domingo, octubre 12, 2025

Libro Dignos de ser humanos de Rutger Bregman

Vivimos bombardeados por noticias que, como dice Rutger Bregman, son para el espíritu lo que el azúcar es para el cuerpo: adictivas y dañinas. Décadas de estudios muestran que una dieta informativa centrada en lo negativo deteriora la salud mental. Paradójicamente, estamos en la época más próspera, segura y saludable de la historia… pero miramos el mundo como si ardiera. ¿Por qué? Porque somos más sensibles a lo negativo, y porque Facebook, X e Instagram, han perfeccionado el arte de retener nuestra atención amplificando el miedo.

Rutger Bregman
Este libro de Rutger Bregman propone una corrección de rumbo: cambiar la imagen que tenemos del ser humano. No la versión cínica (“somos lobos para el hombre”), ni la ingenua (“todo el mundo es bueno todo el tiempo”), sino una mirada realista y esperanzadora: la bondad es más frecuente de lo que creemos, es contagiosa y, cuando diseñamos instituciones que confían, florecen.

1) Un animal amistoso (Homo cachorrito)

Dmitri Beliáyev intuyó que la domesticación favorece rasgos prosociales. Bregman sintoniza: somos primates domesticados, el “Homo cachorrito”, seleccionados por la cooperación. Sobrevivimos no por ser los más fuertes sino los más amables y conectados: nos ruborizamos (nos importa lo que el otro piense), expresamos emociones con la mirada, nos cuesta esconderlas. La inteligencia social —dice el autor— no solo nos vuelve mejores compañeros: también nos hace más inteligentes.

“El Homo sapiens era más simple, pero estaba mejor conectado.”

2) Mitos que dañan: Zimbardo, Milgram y “El señor de las moscas”

Rutger Bregman desarma algunos relatos tóxicos que moldean nuestra educación cívica:

  • Experimento de Stanford (Zimbardo): dirección teatral, manipulaciones, guion. No prueba que “cualquiera” se vuelva monstruo en una cárcel.
  • Milgram: montaje persuasivo, fuerte presión de autoridad. No es “naturaleza malvada”, es situación y diseño.
  • El señor de las moscas: en la vida real, cuando unos chicos naufragaron, colaboraron. El libro de Golding es ficción; nuestra naturaleza tiene más cooperación de la que admitimos.

Cuando repetimos historias cínicas, producimos efectos nocebo: si tratas a la gente como escoria, se comportará como tal; si la tratas como responsable, responderá.

3) Isla de Pascua: de fábula sombría a historia de resiliencia

Rutger Bregman revisa el caso Rapa Nui: de la narrativa del colapso eco-suicida y caníbal a una historia mucho más compleja, donde influyeron ratas (que frenaron el bosque), incursiones esclavistas, epidemias y violencia traída de fuera. No hubo el canibalismo “ejemplarizante” que se usó como moraleja moralista. Lo que sí hubo fue ingenio y adaptación. La lección: cuidado con las historias que simplifican para culpar; suelen servir agendas ajenas.

4) Poder, guerra y camaradería

Las guerras —recuerda Rutger Bregman— no estallan por la “maldad innata” del soldado raso, sino por intereses de élites. En el frente, lo que sostiene a los combatientes no es odio metafísico sino camaradería. Navidad de 1914: treguas espontáneas, villancicos, intercambio de regalos y partidos de fútbol. Si dependiera de los soldados, la guerra habría terminado allí. La “banalidad del mal” (Arendt) no nos condena: nos advierte sobre distancia, obediencia ciega y diseño de instituciones.

5) Los bebés, la moral y el contacto

Estudios con bebés muestran preferencias tempranas por lo cooperativo; con un año y medio ya ayudan. El poder, en cambio, desconecta: nos hace menos empáticos. La medicina práctica de Bregman es el contacto: reduce prejuicios, aumenta confianza y solidaridad. Mandela lo demostró: la resistencia no violenta convoca a más gente y gana más que la violenta.

“El mal es más fuerte, pero el bien es mucho más frecuente.”

