Antes de este grupo del que quiero hablar, creamos con mi amigo Caco Salazar, un grupo de parejas, seis parejas, que duró dos años y medio, en que prácticamente el primer año nos reuníamos todas las semanas y después lo distanciamos a cada 15 días.
Mi grupo: Andrés Reutter, Caco Salazar, Gabriel Bunster, Guillermo Muñoz, Ricardo Kirsten, Dirk Holz y Klaus Heynig |
Hoy participo en otro grupo, que creamos con mi amigo Andrés Reutter, donde sus miembros fueron elegidos por mi, con pinzas. Fue muy pensado quien quería que estuviera en este grupo y uno de los ingredientes que debía tener la persona, es que mostrara un recorrido abierto al desarrollo personal y que algo hubiera carreteado en esa línea.
Estoy muy impresionado del éxito de este grupo, que son siete amigos a esta altura, que sesiona cada dos semanas, en nuestras mismas casas o departamentos, en estricta rotación.
Asistir al encuentro tiene alta prioridad para sus miembros, evento que señalan, esperan con ansias.
La invitación apuntaba simplemente a conversar en un espacio que crearíamos de franqueza e intimidad, de los temas de la vida que nos parecieran como grupo.
La primera sesión o sesión y media, se redujo a presentarnos cada uno, según una cierta pauta y con holgura de tiempo.
A continuación instalamos el rito de la escucha activa, como modus operandis, dentro de lo posible, en nuestras conversaciones. En lo fundamental ello consiste en que mientras alguien habla, nadie lo puede interrumpir, hasta que él diga, terminé. Y los demás escuchan atentamente, por supuesto sin estar mirando o atendiendo celulares.
Ser escuchado de esta forma y escuchar también de esta forma, son cosas sorprendentemente poco habituales. Y produce un potente impacto en lo que pasa en la conversación, tanto para el que habla, como para los que escuchan.
Otro ingrediente que instalamos, viene del coaching y suele nombrarse como el tema del observador. Consiste en instalar la idea de que todos somos observadores particulares de la realidad, la que en general creamos en nuestras conversaciones.
Este concepto tiene sus bemoles, pero reduce enormemente las discusiones de quien tiene la razón; lo que es espectacular, sino esencial.
Y lo otro, es que tratamos de reducir al máximo hablar acerca de temas que no están pasando por nosotros mismos.
La pregunta más frecuente es ¿qué te pasa a ti con ...", lo que hizo Jara en el partido contra Uruguay, con lo que consiguió sacaran a uno de los cracs del equipo contrario, que fue gravitante en la victoria final. Por ejemplo.
Llevamos 24 sesiones, que es el equivalente a un año de encuentros y donde cada uno ha recibido en su casa, tres veces al grupo. Y la calidad de los encuentros está notable, sin decaer un ápice.
Porqué cuento todo esto? Por que sé que el participar en este tipo de grupos es gravitante para las personas. Conectan de verdad con personas que los escuchan y muy poco juzgan. Eso quizás es la materia prima de la amistad. Y los temas que se conversan, incluyen muchas veces, a esta altura, de los temas más personales que las personas en algunos casos nunca habían conversado con nadie.
Ello dice que hemos logrado instalar ese espacio de confianza e intimidad de la invitación original.
Hay algo que pasa cunado las personas conversamos en estos espacios. Algo que es muy esencial. Algo que necesitamos.
Los grupos necesitan uno o dos personas, que hagan de líderes, en algún grado. De repente hay situaciones que manejar, que el disponer de ellos facilita el atraversarlos.
Recomiendo con fuerza el participar en este tipo de grupos, el constituirlos, el cultivarlos. No te arrepentirás.
Alguien me decía que el elegir bien a sus miembros es gravitante. Sospecho que es así.