cruzan a Mendoza y luego a Buenos Aires, cargando derrotas, reproches y odios no resueltos.Carrera llega a Estados Unidos en enero de 1816, después de casi tres meses de navegación. Así era el mundo entonces: lento, incierto, pero abierto a la audacia. Y audaz fue. En Estados Unidos habló con medio mundo, incluido el presidente James Madison. Logró lo que parecía imposible: una flota, armas, una imprenta, soldados. Todo financiado con sus bienes personales y con deudas que asumió sin red. Apostó todo.
Tras casi un año de gestiones, emprende el regreso en diciembre de 1816.
Pero la historia ya venía torcida.
La tensión entre Bernardo O’Higgins y José Miguel Carrera venía de lejos. No era solo personal: era ideológica y de carácter. Carrera era más radical, más caudillista, más impetuoso. O’Higgins, más disciplinado, más institucional. La falta de coordinación y el desacuerdo estratégico entre ambos fue uno de los factores que desembocaron en la catástrofe de Rancagua. Llegan a Argentina odiándose con odio parido, no aprendido.
O’Higgins estaba aliado con San Martín, ambos miembros de la Logia Lautaro, al igual que Juan Martín de Pueyrredón, Director Supremo en Buenos Aires. Ese triángulo de poder le haría la vida imposible a Carrera. Apenas llega al puerto de Buenos Aires, pierde toda la flota que había conseguido con tanto esfuerzo y es encarcelado.
El desenlace es brutal. Sus hermanos son fusilados en Mendoza en 1818. Él correrá la misma suerte en la misma ciudad, el 4 de septiembre de 1821.Dicho sin rodeos: el libro de Barros es una lata. No lo recomiendo en absoluto como experiencia de lectura. Es árido, plano, sin pulso narrativo.
Sin embargo —y aquí la ironía— me sirvió. Me permitió enterarme de muchos hechos clave de la independencia de Chile y de la vida de los Carrera, información que luego confirmé, amplié y comprendí mucho mejor por otras vías, con ayuda de herramientas de inteligencia artificial como ChatGPT y Gemini. Cosas de estos tiempos: a veces el libro abre la puerta, pero la comprensión entra por otro lado.
Quien siguió hostigando a Bernardo O’Higgins hasta lograr su capitulación y exilio en 1823 fue la aguerrida hermana mayor, Javiera Carrera, una figura tan fascinante como temida.
José Miguel Carrera Verdugo murió a los 37 años. Pertenecía a la alta aristocracia chilena, a diferencia de O’Higgins, hijo ilegítimo de Ambrosio O’Higgins —quien llegó a ser virrey del Perú— y de Isabel Riquelme, hija de un hacendado. Carrera fue intrépido, audaz en lo militar y en lo social, ambicioso, rebelde, amante de la libertad, impulsivo y vehemente. Carismático, atractivo, elegante, mujeriego. Un verdadero caudillo chileno.
De esos que incomodan a su tiempo… y por eso mismo, no se olvidan.


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