Cuatro niveles de escucha, así de simple, son los que plantea Otto Scharmer, en el curso Transformando la empresa, la sociedad y a nosotros mismos, desde el MIT.
En el primero, escuchamos solo aquello que queremos escuchar, aquello que reafirma lo que ya sabemos, aquello que no desafía nada del mundo que hemos construido en nuestra mente.
Lo que no se aviene con lo que ya sabemos, simplemente no lo escuchamos; nunca lo oímos. Es un tipo de ceguera cognitiva. O simplemente, el otro está mal, equivocado, sin más.
Conoces esta manera de escuchar ? Bastante, diría yo. Personas que hablan contigo y no escuchan.
Bueno, a veces no es tan fácil darse cuenta de aquello; falta un instrumento de medición, algo como un escuchómetro.
A esta forma de escucha, la llaman downloading hearing, o escuchar como si lo que escucho fuera como descargar datos desde mi disco duro personal.
En el segundo nivel de escucha, lo distinto, lo que no cuadra con lo que yo se, lo escucho, lo registro, incluso tomo notas. Esa información que escucho y contradice lo que se, la capturo, porque se que es la fuente de la innovación. Pero, estoy parado en mi mismo, en el borde de mi mundo de saberes.
Esta forma de escuchar, implica una apertura mental. Requiere que suspenda esos juicios automáticos, que el nivel uno desencadena. Lo llaman Factual listening, o un escuchar atendiendo a lo fáctico, es como la mirada del científico.
El tercer nivel de escucha, es la escucha empática. En este nivel ya me salgo de mi y me meto en los zapatos del otro; miro el mundo e incluso lo siento, como el otro. Para este nivel se requiere una apertura a nivel de corazón; ya habíamos abierto la mente en el nivel anterior; aquí abrimos ademas el corazón.
Me pongo en el lugar del otro. Ello requiere bastante foco de atención, de concentración, bastante energía. No es fácil. Requiere mucha generosidad, pues significa salir de sí.
En el cuarto nivel de escucha, se va un paso más allá. Lo llaman la escucha generativa. La idea es conectar con lo que quiere emerger, ahí en el mundo, ahí, en el otro.
Requiere conectar desde un nivel más profundo de uno mismo, desde un espacio de calma interior, casi meditativo. Y desde allí atender a lo que desea ser, a lo que quiere aflorar.
Esta forma de escuchar nos remueve internamente, pues se siente como una elevación de energía interna. Incluso como una transformación de uno mismo, pues afecta el ser que somos como escuchadores.
Esto de abrirse a lo que quiere ser, nos implica y requiere ser capaces de dar el salto, hacer el movimiento, desde lo que era a lo que quiere ser. Ello significa abrir el último eslabón, que requiere romper las ataduras del miedo, al abrir la voluntad hacia el futuro, hacia lo nuevo que quiere emerger.
Este tercer nivel de escucha implica o requiere una profunda conexión con quien somos y con quien deseamos ser. Porque es desde ahí por ejemplo, que un buen coach ve en el coachee que tiene al frente, lo de él que quiere emerger.
Habla Otto Scharmer de liderar a través de un más profundo escuchar.
Y otra cosa, lo emergente aflora a su ritmo, en su tiempo; no se puede apurar. Solo se puede traer al presente, actualizar, facilitar, y esperar, tener fe, de que aflorará.
Ahora, esto de sumergirse en lo que quiere emerger, lo llaman "presencing" (no se como traducirlo) y de ahí el Presencing Institute.
Referencias:
La escucha (artículo anterior)
Aquí comparto mis impresiones y reflexiones sobre temas relacionados con el coaching profesional, que es mi actividad principal, libros que leo y otras menudencias, como una forma de compartir y propagar la conversación que estos temas generan
domingo, septiembre 27, 2015
martes, septiembre 22, 2015
Transformemos la empresa, la sociedad y a nosotros mismos - curso
Vivimos una era, en que YO, es lo máximo; MÁS, es lo mejor; y en que poderosos grupos de interés, dirigen la toma de decisiones.