6) Instituciones que confían: del trabajo a la escuela y la seguridad

  • Trabajo: Los “palos y zanahorias” de Taylor matan la motivación. Bregman cita a Jos de Blok (Buurtzorg): equipos autónomos de enfermería, sin gerentes, más libertad, mejor salario, un solo servicio (cuidar) y resultados superiores. También FAVI (Zobrist): minifábricas de 25–30 personas, contratación por el equipo, rendición de cuentas al cliente. Si ves a tus empleados como profesionales responsables, se comportan así.
  • Escuela: La creatividad no se enseña; se deja florecer. Ejemplos como Ágora priorizan curiosidad, juego, proyectos, mentores, objetivos propios. Menos jaulas, más caminos singulares.
  • Justicia y policía: La “ventanas rotas” presume gente mala y produce abuso. La policía comunitaria parte de que la mayoría es decente; conocer nombres y abuelas baja la violencia. Holanda frente al terrorismo: más democracia, más humanismo.
  • Bienes comunes y economía: Elinor Ostrom mostró que los comunes pueden gestionarse; el Alaska Permanent Fund es una forma de ingreso ciudadano. Diseñar desde la confianza cambia comportamientos.

7) Noticias, redes y la dieta de la atención

Las redes explotan nuestro sesgo de negatividad. Resultado: una lente que deforma la realidad. Recomendación de Bregman: cuidar la dieta informativa (menos “azúcar”), buscar historias de cooperación, practicar compasión (menos drenaje que la empatía), y hablar a la lengua materna del otro: la del respeto.

8) Qué hacer mañana por la mañana

  1. Edita tu entorno: reduce noticias y doomscrolling. Elige medios que aporten contexto y soluciones.
  2. Diseña confianza: en tu equipo, prueba micro-autonomías (decisiones locales, métricas compartidas, rotación de liderazgo).
  3. Practica contacto: cruza burbujas, agenda conversaciones con “el otro”.
  4. Cambia la historia que cuentas: reconoce la bondad cotidiana en voz alta (la bondad es contagiosa).
  5. Educa para el juego y el propósito: más proyectos propios, menos tarea por tarea.
  6. Presupón buenas intenciones: sí, te engañarán alguna vez; es un precio pequeño por una vida vivida desde la confianza.

“No te avergüences por tu generosidad. Haz el bien a plena luz del día.”

Cierre

Dignos de ser humanos no es un canto naïf; es una invitación práctica a rediseñar sistemas desde una antropología esperanzadora. Si creemos que la gente puede responder a la confianza, y actuamos en consecuencia, empezamos a vivir en un mundo donde eso se vuelve verdad.

lunes, octubre 06, 2025

¿Por qué viajamos?

“No conozco París, me encantaría ver la Torre Eiffel.”
Es una frase que uno podría escuchar en cualquier sobremesa.

¿Viajamos para ver cosas que no hemos visto?
¿Para tachar países en un mapa, o para coleccionar fotos frente a monumentos?

He escuchado a muchos decir: “Fuimos de nuevo a Europa, nos habían quedado unos países sin conocer.”
Y luego cuentan el viaje enumerando lugares, comidas, museos, con una secuencia de adjetivos como “maravilloso, increíble, sensacional”.

Y sin embargo, confieso algo: viajar no me tira mayormente.
Aunque sí he viajado, y cuando lo hago, lo paso bien. A veces, incluso, muy bien.

Pero creo que la interpretación habitual de por qué nos gusta viajar es incompleta.
No viajamos tanto por lo que vemos, sino por lo que sentimos.
Por lo que nos pasa por dentro.

El viaje interior

Cuando viajamos, algo en nosotros se ensancha.
Nos corremos de la rutina, cambiamos de ritmo, y de pronto —como si fuera magia— los problemas cotidianos se quedan en casa, y respiramos distinto.

El viaje nos amplía la mente, sí.
Pero sobre todo, nos cambia la perspectiva desde la cual miramos nuestra propia vida.
A veces viajamos solo para poder pensar desde otro lugar.

También viajamos para compartir con quien amamos.
Para tener conversaciones largas, sin apuros.
Para caminar sin rumbo, para reírnos sin culpa, para reencontrarnos con esa versión de nosotros que a diario se esconde bajo las listas de pendientes.

El foco en lo interior

Curiosamente, mientras viajamos, ponemos nuestra atención en lo de afuera: las postales, los paisajes, los restaurantes, los museos.
Y, sin darnos cuenta, lo más importante está ocurriendo adentro.

Esa vibración sutil de estar vivos, de descubrir, de mirar con ojos nuevos.
Ese asombro que no depende del lugar, sino del estado interno con que miramos.

