No creo equivocarme si digo que la gente de Informática está abocada a la tarea de lo que sea en que están.
Un día a alguien se le ocurre iniciar una actividad de coaching al equipo que lidera la gerencia de Informática de una importante institución del Estado, básicamente para cohesionar al equipo, pues el desafío que tienen por delante es grande.
Trabajamos con el grupo completo, en sesiones semanales y con cada jefe, una sesión semanal de coaching individual. Ocho personas en total.
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equipo cohesionado |
Lo primero que hicimos fue hacer aparecer a la persona que cada individuo era, aparte del rol. Ello en el rito de la "
escucha atenta", donde cada uno le regala al que habla esa escucha atenta, presente, que es un gran regalo, donde quiera se practique.
Ese solo hecho, el de las presentaciones personales en grupo, los deja, aparte de asombrados muchas veces, en otro plano de conexión.
Hay un paradigma muy frecuente, que consiste en estar en lo correcto, tener la razón, que inhibe a muchas personas a hablar y a las que hablan, a disputar.
Intentamos mover ese paradigma a otro, en que cada persona es "
un observador particular", en que no hay una verdad ahí afuera, sino humanos que ven lo que ven.
Lo otro es que descubran el valor de sus particulares miradas, que desarrollen la capacidad de expresarla y el grupo cree el clima y la disposición a acoger y facilitar que esa experiencia de compartir abierta y amplia, se de.
Después los temas van saliendo solos y son los que al grupo le interesan o al gerente o incluso al coach.
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construyendo puentes |
Descubrí por ejemplo, algo que no sabía, que los informáticos suelen estar pegados en ciertos proyectos y en ciertas plataformas tecnológicas, donde son diestros. Y esto a veces por años.
Cómo están en estas cosas todo el día, llegan a su casa y lo menos que quieren es conectarse a un computador, y por eso se van quedando en una
total ignorancia del mundo que galopa alrededor de ellos.
Del mundo de las redes sociales, ese mundo que dejó la información como el eje de su ocupación, y se fue a la conversación entre los humanos, nada, o casi nada saben.
El trabajo de coaching individual apuntó a levantar
el potencial de cada persona, indagando en que mundo estaban parados y mostrando espacios, territorios de posibilidades, en donde profundizar pasiones por ejemplo, o destrabar prejuicios, conectar planos más emocionales quizás, incluso mirar y trabajar la corporalidad en otros.
No esperaban este trabajo, no lo pidieron, pero sin excepción lo acogieron abiertos a aprender. La experiencia fue notable, enriquecedora para ellos y mucho para mi.
Salieron algunos blogs de ahí que quiero destacar, blogs que apuntaban a fortalecer sus particulares identidades, ya que tenían áreas de pasión o inquietud extra laborales, que los constituían en personas de mayor riqueza o aporte a la comunidad:
Leo Ramirez,
Manuel Villegas y
Hernán Morales.
Desarrollamos un grupo con un clima de acogida, confianza y afecto, que hizo posible conversaciones de total participación, que generaban un entusiasmo del asombro de la riqueza de los aportes a veces inesperados, sin faltar nunca una dosis de humor.
Y personas más potenciadas, con mejor autovalía, con proyecciones a veces inesperadas.
Fue una experiencia para mi muy enriquecedora, que me abre el apetito para abordar a otras gerencias como equipo, cohesionarlas, potenciar a sus individualidades y abrirlas al mundo desde la emoción de la ambición o la riqueza de posibilidades.
Conclusión: trabajar con las personas de manera de traer más de ellas al lugar de trabajo, facilitar su desarrollo integral, incluido el profesional, valorar sus particulares miradas y abrir espacios para el desarrollo de sus capacidades de expresión, escucha y dimensión emocional humana, favorece no solo la productividad en las organizaciones, sino el bienestar y la humanización del lugar de trabajo.