Esto nos ha llevado a lo que Otto Scharmer llama, un estado de irresponsabilidad organizada.
Está emergiendo un nuevo mundo, que aún es poco claro. Que requiere conectemos con niveles más profundos de nuestra humanidad, para descubrir quien de verdad somos y quien queremos ser. Hace falta construir la capacidad de percibir (sentir) y materializar el futuro que busca aflorar.
El equipo de Otto Scharmer del MIT propone un método para avanzar, que llaman U, o ULab.
Consta de tres pasos. Primero, observar; sentir, escuchar, a niveles más profundos. Segundo, conectar con nuestros niveles más profundos de sabiduría, activando las técnicas del mindfulness. Y tercero, aprender haciendo (Guillermo, tenías razón)
La idea es conectar con lo emergente, tanto de uno mismo, como de la sociedad. Y para conocerte a ti mismo, debes salir al mundo (será por eso que nuestros hijos viajan tanto).
Su planteamiento apunta a que el cambio más importante que viene es la transformación del capitalismo.
Esto le da un espaldarazo a todos aquellos que andan humanizando la empresa.
Hará falta re-diseñar cómo nos conectamos unos con otros, con el sistema y muy importante, con nosotros mismos.
Una de las transformaciones más importantes que están pasando tiene que ver con la educación, con la manera en que aprendemos. Lo que veníamos, y seguimos haciendo, es mirar la experiencia del pasado y aprender reflexionando sobre ella.
Otto Scharmer y compañía proponen, desarrollar la capacidad de percibir, sentir, y prototipear, llevar a cabo en la realidad, cosas que sentimos que quieren aflorar; algo a lo que llaman el futuro que emerge.
Y aprender en se proceso. Aprender del futuro que emerge.
Esto no lo sabemos hacer; cómo se hace?
Bueno, ese es el viaje al que Otto Scharmer nos invita a través de su curso, en formato MOOC, que llama Transformando los negocios, la sociedad y a uno mismo, del que estoy hablando.
En el equipo del MIT detrás de este curso, están nada menos que Peter Senge y Joe Jaworski, entre otros. Y exponen sus fuentes de inspiración donde nombran a Henry Thoreau y a Christopher Clark, que realmente vale la pena salir a husmear.
Estos cursos, están sacando el proceso de aprendizaje de las salas de clases y las están llevando afuera, a la calle, a las casas, adonde quiera estés.
Afinando la puntería señalan, que el desafío es conectar la cabeza (donde hemos estado últimamente) y las manos, con la inteligencia del corazón. La emoción, ese tema que los ingenieros no pasamos en la universidad.
Otto Scharmer señala que en su experiencia, ha visto que los nuevos emprendedores y creativos, aspiran a que en sus creaciones conecten desde la pasión y saber que lo que hacen, aporta a construir un mundo mejor, más justo, más saludable, más sustentable. Pasión y compasión; si, son emociones.
Y lo más sorprendente, ponen en el centro, el conocimiento de si mismo. Porque piensan que el éxito de una intervención (emprendedora, consultiva o de liderazgo) depende de la condición del ser, del desarrollo interior, del interventor.
Tendremos que indagar, en este viaje del curso, quien soy yo, cual es mi potencial, y cual es mi trabajo, lo que me apasiona, orientado al mundo que quiero ayudar a construir.
Y rematan diciendo que nadie entre a este curso que no piense y crea, que el mundo que tenemos alrededor, el mundo que hemos creado, es reflejo del interior que hemos sido.
Estoy inscrito en este curso, lo recomiendo mucho y me sorprende la cantidad de chilenos que ya están en el Hub chileno de este curso.
No te lo pierdas.
Esto nos ha llevado a lo que Otto Scharmer llama, un estado de irresponsabilidad organizada.
Está emergiendo un nuevo mundo, que aún es poco claro. Que requiere conectemos con niveles más profundos de nuestra humanidad, para descubrir quien de verdad somos y quien queremos ser. Hace falta construir la capacidad de percibir (sentir) y materializar el futuro que busca aflorar.