Aprender también es viajar

Pienso que lo mismo ocurre cuando aprendemos.
Estudiamos algo, y creemos que estamos conociendo una materia nueva.
Pero lo más profundo que aprendemos es sobre nosotros mismos:
qué nos gusta, qué nos mueve, qué nos deja indiferentes.

Cada aprendizaje, como cada viaje, nos revela algo de quiénes somos.

Por eso, tal vez lo que más nos falta hoy no son viajes, ni títulos, ni destinos nuevos.
Nos falta poner el centro en la persona: en lo que sentimos, pensamos y experimentamos cuando vivimos, aprendemos o amamos.

Porque viajar, al final, no es cambiar de lugar.
Es cambiar de mirada.

domingo, octubre 05, 2025

Libro Qué sabes de Nietzsche de José Rafael Hernández Arias

Friedrich Nietzsche nació en 1844, en una familia de pastores luteranos de Prusia. Su infancia fue frágil, entre mujeres —madre, abuela, tías y su hermana Elisabeth— y marcada por la muerte temprana del padre y de un hermano. Desde pequeño mostró disciplina, seriedad, y una pasión voraz por el conocimiento. Dudó pronto del cristianismo, escribió a los 14 años una autobiografía titulada De mi vida, y sintió fascinación por los griegos, Wagner, Goethe y Napoleón.

Nietzsche es, ante todo, un espíritu en rebelión contra la cultura occidental. Su crítica es demoledora. Denuncia que desde Sócrates hemos sucumbido al dominio de lo apolíneo —la razón, la medida, el control— en detrimento de lo dionisíaco: el éxtasis, la pasión, el caos vital. Esa subordinación de la vida a la razón habría, según él, envenenado el alma de Occidente.

Wagner, su amigo y luego antagonista, encarnó para Nietzsche el intento de reunir nuevamente esas dos fuerzas: el orden apolíneo y la embriaguez dionisíaca. Pero Nietzsche fue más lejos: quiso fundar una nueva filosofía, una moral más allá del bien y del mal, una afirmación rotunda de la vida.

El martillo de la crítica

El cristianismo, sostenía, debilitó a Occidente con su moral de compasión y su promesa de un más allá. Schopenhauer proponía negar la voluntad, al modo budista. Nietzsche, en cambio, gritó un sí a la vida, con todo su sufrimiento, su placer y su vértigo.

El hombre moderno, domesticado y obediente, debía ser superado por un nuevo tipo humano: el superhombre, libre, creador, capaz de vivir sin consuelo, sin Dios, sin esperanza, pero afirmando el valor de existir.

Dios ha muerto”, proclamó. Y con esa muerte, el hombre queda huérfano de fundamento, obligado a inventar sus propios valores. Es una condena y una oportunidad.

La voluntad de poder

La clave de su filosofía es la voluntad de poder, no entendida como dominio sobre otros, sino como impulso vital, energía creadora, crecimiento interior. “La vida —dice Nietzsche— es incremento de sí misma, no lucha por la existencia.”

En esa tensión vital, la moral tradicional aparece como un instrumento de los débiles, una “moral de esclavos” que exalta la humildad y la compasión, y reprime la fuerza, la afirmación, la alegría de vivir. Frente a ella, Nietzsche rescata la “moral de señores”: la de quien crea, arriesga y danza sobre el abismo.

Nihilismo y renacimiento

El nihilismo, para él, es el signo de los tiempos: el derrumbe de todos los valores. Pero distingue entre el nihilismo pasivo, que se hunde en la apatía, y el nihilismo activo, que destruye para crear de nuevo. En ese vacío, el hombre tiene la tarea más alta: configurar su vida como una obra de arte.

Tres animales del alma

En Así habló Zaratustra, Nietzsche describe tres transformaciones del espíritu:

  • El camello, que dice “tú debes” y carga con los valores heredados.
  • El león, que ruge “yo quiero” y destruye lo impuesto.
  • Y finalmente el niño, símbolo del superhombre, que crea sus propios valores y juega, libre de toda culpa.

El fuego que no se apaga

Nietzsche murió en 1900, tras años de enfermedad y locura, pero su pensamiento sigue encendiendo hogueras. Fue músico, poeta, filólogo, filósofo errante. Escribió con martillo, con danza y con relámpago.