Otto Scharmer |
Consta de tres pasos. Primero, observar; sentir, escuchar, a niveles más profundos. Segundo, conectar con nuestros niveles más profundos de sabiduría, activando las técnicas del mindfulness. Y tercero, aprender haciendo (Guillermo, tenías razón)
La idea es conectar con lo emergente, tanto de uno mismo, como de la sociedad. Y para conocerte a ti mismo, debes salir al mundo (será por eso que nuestros hijos viajan tanto).
Su planteamiento apunta a que el cambio más importante que viene es la transformación del capitalismo.
Esto le da un espaldarazo a todos aquellos que andan humanizando la empresa.
Hará falta re-diseñar cómo nos conectamos unos con otros, con el sistema y muy importante, con nosotros mismos.
Una de las transformaciones más importantes que están pasando tiene que ver con la educación, con la manera en que aprendemos. Lo que veníamos, y seguimos haciendo, es mirar la experiencia del pasado y aprender reflexionando sobre ella.
Otto Scharmer y compañía proponen, desarrollar la capacidad de percibir, sentir, y prototipear, llevar a cabo en la realidad, cosas que sentimos que quieren aflorar; algo a lo que llaman el futuro que emerge.
se agrega la mirada sobre uno mismo |
Esto no lo sabemos hacer; cómo se hace?
Bueno, ese es el viaje al que Otto Scharmer nos invita a través de su curso, en formato MOOC, que llama Transformando los negocios, la sociedad y a uno mismo, del que estoy hablando.
En el equipo del MIT detrás de este curso, están nada menos que Peter Senge y Joe Jaworski, entre otros. Y exponen sus fuentes de inspiración donde nombran a Henry Thoreau y a Christopher Clark, que realmente vale la pena salir a husmear.
Estos cursos, están sacando el proceso de aprendizaje de las salas de clases y las están llevando afuera, a la calle, a las casas, adonde quiera estés.
Afinando la puntería señalan, que el desafío es conectar la cabeza (donde hemos estado últimamente) y las manos, con la inteligencia del corazón. La emoción, ese tema que los ingenieros no pasamos en la universidad.
Otto Scharmer señala que en su experiencia, ha visto que los nuevos emprendedores y creativos, aspiran a que en sus creaciones conecten desde la pasión y saber que lo que hacen, aporta a construir un mundo mejor, más justo, más saludable, más sustentable. Pasión y compasión; si, son emociones.
Y lo más sorprendente, ponen en el centro, el conocimiento de si mismo. Porque piensan que el éxito de una intervención (emprendedora, consultiva o de liderazgo) depende de la condición del ser, del desarrollo interior, del interventor.
Tendremos que indagar, en este viaje del curso, quien soy yo, cual es mi potencial, y cual es mi trabajo, lo que me apasiona, orientado al mundo que quiero ayudar a construir.
Y rematan diciendo que nadie entre a este curso que no piense y crea, que el mundo que tenemos alrededor, el mundo que hemos creado, es reflejo del interior que hemos sido.
Estoy inscrito en este curso, lo recomiendo mucho y me sorprende la cantidad de chilenos que ya están en el Hub chileno de este curso.
No te lo pierdas.
lunes, septiembre 07, 2015
Santiago Despierta, segunda versión
Asisto el viernes pasado al segundo encuentro de Santiago Despierta, en el Hyatt. Voy entusiasmado, contento, pues espero pasarlo tan bien como la vez pasada, en junio.
Uno de los aspectos relevantes para mi de estas citas, es que me encontraré y me encontré con un lote de personas, que andan en temas parecidos a los míos y que ocurre que estos eventos resultan ser una importante instancia de encuentro.
Al entrar me encuentro con la Pilar Izquierdo e Ian Contreras, que me saludan con la efusividad y afecto habitual. Al hacer la cola de registro me encuentro con Miguel Galmes y la Pía Guzman, con quien me sentaré al lado en el primer evento, con el key speaker internacional Mario Alonso Puig.
Para llegar al asiento que eligió la Pía tuve que pedirle pasada a Mauricio Malbran, con quien almorzaría y conversaría ahí profusamente. Divisé más allá a Pedro Arellano, a quien no tuve oportunidad de saludar, pues parece que después de esta charla, se retiró.
Mario Alonso es un speaker clase mundial. Habla ese español de España, que tanto nos gusta a los chilenos. Se maneja con soltura por sus temas, poniendo una relajada emoción en todo lo que dice, que acompaña con una teatralidad que le confiere a su charla la categoría de espectáculo.
Me llama la atención lo mucho que trae a colación la neurociencia, que entiendo al final, está poniendo desde esa área del conocimiento científico, la emoción en el centro y por sobre la racionalidad. Y eso solo, me parece un cambio paradigmático brutal.
Dirá que el mundo emocional es el que manda en los procesos mentales.
Me parece un cambio revolucionario, aunque lo vengo escuchando desde hace un rato, pero que lo diga la neurociencia le da un peso que no se puede despreciar.
Y la gestión de nuestros pensamientos, de manera que se mueva por lo positivo, lo propositivo, y lo más importante, bajo en el nivel de juicios, son las principales recomendaciones de Mario, para ir bien por la vida.
Da una pauta de transformación, con pasos como conocerse, comprenderse, superarse y trascenderse, pues cree a pie juntillas que el cambio es posible y quizás lo principal, encontrar el águila que todos encerramos, a pesar de vivir en jaulas para gallinas.
Y nunca sacrificar la libertad por la seguridad.
De ahí pasé a mi circuito de charlas, correspondientes al color rojo que me tocó, con un mago increíble, Juan Esteban Varela.
Mago desde los seis años, dedicado a ese oficio como su profesión de base, de desplazamiento internacional, con aparte, un hobby, las leyes, pues de pasada se tituló de abogado, profesión que no ejerce.
Aparte de ser un extraordinario mago, que me dejó perplejo más de una vez, es un interpelador profesional en el sentido de preguntarte por si estás o no en tu pasión, o elemento en el lenguaje de Ken Robinson. Cuándo te decidirás por ello y cuando aumentas tus horas semanales a aquello.
Por suerte estoy en mi pasión porque si no, me habría sentido incluso presionado, como sospecho alguno se puede haber sentido, aunque con un humor y buena onda notable.
Después me tocó la Layla Raña, una profesora de teatro, enfocada en enseñarnos como mejor respirar y experimentar los efectos de distintas formas de respirar con el hablar o incluso el cantar.
Si, nos mantuvo toda la sesión de pie, haciendo cosas, yendo y viniendo, con un final en que cada uno le cantaba al del lado, cuanto lo amaba, en un solo que todos atendían y que no pasó desapercibido por nuestra biología sin dejar huella.
Fue tal mi sorpresa y fascinación con la materia de su enseñanza, que le pedí nombre, mail y teléfono, para considerar seriamente meterme en alguno de sus talleres.
Excelente.
Y para terminar Marco Palma, que en un tono más espiritual oriental, nos sometió a distintas experiencia, como la de pararnos frente a una persona, mirándonos en silencio, por su buen minuto, para luego cambiar, unas cinco veces de persona. El último de esa secuencia, sería mi partner en un ejercicio de dibujo en bloc de colegio, con lápiz y luego lápices de colores. Mi partner comentaba libremente mis obras de arte y lo mismo hacía yo con la suyas.
Mientras nosotros dibujábamos absortos, Marco leía de cuando en vez, frases profundas, trascendentes, que penetraban en nuestra mentes en estado de apertura por el ejercicio.
No se que huellas dejaron todas estas cosas, pero sospecho que más de las que yo sospecho.
De ahí nos fuimos al salón principal, donde volvimos a hacer el rito del evento de junio, donde en un ambiente de penumbras, circulaba una barca luminosa, donde todos íbamos depositando nuestros propósitos para la vida. Mientras esto ocurría, Ian Contreras decía algunas palabras, en forma intermitente con una cantante lírico ancestral, al otro lado de la pista.
Cerraron el día el matrimonio de Paulina Sepulveda y Alejandro Magni, después de lo cual concluimos y yo recorrí el lugar abrazando y despidiéndome de varias personas.