Su verdad era incómoda: la vida no tiene sentido, salvo el que tú le das. No hay consuelo ni progreso garantizado, pero sí una posibilidad inagotable de creación.

Quizás su pregunta más vigente sea esta:

¿Qué pasaría si vivieras tu vida como si fuera una obra de arte?

sábado, septiembre 27, 2025

Libro Refranes de Gastón Soublette

Este libro se llama “Sabiduría chilena de tradición oral (refranes)”. Trata de estos textos, que son los refranes, que reflejan, proyectan, la sabiduría popular, de autores anónimos del pueblo, chilenos.

Bella tarea se ha propuesta Gastón Soublette con esta misión de recopilar refranes y analizarlos, reflexionar a partir de ellos.
Divide el libro en capítulos temáticos. El capítulo Amor, mujer y naturaleza, hay refranes como:

“Donde reina el amor sobran las leyes”. Interesante, no ? Me deja pensativo, con la convicción de que es la pura y santa verdad.

Otro: “Por lo que tiene de fuego, el amor suele apagarse”. Sabiduría pura, el amor pasional, el enamoramiento, dura un tanto, está probado científicamente por Helen Fisher

“El amor es como el agua, si algo no lo agita se pudre”. Me deja pensativo; me tinca cierto, pero cuales son las agitaciones recomendables a gestionar. Buen tema para darle vueltas.

“Cuando un hombre se enamora hasta la vergüenza pierde”. Totalmente cierto, si de hecho es capaz de dejar cagadas mayores. No se ha visto ?

Del capítulo De la sabiduría y el hombre sabio, me gustó el refrán “El corazón no miente a nadie”. Si, me parece cierto. La razón es la mentirosa, no ?

“Hombre buen hablador, nunca buen hacedor”. Si lo estamos viendo ! Similar a este es “Hay hombres vanos que tienen lengua pero no tienen manos”.

“Para saber quien es, canta el canario”. Me gustó. 

“La virtud es divina, la moral es humana”. Este me dejó pensativo.

“El agua, siendo más importante, toma la forma del vaso”. Sabiduría pura.

Del capítulo El bien y el mal, “Los vicios son virtudes que se volvieron locas”. Me parece preciso, he identifico altiro unos vicios que en pequeñas dosis son virtudes.

“Los niños y los locos dicen las verdades”. Totalmente cierto.

En el capítulo Justicia, “Con la vara que mides serás medido”. Cierto, no cierto ?

“Siempre hay uno que gana cuando otro pierde”. ¿Quién será el que ganó los MM$ 100 cuando mi amigo los perdió ?

“No es raro que a uno le falte lo que a otro le sobra”. Este es un tema no resuelto.

En el capítulo El fallado, “Al hombre se le conoce por la palabra y al buey por el asta”. Claro, por las cosas que habla, lo conocemos.

“Dime con quién andas y te diré quién eres”. Infalible.

Está bueno este, “Boca con rabia nunca será sabia”. En la misma línea, “Quien habla con ira convierte verdades en mentiras”.

Esta como que pasó de moda, “La letra con sangre entra”.

Del capítulo El destino me llama la atención, “Quien no cae no se levanta”. Hay que ir adelante, pues cayéndote aprenderás a levantarte.

“Hay que perderse para conocer el camino”. Tendrá que ver con, “Para de verdad aprender algo, enséñalo”.

Y que tal este, “La suerte de la fea la bonita la desea”.

En definitiva, un libro de un hombre sabio, como es Gastón Soublette, que nos enseña de la sabiduría popular encerrada en sus refranes.

jueves, septiembre 25, 2025

Libro El Aleph de Jorge Luis Borges

Jorge Luis Borges nació en Buenos Aires, un año antes del 1900 y murió a los 87 años. Escritor, poeta que fue quedando ciego a medida que transcurría su vida. Fue Bibliotecario (se lo debe haber leído todo) y no le dieron el premio nobel según he leído por ahí, porque aceptó una invitación del dictador Pinochet y almorzó a solas con él.

El Aleph es un libro de 17 historias breves, siendo la última, El Aleph.
La imaginación de Borges es inconmensurable. La mayoría de estos cuentos son imaginería fantástica.
El primero de ellos, El inmortal, se trata de un tribuno romano, de la época del emperador Diocleciano, que se entera de que si toma del agua de un río, se hará inmortal.
En el camino a este río se encuentra con unos tipos, uno de los cuales se le apega como un perro, al que llama Argos, que es un total desmotivado. Se entera ya al lograr él tomar de esa agua, que ese Argos había escrito la Odisea y que ser inmortal era lo peor, la total pérdida del sentido. Busca el río con el antídoto y finalmente logra volver a ser mortal.