Un día para recordar y pensar, sentir y reflexionar en sus efectos al ser. Una profunda experiencia.
Uno de los aspectos relevantes para mi de estas citas, es que me encontraré y me encontré con un lote de personas, que andan en temas parecidos a los míos y que ocurre que estos eventos resultan ser una importante instancia de encuentro.
Para llegar al asiento que eligió la Pía tuve que pedirle pasada a Mauricio Malbran, con quien almorzaría y conversaría ahí profusamente. Divisé más allá a Pedro Arellano, a quien no tuve oportunidad de saludar, pues parece que después de esta charla, se retiró.
Mario Alonso es un speaker clase mundial. Habla ese español de España, que tanto nos gusta a los chilenos. Se maneja con soltura por sus temas, poniendo una relajada emoción en todo lo que dice, que acompaña con una teatralidad que le confiere a su charla la categoría de espectáculo.
Mario Alonso Puig |
Dirá que el mundo emocional es el que manda en los procesos mentales.
Me parece un cambio revolucionario, aunque lo vengo escuchando desde hace un rato, pero que lo diga la neurociencia le da un peso que no se puede despreciar.
Y la gestión de nuestros pensamientos, de manera que se mueva por lo positivo, lo propositivo, y lo más importante, bajo en el nivel de juicios, son las principales recomendaciones de Mario, para ir bien por la vida.
Bran, yo y otro Viejoven |
Y nunca sacrificar la libertad por la seguridad.
De ahí pasé a mi circuito de charlas, correspondientes al color rojo que me tocó, con un mago increíble, Juan Esteban Varela.
Mago desde los seis años, dedicado a ese oficio como su profesión de base, de desplazamiento internacional, con aparte, un hobby, las leyes, pues de pasada se tituló de abogado, profesión que no ejerce.
Aparte de ser un extraordinario mago, que me dejó perplejo más de una vez, es un interpelador profesional en el sentido de preguntarte por si estás o no en tu pasión, o elemento en el lenguaje de Ken Robinson. Cuándo te decidirás por ello y cuando aumentas tus horas semanales a aquello.
Por suerte estoy en mi pasión porque si no, me habría sentido incluso presionado, como sospecho alguno se puede haber sentido, aunque con un humor y buena onda notable.
Después me tocó la Layla Raña, una profesora de teatro, enfocada en enseñarnos como mejor respirar y experimentar los efectos de distintas formas de respirar con el hablar o incluso el cantar.
Si, nos mantuvo toda la sesión de pie, haciendo cosas, yendo y viniendo, con un final en que cada uno le cantaba al del lado, cuanto lo amaba, en un solo que todos atendían y que no pasó desapercibido por nuestra biología sin dejar huella.
Fue tal mi sorpresa y fascinación con la materia de su enseñanza, que le pedí nombre, mail y teléfono, para considerar seriamente meterme en alguno de sus talleres.
Excelente.
Y para terminar Marco Palma, que en un tono más espiritual oriental, nos sometió a distintas experiencia, como la de pararnos frente a una persona, mirándonos en silencio, por su buen minuto, para luego cambiar, unas cinco veces de persona. El último de esa secuencia, sería mi partner en un ejercicio de dibujo en bloc de colegio, con lápiz y luego lápices de colores. Mi partner comentaba libremente mis obras de arte y lo mismo hacía yo con la suyas.
el mago Juan Esteba Varela |
No se que huellas dejaron todas estas cosas, pero sospecho que más de las que yo sospecho.
De ahí nos fuimos al salón principal, donde volvimos a hacer el rito del evento de junio, donde en un ambiente de penumbras, circulaba una barca luminosa, donde todos íbamos depositando nuestros propósitos para la vida. Mientras esto ocurría, Ian Contreras decía algunas palabras, en forma intermitente con una cantante lírico ancestral, al otro lado de la pista.
Cerraron el día el matrimonio de Paulina Sepulveda y Alejandro Magni, después de lo cual concluimos y yo recorrí el lugar abrazando y despidiéndome de varias personas.
Un día para recordar y pensar, sentir y reflexionar en sus efectos al ser. Una profunda experiencia.
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