El Zahir es otro cuento, que trata de un tipo que recibe en una transacción una moneda, el zahir, que cuando la ve, se instala en su memoria de una forma que no se la puede sacar más. El tema es la obsesión, que a muchos de nosotros en alguna etapa de nuestra vida nos puede pasar, que algo o alguien se nos instala en la memoria y no nos la podemos sacar más, ni de día ni de noche.

El muerto, es otro cuento, en que un joven de Buenos Aires comete un crimen a temprana edad. Arranca a Uruguay y ahí busca alistarse en una banda de contrabandistas que traían mercadería desde Brasil.
Lo logra y empieza a hacer una carrera en que empieza a sentir la ambición de ser él el poderoso. Lo va logrando, usa el caballo del jefe que anda lejos, se acuesta con su mujer, se gana la confianza de alguna de su gente en algunas acciones, hasta que al final se da cuenta que todo era una trampa, que lo tenían cachado y el cuenta termina en una humillante escena en que lo ejecutan.

En otro cuento, un bárbaro lombardo, se encuentra atacando la ciudad de Ravena, en el norte de Italia, en la antigüedad y al quedar deslumbrado con la maravilla de la ciudad romana, decide cambiarse de bando y muere en la confrontación.
Más adelante en el relato, es una mujer blanca, que en su juventud es capturada por los indios y se cría entre ellos. Un día llega a la capital, sola, una mujer de alcurnia se apiada de ella y la invita a volver a la gente de donde procede. Pareciera que lo piensa, pero desiste y vuelve a “los suyos”.
De dónde somos y a qué pertenecemos parece ser el tema que intriga a Borges.

El Aleph parece ser el cuento más loco de todos. Borges tuvo un amor en su juventud, un amor que lo transportó al paraíso y que de la noche a la mañana, al ir a una fiesta con ella, esta se fascina con otro hombre y abandona a Borges. En el cuento esta es Beatriz, a quien el personaje siempre amó. Ha muerto y él visita a la familia todos los años en la fecha de su cumpleaños. Ahí se encuentra con un primo de Beatriz, con el que va construyendo una relación. Un día este lo llama desesperado, van a demoler su casa, donde se encuentra un objeto preciado, el Aleph. Es como un bolón de cristal, de esos con los que uno jugaba a las bolitas cuando chico, que al plantar la vista sobre él ves toda la humanidad, pasado presente futuro, y todo al mismo tiempo y desde todas las perspectivas. es como la mirada de Dios. Borges se interna en la oscura escalera que va al sótano en qué está y siempre ha estado prohibido ir y zas, recostado en los últimos peldaños, Borges, lo ve. Y ve el universo en un solo golpe de vista. Queda deslumbrado.
Salen de ahí, se van y demuelen la casa. Nunca más se supo.

Borges era un loco maravilloso, ratón de biblioteca, erudito hasta decir basta; con una imaginación insuperable.
Agradezco haberme cruzado con este autor.
Y agradezco a la inteligencia artificial, que me ayudó a entenderlo.

lunes, septiembre 22, 2025

Coaching en IA – Fase 2: Implementaciones Prácticas

Vivimos un cambio de época. La inteligencia artificial ya no es una promesa futura: está aquí, disponible, y puede multiplicar tu productividad y creatividad. Lo que antes tomaba dos horas, ahora se resuelve en diez minutos. Incluso aquello que jamás habías considerado hacer, hoy lo puedes lograr con facilidad y resultados sorprendentes.

Este programa es la segunda fase de mi servicio de Coaching en Inteligencia Artificial. Está pensado para quienes ya tuvieron una primera aproximación y ahora quieren ir más allá, aplicando la IA en su vida diaria, en sus proyectos y también en su entorno profesional. La idea es acompañar a los participantes en la implementación práctica de la IA, descubriendo usos personalizados que aumenten su productividad, que potencien sus talentos e intereses y que, además, generen impacto positivo en la comunidad.

La metodología es simple: aprender haciendo. Cada sesión se vive con ejercicios prácticos, explorando herramientas como ChatGPT, Gemini o la creación de GPTs propios, y siempre dejando espacio a la imaginación. Porque tan importante como saber usar la tecnología es preguntarse para qué la vamos a usar. Conversar con un sabio de la antigüedad, diseñar un agente a tu medida o imaginar qué harás con el tiempo libre que la IA te regale, son parte de la experiencia.

En cuatro encuentros de una hora vamos recorriendo este camino. Primero mapeamos tu territorio personal, identificando tus tareas, intereses y habilidades para ver dónde la IA puede aportar más valor. Luego pasamos a la práctica directa, aprendiendo a usarla como copiloto en la redacción, en el aprendizaje guiado y en la exploración creativa. El tercer paso es crear tu propio asistente, un GPT adaptado a tus necesidades o a las de tu equipo. Finalmente, cerramos con una reflexión sobre el futuro: cómo aprovechar el tiempo que la IA libera, cómo darle propósito, incluso pensando en escenarios como el Ingreso Básico Universal.

El programa incluye material complementario y se puede realizar de manera presencial o, eventualmente, online. Más allá de la forma, lo que importa es el resultado: al final habrás implementado la IA en actividades concretas de tu vida personal y profesional, habrás diseñado tu propio asistente, descubrirás nuevas formas de aprender y producir, y abrirás la puerta a proyectos que trascienden lo meramente productivo.

No es un curso técnico, sino una experiencia transformadora. Lo haremos bajo la premisa de que no lo sé todo, pero aprenderé haciéndolo. Y esa, quizás, sea la mejor manera de entrar en esta nueva era de la inteligencia artificial.

sábado, septiembre 20, 2025

Del PIB al MIND: repensar el tablero de la civilización

La historia de la humanidad podría describirse como una sucesión de tableros de control. Durante siglos, las religiones, los imperios o las ideologías fueron las brújulas que nos guiaron. En la era moderna, el PIB se erigió como el indicador supremo: producción, consumo, actividad. Una cifra que, con frialdad contable, pretendía medir el bienestar humano. Pero ¿acaso lo logra? ¿Podemos reducir la vida, con toda su densidad, a un número?

Emad Mostaque propone reemplazar este panel agotado por otro que llama MIND, un acrónimo que sugiere una brújula más integral para los tiempos que vienen:

M: Materia, lo tangible, aquello que sostiene la vida.
I: Inteligencia, las ideas, el conocimiento, la imaginación.
N: Networks, las redes humanas, los vínculos, las relaciones que nos constituyen.
D: Distribución, ampliar nuestra base de sustentación en las diversidad de valores

El capitalismo, tal como lo hemos conocido, muestra grietas irreversibles. El trabajo humano, columna vertebral de identidad y sustento durante generaciones, comienza a ceder su lugar. Las inteligencias artificiales no solo reemplazarán tareas: configurarán nuevas economías, nuevos órdenes sociales, nuevas formas de valor.

Cada persona tendrá, más temprano que tarde, un agente de IA personal: un compañero digital, una especie de extensión de sí mismo. Y con ello, el dinero —esa convención tantas veces incuestionada— deberá repensarse. Quizá se nos pague no por producir, sino por ser humanos y contribuir al bien común, con IA como mediadora y garante de esa redistribución.

Nos encontramos ante un parteaguas histórico. La IA no es una herramienta más; es un cambio de juego, un acontecimiento civilizatorio.

Y entonces, ¿Qué nos queda?
Quedan tres tareas radicalmente humanas:

  1. Ampliar nuestras redes de relaciones. Porque los vínculos seguirán siendo la trama donde se juega el sentido de vivir.
  2. Conocer y usar la IA. No como amenaza, sino como aliada; aprender a dialogar con ella es aprender a dialogar con el futuro.
  3. Revisar nuestra identidad. Pues el trabajo dejará de ser la base de quiénes somos. Habrá que reinventarnos más allá de la ocupación, recuperar una noción de identidad que se sostenga en el ser, y no solo en el hacer.

El viejo tablero del PIB se agota. El MIND aparece como una propuesta aún incipiente, pero cargada de intuición: la materia, la inteligencia, las redes y la distribución como brújula para un mundo que ya se está gestando.

La pregunta es inevitable: ¿tendremos la valentía de dejar atrás las seguridades de lo conocido y atrevernos a habitar el territorio inexplorado de lo que viene?